[Mensaje enviado por la Hna. María. En su opinión es lo que posiblemente ocurrió. El trabajo siguiente es un resumen de lo que verosímilmente ocurrió desde hace siglos a la actualidad, con especial énfasis en los pontificados desde Pío XII hasta el actual. Lo subo en esta entrada para ilustración de los lectores. Todo debe ser tomado con sentido crítico]
Un estudioso y analista del tema me envió el siguiente trabajo. Creo que tiene razón…
LA IGLESIA SINÁRQUICA o del ANTICRISTO
NATURA NON FACIT SALTUS. LA MAFIA JUDAICA Y SUS MASONES, TAMPOCO
“En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no le conoció. Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron; y a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”.
La mafia judaica o Anticristo, nacida a raíz de la llegada de los Magos de Oriente a Jerusalén; hecho que turbó al rey Herodes y toda Jerusalén con él, actuó trescientos años promoviendo persecuciones contra los cristianos, hasta que Nuestro Señor, por medio de Constantino inició la plenitud del Reino Mesiánico, el cual sometió al control eclesiástico a todo occidente y mesoriente. Los grandes concilios ecuménicos y los Iliberitanos, pusieron en raya a la mafia europea; esto duró en el entorno de mil años: del siglo IV al XV. A partir de la expulsión de España en 1492, se diseminaron por todo oriente y occidente, y comenzaron a planear un sutil ataque, que buscaba, ante todo, llegar al dominio de la Sede Romana. En el siglo XII, habían logrado, con dineros, colocar uno de los suyos en ella. El plan fue poco planeado y se derrumbó.
En cambio, a partir del 1500, el plan estuvo bien programado, armado de paciencia y tino. Como dice Malachi Martin, vino a concretarse en el siglo XX, el asalto eficaz, trabajado durante cuatrocientos años. Esa concreción, comenzó en los siglos XVIII y XIX, por infiltración programada en los cleros. Esa infiltración, engendró el modernismo, que fuera silenciado por Pío X. Al morir éste y a la sombra de los conflictos armados, rebrotó.
Concomitante y subrepticiamente, lograron ocupar algunos puestos elevados en la Curia , como fue el caso del masón Rampolla, que casi hubo de ser electo como pontífice. La mafia no se arredró, ni perdió su paciencia, y continuó con su juego infiltratorio. Ya en el siglo XX, a raíz de la derrota de Alemania, la mafia que gobernaba totalmente en Rusia y controlaba todos los movimientos comunistas, logró un amplio dominio en Italia, dada la muerte del Duce y el vuelco de aquélla, a favor de los “aliados”; todos ellos dominados, enteramente, por la mafia.
Conjeturamos con alta probabilidad, que en ese entonces chantajearon a la Santa Sede. Los que éramos mayores en esa época, fuimos testigos de la ansiedad que ella vivía. Se hablaba entonces de un traslado hacia la Argentina. Nuestra conjetura y consiguiente historia, hacen suponer que el chantaje fue resuelto por la aceptación por Pío XII de elevar a la púrpura a Roncalli (sospechoso de herejía en el Santo Oficio, masón y pro socialista, como se muestra ad infra) y que en lugar de castigar a Montini, conocido por su colaboración con el comunismo, enviándolo a una Trapa, alejándolo del mundo, lo nombrara Arzobispo de Milán; cosa que lo catapultaba al cardenalato y pontificado.
Veamos los dos casos:
El de MONTINI es conocidísimo, ya que tuvo de secretario y conexión con los líderes comunistas, a Tondi; jesuita y miembro de la KGB. Pío XII contrató un agente francés de contraespionaje, que lo descubrió. A Tondi lo metieron preso, pero al mandante, le dieron la sede de Milán; la segunda en importancia en Italia.
El de RONCALLI:
Santo Oficio:
De la “gran guerra” (1915-1918) don Roncalli salió indemne. No fue así de otra “guerra”, no material sino espiritual: la que san Pío X, hizo a la herejía modernista durante todo su pontificado, de 1903 a 1914. En esta “guerra” contra el modernismo y los modernistas (el papa sabía bien que los errores no existirían si no hubiera errantes para profesarlos), Roncalli fue aprehendido por el cardenal De Lai que comienza, precisamente en junio de 1914, a sospechar de la ortodoxia del futuro Juan XXIII
Masonismo:
Yves Marsaudon: masón y autor francés, afirma que Roncalli (Juan XXIII) se convirtió en masón grado treinta y tres cuando era nuncio en Francia. Mary Ball Martínez [*] escribió que los guardias republicanos franceses, habían dicho: “… que el nuncio (Roncalli) vestido de civil; abandonaba su residencia para asistir a las reuniones nocturnas, de los jueves, del Gran Oriente de Francia.
Socialismo:
La foto que sigue, muestra su pro socialismo. No sólo, se ve en claro el hecho, sino que sorprende grandemente, que Pío XII lo haya aceptado. Lo normal, es que el birrete, lo imponga el propio pontífice; rebajar de este honor, y aceptar y forzar, que se lo entregue un notorio socialista anticatólico, prueba que ya eran dueños de la Curia.
De ahí en más, la carrera fue una recta final a toda velocidad; nombramiento de Roncalli; ruptura con el Magisterio; elección de Montini forzada por la B ’nai B’rith; sucesión de actos destructores mientras se lamentaba de boca, de los resultados que impulsaba; y hasta forzó en vida, la elección de Wojtyla.

Angelo Roncalli, electo cardenal, insistió en recibir su birrete cardenalicio de manos del conocido notorio y conocido anticatólico y anticlerical Vincent Auriol (masón), Presidente de la Cuarta Republica Francesa 1946-1954 (que era un honesto socialista)
La ruptura con el Magisterio y subsiguiente disposición de ánimo de no castigar a los herejes, produjo una decadencia total al medio eclesial.
A la muerte de Roncalli, la Curia ya no era libre, cosa que se muestra por lo ocurrido en Cónclave, pues, habiendo sido elegido el Cardenal Siri, suspendieron el trámite; debido a que un compinche, exigió que antes de hacerlo público, debía consultar la B ’nai B’rith. La respuesta de éstos, forzó la elección de Montini. Hecho que muestra la invalidez de esa elección.
Éste por su parte, se amañó con la mafia judaica, para que fuera sucedido por Wojtyla. No es que Wojtyla fuera más judaizante que Montini, sino que jugó esa carta con toda libertad, no habiendo energías en la Curia para hacerle frente. Organizó la abominación de Asís en 1986, con el antecedente de una reunión previa en setiembre, que fue organizada para que el príncipe de Edimburgo, renegara públicamente de Nuestro Señor; no en representación de anglicanos, sino de Roma misma.
Esto ya fue un a muestra descarada de la Iglesia Sinárquica. Un paso más, dio Ratzinger a los 25 años de la primera abominación, en 2011. En un cuadro similar, agregó ateos.
En el 2013
Pero el 30 de setiembre confirmó que en abril/2014 iba a canonizar a dos usurpadores de la Santa Sede , lo que constituye un acto sacrílego y monstruoso, pues hace correr por la extensión de la tierra, qu
e estos personajes que se opusieron al Reino de Cristo en la tierra, sean tomados como ejemplo para los cristianos. No se precisa mucho seso, para captar que estos actos son promovidos por el Anticristo en pro de la destrucción de la Iglesia Santa y Apostólica. ¡Qué mayor muestra de que obedece al poder oculto o sinárquico!
[*] Mary Ball Martínez es mexicano y está citado en “FREEMASONS and the CONCILIAR CHURCH.pdf”
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Estimados, me gustaría comentar este tema desde otro punto de vista. Siempre se hace énfasis en la conspiración Judeo-masónica para explicar todos los males de la Iglesia. Desde luego, la Iglesia tiene enemigos, el mal existe, y el primero de ellos es Satanás, secundado por sus sirvientes conscientes o inconscientes, sin embargo, la Iglesia siempre ha tenido a estos enemigos en su contra desde su misma fundación, lo cual no le impidió expandirse y enseñar el evangelio prácticamente por todo el mundo.
Sin embargo, opino que si toda (o la mayoría) la Iglesia se hubiera mantenido firme en su fe ninguno de estos enemigos hubiera podido perforar sus murallas. Una aclaración, ya sé que la Iglesia es indefectible y se mantiene así incluso con un pequeñísimo número de fieles, siendo que los que pierden la fé dejan de pertenecer a la Iglesia. Por lo tanto no es correcto decir que la Iglesia perdió la fe sino más bien que: “una parte de la Iglesia, mayoritaria en número, que se autodenominan la Iglesia y que en realidad forman una Iglesia aparente de cara al Mundo” perdió la fe.
Bien, mi argumento es que si el ataque de los enemigos de la Iglesia tuvo éxito fue porque Dios lo permitió en razón de que una gran parte de los miembros de la Iglesia (no voy a hablar aquí de los Papas) perdieron la fe. En el antiguo testamento vemos como los castigos, invasiones y calamidades eran enviados por Dios como castigo porque el pueblo, guiado por los reyes inicuos, caía en la idolatría de falsos dioses, o los reyes cometían crímenes, etc. Es decir la raíz de todos los males siempre es un problema de fe. Primero pierdes la fe y luego te abandona Dios no al revés.
¿Cuál es la razón de esta pérdida de la fe? Mi teoría (nada novedosa) es que la visión que tiene el Hombre del Universo que lo rodea experimentó grandes cambios al finalizar la edad media. Con el descubrimiento de América, el telescopio de Galileo, el modelo del sistema solar de Copérnico, la descripción de las orbitas planetarias de Kepler, las leyes de Newton que permiten calcular los movimientos celestes etc. el hombre empezó a ver el universo y a sí mismo de otra manera. No menores fueron los avances posteriores en todas las ciencias. Por la geología sabemos la edad del planeta, por la paleontología conocemos la historia de la vida a lo largo de periodos de tiempo enormemente más prolongados que los tiempos Bíblicos. La astronomía nos permite estimar el inconcebible tamaño y antigüedad del Universo. La biología nos explica el funcionamiento de la vida. La Física nos explica las leyes de ese universo desde la escala interestelar hasta la escala subatómica.
El hombre religioso del presente debe vivir su fe en unas circunstancias que son completamente diferentes a los que tenía un hombre del antiguo testamento. Por un lado se encuentra con que posee una herramienta, la ciencia, que puede darle una cantidad enorme de respuestas para todo lo que se refiere al mundo físico.
Por otro lado, el hombre moderno tiene un problema de escala para concebir a Dios. Un hombre antiguo podía hacerse la idea de Dios como un anciano sentado en un trono en lo alto de una montaña, creador de un mundo de reducido tamaño, hace relativamente un breve período de tiempo. En cambio, el hombre moderno ve la verdadera escala de Dios en el tamaño de su obra, así el término “Todopoderoso” cobra su verdadera dimensión, haciéndose Dios tan grande que difícilmente cabe en la mente humana. Además, el hombre moderno debe creer que ese Dios, inimaginablemente grande y antiguo, se hizo hombre en este lugar para remisión de nuestros pecados. En cierta forma, al revelársenos Dios a través de la magnificencia de su obra, se nos ha hecho más difícil de concebir como alguien que pueda estar cercano a nosotros o escuchar nuestras oraciones.
No es extraño, entonces, que a medida que el conocimiento material del hombre fue aumentando desde la edad media, en paralelo ocurriera una disminución de la fe, a pesar de los esfuerzos de los hombres de la Iglesia en tratar de acomodarse al progreso material. Se podrá argumentar que estas dificultades que enfrenta el hombre religioso moderno solo las experimentan los intelectuales versados en las ciencias, mientras que el pueblo llano no llega a plantearse estos dilemas. Sin embargo, son justamente los intelectuales los que dirigen el pensamiento de la mayoría con la divulgación de su ideologías que terminan permeando hacia las masas menos educadas y llevándolas a la pérdida de la fe. Pienso que a través de esta grieta en la fe, abierta por el avance en el conocimiento material, se coló el humo de Satanás en la mente de los católicos y de los hombres con un sentido religioso en general, ya que la crisis de fe no solo ocurre en el Catolicismo.
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Interesanrte su comentario. Si Ud se basa en lo que explica, puede concluir que la causa prima ( root cause ) no es entonces la perdida de la Fe, sino el gran pecado del orgullo. Es la misma causa por la que el primer angel cayo, y por ahi derecho cayeron los demas, y siguen cayendo almas hoy dia: El orgullo.
El orgullo motiva falta de Fe, la falta de Fe motiva los errores consiguientes, los cuales a su vez causan la desolacion y caos en el que vivimos..
A mi humilde modo de ver, el orgullo fue el primer pecado, y origen de todos los demas. Ud habla de Newton, de Galileo y demas; y de como el hombre «empezo a ver el universo y a si mismo de otra manera»….eso es precisamente el orgullo, cuando deja de verse como lo que es ( polvo convertido en ser por obra y gracia de Dios Nuestro Senor, para empezar a verse y ver las cosas de otra forma).
Dios les bendiga
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El orgullo y la estulticia, pues se volvieron a las fábulas de los hombres, que aducen conocer el origen y la edad del Universo contrariando las Enseñanzas de la Biblia, pues a mi, todas esas paparruchas, no me las tragué ni en mi infancia ni en mi mocedad, porque pensaba y pienso, si yo niego cualquier párrafo de la o frase de la Palabra de Dios y la anulo por lo que dicen los sabios de este mundo, puedo anular todo, cuando es conocido que dice «ni una tilde» o sea ni un acento ni una coma están de más en las Sagradas Escrituras.
Quien puede demostrarme que tiene por decir 10 mil millones de años, les creen porque les gusta creer pero demostrable IMPOSIBLE, solo para los incautos es de fe lo que dice la Ciencia mundana
Mientras que para salvarse nos es necesaria LA UNICA CIENCIA NECESARIA
QUE TE CONOZCAN A TI, ÚNICO DIOS VERDADERO
Y A TU ENVIADO JESUCRISTO Jn. 17:3
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El Padre Castellani se refería J.XXIII,como el «Papa Gordo».
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Hola, leyendo estos días el blog Syllabus encontré un texto de Castellani que trata precisamente del tema de este post, es decir ¿Cuándo y cómo fue que se echo a perder la cristiandad? Al final llega a una conclusión diferente de la mía del comentario anterior. Lo encontré muy interesante porque le da una vuelta de rosca al tema, además de que escribe muy bien:
DIOS HA MUERTO – ESCRIBE EL PADRE CASTELLANI
Esta expresión tan absurda como sacrílega está siendo barajada estos días en esta Buenos Aires. El jueves pasado (6 de agosto) me telefonea¬ron dos revistas pidiendo les concediese «una entrevista» (cosa que ya no hago más) para interrogarme acerca de «la muerte de Dios»: ellas eran la revista Así y una yanqui que no conozco, International News.
Este barullito lo ha provocado el padre Carlos Mujica, 40 años, sacerdote secular, profesor de Teología en la Universidad del Salvador y antaño Secretario Privado del Cardenal. Publicó en el n.° 170 (julio 1971) de la revista Panorama y como «Suplemento» un folleto de 16 páginas con ese título. «Llamamos «muerte de Dios» al convencimiento de que Dios ya no es necesario…». El folleto es por lo menos imprudente y tiene bastantes disparates, aunque no sea «un puro disparate», como dijeron en la Curia. Inculpa a la Iglesia «capitalista» de la actual falta de fe en el mundo; y entre otras proposiciones disparatadas canoniza de caridad heroica al guerrillero finado Camilo Torres, y al famoso abate francés Pierre, al cual llama «profeta», cuando se sabe hoy día que es un chiflado, doliente de neurastenia sexual. Da como «tremendas» las objeciones contra la Iglesia de Marx y Lenin y agracia con el título de «Grandes Teólogos» a Rahner, Schoonenberg, Schillebeeckx y otros tudescos, que son mediocres y gracias, y sospechosos de llapa. Y cosas así.
Sin embargo el trabajo contiene, aunque exageradas si se quiere, algunas grandes verdades sobre abusos y desórdenes actuales en la Iglesia Católica.
La expresión «Dios ha muerto», de origen germano (Hegel, Nietszche), nos viene ahora de los yanquis. El magazín Time de New York publicó hace cuatro años (abril de 1966) un número encabezado por un letrero mayúsculo: «Is God dead?», o sea, «¿Ha muerto Dios?», en que da cuenta del progreso de la incredulidad en Norteamérica y otra cantidad de chimentos, concluyendo sin embargo que el 97% de la American people dice que cree en Dios; ahora, que no es seguro todos crean en el mismo.
Bien, entre nosotros esto de Mujica pasará como tormenta de verano si no ha pasado ya. Pero siempre quedará la siguiente pregunta: ¿por qué es que antiguamente había mucha fe y ahora hay poca fe? Las razones para creer que tengo yo son las mismas que tuvo Santo Tomás de Aquino; y en tiempo del Angel de las Escuelas ellas valían para todos o casi, y ahora valen para pocos. No se puede negar que es un problema, tampoco negaré que yo no sé la solución.
¿Será que en aquel tiempo casi todos eran ignorantes, como dice la copla:
En tiempo los Apostóles
los hombres eran barbáros,
pues mataban los pajáros
arriba de los arboles…
y ahora todos sabemos leer y escribir, y si se nos antoja ir a la luna, pongo por caso, pues vamos a la luna en un periquete; o por lo menos podemos quedarnos en casa leyendo el diario y la revista Panorama vez de ir a la iglesia a escuchar al sermón? El progreso de la Ciencia ha matado la fe, dicen muy serios en la revista Time.
No me convence: sin poder ir a la luna, Santo Tomás y una manga de alumnos y compañeros tenían ciencia; mientras que el ir a la luna, más bien que cuestión de ciencia es cuestión de habilidad, algo así como trabajo de relojería, pero en grande. Y aún hoy día hay grandes sabios que tienen fe: sin ir más lejos, los tres que fueron a la luna.
Cuando yo era muchacho había en el colegio un padrecito muy viejo que decía: toda la culpa la tiene el cine. Tampoco me convenció.
¿Será la gran suelta de herejías que se hizo en el siglo XVI? ¿O la fa-mosa libertad de prensa, por la cual cualquier pelafustán puede enseñar al pueblo lo que se le antoja, si tiene una rotativa? ¿Será la decadencia de la educación, con que hoy en vez de formar la razón enseñamos a los gurises cosas útiles, aunque sean inútiles? Todo eso puede haber influido, pero no basta.
Lo que yo sé es que Jesucristo dijo una vez bruscamente: «Cuando vuelva el Hijo del Hombre ¿creéis que encontrará la fe en la tierra?». Por donde se ve el Profeta de Nazareth tenía la idea de que la fe iba a crecer enormemente primero (parábola del Grano de Mostaza) y después iba a decaer.
La causa más plausible que he hallado hasta ahora es la que explica el Profesor austríaco Friedrich Heer en su libro Terror religioso, Terror político, recientemente traducido: paulatinamente se introdujo en la Cristiandad el viejo intento de transferir a los hombres la autoridad de Dios; es decir, la autoridad religiosa y la autoridad civil se hincharon y endurecieron; y eso fue creciendo hasta que vino el reventón, que fue en el siglo XVI la Rebelión Protestante, que quebró la autoridad eclesiástica, y en el XVIII la Revolución Francesa, que quebró el Trono; y de estas dos quiebras se introdujeron en nuestro tiempo el desorden y la confusión, que están en la raíz de la actual crisis religiosa. «En efecto, toda la historia del terror puede ser entendida, de acuerdo a uno de sus rasgos característicos, como un intento de pasar a manos del hombre, a modo de instrumentum regni, el poder original de la Divinidad…».
Esta hipótesis me peta, por varias razones, sin que por eso me dé total certeza:
1. Eso que describe el sabio vienés es simplemente el viejo fariseísmo, contra el cual gritó Jesucristo con toda la voz que tenía; atribuyéndole la causa de la caída de la Sinagoga.
2. En el largo curso de mis 71 años de vida, he tropezado en la autoridad eclesiástica con cada abuso y atropello que temblaba el misterio de la Santísima Trinidad. O sea, con Jerarcas que se «endiosaban» tranquilamente agarrados a su mitra, y aun a su sotana. «Soberbia satánica», como decía César Pico.
3. El novelista Dostoiewski, que fue un genio religioso, retrata esta misma aberración de hipertrofia de la autoridad externa, la que atribuye a la Iglesia Católica, en su tremenda «Leyenda del Gran Inquisidor», contenida en el centro de su gran novela Los hermanos Karamazoff.
Hay que notar que el sabio vienés es optimista y cree que la Iglesia saldrá victoriosa de la presente crisis, como ha salido de otras; eso sí, por el hierro y por el fuego, Pero el camino de salida que él allí imagina nos parece sumamente improbable.
Si la Iglesia no saliera desta universal crisis y ella continúa imperversando, tendrá que volver Jesucristo a arreglarlo. Durante su vida mortal, Él habló con toda seriedad de su Retorno a la tierra, prometiéndolo como prometió su Resurrección, y más todavía. Eso sí que no lo creen hoy día Carlos Mujica y los demás «asesinos de Dios». Estos desdichados no se dan cuenta que dicen sin saber una verdad tremenda, porque en efecto, han matado en sí mismos a Dios, renegando de la fe.
En cuanto a la pretensión majadera de que la Ciencia va a matar, si no ha matado, a Dios, hace más de dos siglos un españolete llamado Padre Astete respondió en su Catecismo —que enseñaban aquí a los chicos y yo aprendí de chico— a los soberbios «científicos» contempo¬ráneos, que en rigor no son sino técnicos, o sea relojeros, con los si¬guientes sencillos versos:
La ciencia más acabada
es que el hombre en gracia acabe,
pues al fin de la jomada,
aquel que se salva, sabe,
y el que no, no sabe nada.
Ecos del Colorado, 1971.
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