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¿BAUTISMO PARA QUÉ?


Primero fue el bautismo de agua- fluminis. Después vinieron el bautismo de deseo-flaminis– y el de sangre-sanguinis. Después vino el bautismo implícito  del  Catecismo- CIC ,que a todo quisque se le puede suponer. Por último una Comisión Teólogica creada al efecto dictaminó/sugirió (contra el Magisterio infalible de la Iglesia) en favor de , que gracias a la Misericordia divina, se salvarían los niños – y los fetos, por lo que el aborto sería una obra de misericordia– muertos sin bautizar. Después  vino lo de los cristianos anónimos de Karl Rahner. Después sería lo del casi-Cardenal- con nombramiento del Magno– de la Santa Iglesia, von Balthasar: el infierno está vacío. No es extraño que surgieran «misioneros» que tergiversando el anuncio de Cristo para salvación eterna de los creyentes, anunciaran la marxista Teología de la Liberación. Ahora toca el turno a la Teología de la inculturación con resonancia de las conciliares vaticanosegundistas Nostra Aetate y Ad Gentes.

Ahora, por fin, han llegado los misioneros que no bautizan y hasta se jactan de que nunca han bautizado, que piensan frente al mandato explícito de Cristo  Id y predicad..los que creyeren y se  bautizaren se salvarán...- que  ¿Bautizar para qué?.

Como nos cuenta  la antropóloga Silvia Zaccaria  , «Sabatini respondía a aquel monseñor ansioso por saber cuántos yanomami había bautizado: por gracia del Buen Dios, NINGUNO….No bautizamos a ningún yanomami –declara Sabatini– porque estábamos convencidos de que no tenía sentido bautizar a la persona….

Pero como dijo la Eterna Verdad, «Quien no naciere del agua y del Espíritu- ex údatos kai Pneúmatos– no entrará en el Reino de los cielos» (Jn 3, 5)

En la Amazonia al servicio del hombre

Tomado de Vatican Insider

La agencia Adista presenta el increíble testimonio cristiano del misionero de la Consolata, el padre Sabatini, que dedicó su vida a las poblaciones indígenas y que ahora cuenta su experiencia con un ensayo

LUCA ROLANDI
ROMA

Indios Yanomami

A los 90 años de edad, el misionero de la Consolata Silvano Sabatini, que se comprometió durante 40 años con los indígenas de la Amazonia brasileña, tiene mucho que contar: sobre su «vida “rebelde” en el filo de la navaja», sobre su valiente, estimulante, desestabilizadora «estancia con el Otro», sobre el sentido de la Misión, con todas sus tensiones, contradicciones y complejidades (en un momento en el que la reconsideración de la actividad misionera de la Iglesia parece muy urgente y actual).

Todo ello en el libro-testimonio, “El sacerdote antropólogo. Entre los indígenas de la Amazonia” (Ediesse, Roma 2011), escrito en colaboración con la antropóloga Silvia Zaccaria, comprometida desde hace años con su investigación de campo entre los indígenas de la Amazonia brasileña.

La periodista Claudia Fanti cuenta algunos episodios y cita las palabras del superior general de los Misioneros de la Consolata, Stefano Camerlengo, «conjuga y armoniza los dos espacios de investigación, imprescindibles e inseparables, que siempre deben ser la referencia de todos los misioneros: el hombre y Dios», para poder «encontrar al hombre buscando a Dios» y para «buscar al hombre para poder encontrar a Dios». Un libro que, como indica en la introducción Antonio Colajanni, profesor de Antropología de la Universidad La Sapienza de Roma, cuenta la vida de un misionero «que se pone a prueba, que se transforma con la experiencia del contacto intercultural, que tiene valentía, tenacidad y fuerza para luchar por lo que considera justo».

En el libro se habla mucho del «desastre cultural» provocado por la orientación asimilacionista de los misioneros poco iluminados, que ha complicado mucho la acción de los grupos de los misioneros de Catrimani (en medio de la selva tropical brasileña), que se centra en la elaboración de un «proyecto político-teológico de emancipación», mediante la defensa de la “maloca”, la casa común, «como lugar histórico-social, pero también mítico-teológico de la realidad indígena», la total aceptación del mito y de su valor objetivo, al que Sabatini se ha sumado con toda su fe y su inteligencia humana.

Un proyecto que tiene una visión radical de la evangelización que se expresa de forma única: «No bautizamos a ningún yanomami –declara Sabatini– porque estábamos convencidos de que no tenía sentido bautizar a la persona fuera de la comunidad y que es la cultura la que debe ser evangelizada: el hombre tiene derecho de tener su cultura y debe encontrar en ella la forma para expresarse cristianamente. Bautizar fuera de la comunidad habría significado crear en el bautismo una doble personalidad». Motivo por el que, cuenta Zaccaria, «Sabatini respondía a aquel monseñor ansioso por saber cuántos yanomami había bautizado: por gracia del Buen Dios, NINGUNO
».

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6 respuestas »

  1. Gracias por traer este testimonio (anti):

    Es uno de los mejores retratos de la situación actual de la Misión «Ad Gentes». Es una muestra valiosa ,que no requiere añadir más comentarios, y que deja al desnudo y sin pudor el estado del trabajo específicamente consagrado a la evangelización en los pueblos que aún no conocen a Cristo, tras el CVII, Asís I,II, III, IV, ….ad nausam y el hiper inflaccionario palabrarío circetirista del magisterio de los últimos 50 años, salvo excepciones. Lo divulgaré, si me lo permite.

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  2. Sofronio, gracias por su comentario. Ud. y cualquiera puede divulgar lo que quiera de este blog, citándolo o sin citarlo. Como dijo Cristo a otro propósito «No se lo impidáis».. y San Pablo «lo «importante es que Cristo sea predicado». Los puntillos de honra por los que algunos muestran su disgusto de no ser citados o guardan para sí lo que Cristo nos dio gratis, hacen mucho daño a la causa de Cristo. Por otra parte la autocomplacencia y vanidad en lo propio nos roba el mérito sobrenatural y lo que es más importante la mirada complaciente de Dios. Dios sea loado siempre y nosotros seamos desconocidos y pisoteados por el mundo.
    Este blog es uno de los más humildes de la Web y está hecho solamente pensando en el honor divino y la profesión de Fe y de lo que cree o piensa el autor. Que por otra parte está en el anonimato.

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  3. Artículo que me trae a la memoria la polémica suscitada por el P. Feeney en los años ´50, en la que negaba que el bautismo de sangre y el de deseo pudieran salvar a los que no habían recibido el de agua, y sostenía que todo el que no hubiese recibido este último se condenaba irremisiblemente, en aplicación estricta del adagio «fuera de la Iglesia no hay ninguna salvación.»

    Este sacerdote jesuita fue condenado por el Santo Oficio en 1953, puesto que se admite generalmente que es posible que las personas no pertenezcan visiblemente a la Iglesia, pero sí puedan hacerlo invisiblemente, en la medida en que conocen a Dios que se les revela, y practican la Ley moral natural, en la medida en que la conocen.

    El P. Feeney fue excomulgado no por sostener una interpretación rigorista de la doctrina de la Iglesia, sino por no haberse presentado a las tres citaciones del Santo Oficio para poderse explicar personalmente. El caso es que fue «reconciliado» en 1974, sin que se le exigiera abandonar sus opiniones.

    Interesante precedente para el caso actual en que se ofrece a la HSSPX una reintegración en la iglesia conciliar, sin que tengan que abandonar sus posiciones adversas ante el Vaticano II y demás…

    Como en otros muchos casos, la Iglesia suele mantenerse durante mucho tiempo en una posición intermedia, sin definir claramente la cuestión en litigio, ni condenar demasiado severamente los extremos, mientras éstos no ponen en peligro la Fe.

    En uno de los extremos podemos encontrar a los Hermanos Dimond, activísimos en difundir las ideas del P. Feeney, junto con otras aún más discutibles, mientras que en el otro tenemos a impresentables como este «misionero», que merecería el más severo anatema si todavía tuviésemos algo parecido a una verdadera jerarquía eclesiástica.

    No es casualidad que Nuestra Señora hiciera ver a los pastores de Fátima el infierno, con las numerosísimas almas que a cada instante caen el él, o que hablara en Garabandal de los muchos que iban por el camino de perdición y condenaban a muchos otros…

    Como siempre han dicho los santos: Si ya es difícil salvarse a un católico, con la Fe y los medios sobrenaturales de la Iglesia, calculen para un pagano, o peor para un hereje o un cismático…

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  4. A Eusebio le presento este argumento que refuta los llamados «bautismo de deseo/sangre».

    Sabemos que es DOGMA fuera de la Iglesia no hay salvación. Y también sabemos que ES UN MANDATO DE DIOS que TODOS deben ser bautizados en agua.

    Catecismo del Concilio de Trento, Del bautismo – necesidad del bautismo, pp. 176-177: “Mas aunque debe considerarse muy útil a los fieles el conocimiento de todas las cosas que hasta aquí se han explicado, con todo nada puede parecer más necesario que enseñarles que LA LEY DEL BAUTISMO HA SIDO IMPUESTA POR DIOS A TODOS LOS HOMBRES, de tal manera que, si no renacen para Dios por la gracia del bautismo, serán engendrados por sus padres, sean fieles o infieles, para la desgracia y muerte eterna, por lo tanto, explicarán los párrocos con muchísima frecuencia lo que se lee en el Evangelio: Quien no renaciere del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3, 5)”.

    Catecismo del Concilio de Trento, Comparaciones entre los Sacramentos, p. 154: “… el Salvador declaró por las siguientes palabras que el bautismo es necesario a todos, sin ninguna excepción: Quien no renaciere del agua y del Espíritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3, 5)”.

    Por lo tanto, si es necesario a todos recibir el bautismo “celebrado en agua” (Papa Clemente V, Concilio de Vienne), y este sacramento ES UN MANDATO DE DIOS. ¿Qué nos dice el Concilio de Trento acerca de los mandatos de Dios?

    Papa Paulo III, Concilio de Trento, sesión 6, cap. 11 sobre la justificación, ex cathedra: “… nadie debe usar de aquella voz temeraria y por los Padres prohibida bajo anatema, que los mandamientos de Dios son imposibles de guardar para el hombre justificado. PORQUE DIOS NO MANDA COSAS IMPOSIBLES, sino que al mandar avisa que hagas lo que puedas y pidas lo que no puedas…” (Denzinger 804).

    Entonces, ¿qué es lo que dice el “bautismo de deseo”? Enseña que si a alguien le es IMPOSIBLE recibir de hecho el bautismo de agua, puede suplir el solo deseo por el bautismo

    Conclusión del concepto del “bautismo de deseo”: Dios MANDA cosas IMPOSIBLES.

    ¿No ven la contradicción? Este solo argumento es suficiente para refutar el bautismo de deseo y sangre. La Iglesia ha definido que es absolutamente necesario recibir el bautismo en agua. Es decir, no hay otros medios, no hay bautismo de deseo, no hay bautismo de sangre, sólo hay “un bautismo” (Ef. 4, 5).
    Miren como el Doctor de la Iglesia, San Gregorio Nacianceno (329-389), rechaza claramente el concepto del bautismo de deseo.

    San Gregorio Nacianceno, 381 d.C.: “Sin embargo otros no pueden recibirlo, posiblemente por causa de la infancia, o alguna circunstancia perfectamente involuntaria que les impide recibir el don, incluso si lo desean
    “Si sois capaz de juzgar a un hombre que tiene la intención de cometer un asesinato, tan sólo en su intención y sin ningún acto de asesinato, entonces también podéis considerar como bautizado a quien deseó el bautismo, sin haber recibido el bautismo. Pero, ya que no podéis hacer lo primero, ¿cómo podéis hacer esto último? Yo no veo cómo. Si os parece, digámoslo de esta manera: si en vuestra opinión el deseo tiene el mismo poder que el bautismo real/, entonces haced el mismo juicio con respecto a la gloria. Entonces os podéis contentar con anhelar la gloria, como si ese mismo anhelo fuese la gloria. ¿Sufrís algún daño por no alcanzar la gloria real, con tal que tengáis un deseo de ella?”

    Le sugiero que lea todo nuestro libro donde refutamos sus falsas argumentaciones en nuestra página web vaticanocatolico.com: http://www.vaticanocatolico.com/fuera_de_la_iglesia_no_hay_salvacion.php

    Sinceramente,
    Monasterio de la Sagrada Familia

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  5. Se me olvido colocar esta otra cita del Catecismo del Concilio de Trento:

    Catecismo del Concilio de Trento, Del Bautismo: “Porque están conformes los sagrados escritores que, después de la resurrección del Señor, CUANDO MANDA A LOS APÓSTOLES: Id e instruid a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, desde entonces todos los hombres, que habían de conseguir la salvación eterna, comenzaron a estar obligados a LA LEY DEL BAUTISMO”.

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  6. Estimados hermanos de vaticanocatólico:

    No sabiendo si era deseo del blogger empezar aquí una discusión sobre este importantísimo tema, redacté mi comentario precisamente para mostrar que su posición no ha sido condenada como tal por la Iglesia, sino que era ocasión de una sana controversia entre los doctores católicos, susceptible de llevar a cabo un verdadero progreso en la mejor comprensión y expresión del dogma católico, semejante a lo ocurrido con la secular controversia sobre la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, cuyo sabroso fruto fue la definición de 1854, o la De Auxiliis, sobre la Gracia, que acabó, al menos de momento, en tablas.

    Siempre fue legítima en la Iglesia la discusión de estos temas, mientras no se pusiera en peligro la Fe, con proposiciones demasiado arriesgadas, ni la caridad, calificando sistemáticamente a los adversarios de herejes, cuando la Iglesia aún no los calificaba como tales.

    Ejemplo de ello fueron las disputas sostenidas por mi Padre san Jerónimo, y el gran san Agustín, que no sólo no lesionaron la caridad, sino que unió a estos santos, en la tierra como en el Cielo, y a sus respectivas familias religiosas.

    Aunque ya conocida en parte, seguiré su consejo y estudiaré detenidamente su magna obra, con la esperanza de poder llegar a una convicción seria, firme y fundamentada sobre un tema que me sume en cierta perplejidad, ya que si por una parte, sus argumentos me inclinan hacia su tesis, argumentos como éstos:
    http://www.cmri.org/span-02-baptism_desire_quotes.html

    resultan muy poderosos en aceptar ciertas posibilidades, más o menos remotas.

    Estaré sin embargo perfectamente de acuerdo con Udes en que se ha abusado escandalosamente de estas posibilidades para obliterar casi por completo la doctrina ordinaria sobre la necesidad tanto del bautismo como de la Fe católica, como regla general y obligatoria, para quien quiera ser salvo.

    No caben aquí cristianos anónimos, ni uniones generales a Cristo por la sola Encarnación, ni infiernos vacíos, ni optimismos antropológicos para los cuales casi todo el mundo se salvaría, de modo casi automático.

    El sano sentido común nos indica que es probable que la mayor parte de los descendientes de Adán se condenen. No son pocos los que han tratado del pequeño número de los elegidos, sin por ello ser jansenistas…

    Tendré sumo gusto en comunicarles las reflexiones que me suscite la lectura de la obra que tan atencionadamente me han sugerido.

    Siempre en unión de afanes y oraciones, In IHESU et MARÏA.

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