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En este post reproduzco el comentario de nuestro lector (en el post Una posición favorecida de la tierra es algo intolerable) y comentarista Manuel (que también reproduce íntegro en su muy interesante blog Bitácora Católica), que va precedido del comentario último de una serie de comentarios adversos al Geocentrismo, de nuestro caro lector Jorge Rodríguez. Siempre que se toca en este blog, con serenidad y respeto este tema (el Geocentrismo) Jorge salta exponiendo su oposición a esta concepción del Universo y hasta llega a decir que la teoría opuesta «nos molesta tanto» «, cuando de hecho lo contrario parecería más probable. De hecho yo he visto pontificar de pasada desde lo alto de una «torre» neocon despectivamente el asunto del geocentrismo y hasta en un blog amigo sedevacantista «enragé», y ni siquiera me he inmutado, y mucho menos molestado, sabiendo que es un tema que requiere conocimientos un tanto complejos y que sólo desde la ignorancia (lo cual no es el caso de Jorge) y los inveterados prejuicios-“ Mucha gente cree que están pensando cuando sólo están reordenando sus prejuicios preexistentes.” – Martin Selbrede– puede despacharse con displicencia y hasta con falta de respeto.
Por eso «molestos» en este Arca no estamos. Puedo asegurarlo y no sólo de mí sino de muchos intervinientes en comentarios. Simplemente exponemos serenamente nuestra convicción «geocentrista» por amor a la Escritura Santa, al Magisterio Secular, y en última instancia por AMOR DE LA VERDAD. Es más, yo, en particular, estoy convencido que el ataque al geocentrismo existió ya desde el comienzo del cristianismo como enfatiza la cita traída en un post reciente:
“La revolución Copernicana eclipsa todo desde el surgimiento de la Cristiandad y reduce el Renacimeinto y la Reforma al rango de meros episodios.”- Herbert Butterfield.

Tycho Braher, el mayor observador del cielo a simple vista (1546-1601)
De hecho el ataque al geocentrismo es algo que los herejes han blandido con hostilidad contra la Iglesia católica, para desprestigiar su enseñanza y su Magisterio desde los siglos 16 y 17. La muerte en extrañas circunstancias del gran científico católico Tycho Brahe, abonaría esta lucha multisecular, que ha llegado a nuestros días, con la renuencia de muchos científicos a interpretar los hechos y experimentos en un sentido geocéntrico, refugiándose, forzados por los datos últimamente conocidos, en extrañas «curvaturas del espacio» y «evitando a toda costa el horror de esta posición intolerable» (Edwuin Hubble), o sea la posición geocentrista que reposa en la convicción (y Fe) de un Dios Creador que preparó la tierra y la colocó estratégicamente (adjuntándole miles de circunstancias improbabilísimas para que en ella hubiera vida y existieran hombres), que en nuestros días se pretende que son obra del azar, a lo largo de miles de millones de años.
Nosotros creemos que la teoría (algo más en mi opinión) «geocentrista», además de contar de fuertes indicios científicos sobre todo en el último siglo, no sólo está fundamentada en la Biblia, sino claramente en el Magisterio de la Iglesia durante siglos que culminó con la condenación de Galileo por el Santo Oficio, declarando la concepción Heliocentrista, una herejía formal, como contrario a las Sagradas Escrituras. Lo mismo hizo la Congregación del Índice, declarando la obra de Galileo contraria a las Santas Escrituras y poniéndola en él (sin haberla sacado nunca como creen la mayoría). De hecho en un comentario habido con anterioridad (en el post Geocentrismo, creacionismo, Génesis) yo mismo resumía así la cuestión:
EL ARCA
5 de abril de 2014 a las 21:54 Editar
El que la tierra no sea el centro del universo y gire al rededor del sol, Galileo pensaba que no iba en contra de la Escritura. Porque dudaba de que ésta, aunque no yerre en materias de fe, erraba en “materias físicas”. Ahora bien el que las Escrirturas contengan algún error, incluso físico fue condenado en el Concilio de Trento, y después Benedicto XV y León XIII, han reafirmado “la integridad de las Escrituras en todas su partes, y en todos sus significados, tanto físico como espiritual, tanto natural como espiritual”.
El magisterio ordinario y universal ha defendido el Creacionismo y el Geocentrismo durante siglos. Así como los Padres de la Iglesia, todos, particularmente San Basilio. Los Padres conocían perfectamente el heliocentrismo de la escuela griega correspondiente, particularmente defendido por Anaximandro. San Basilio es muy claro en esto.
La condena de Galileo por el Santo Oficio que declara haber sido hecha de acuerdo con los deseos del sumo Pontífice, declara que “el heliocentrismo es formalmente herético y la doctrina del movimiento de la tierra es filosóficamente falsa y teológicamente AL MENOS errónea en la Fe.”
La Sagrada Congregación del Índice dio un decreto “prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina declarándola falsa y del todo contraria a la divina y Sagrada Escritura”.. Estos libros, nunca fueron, contra lo que se dice, sacados del índice, aunque sí se permitió a los estudiosos la lectura de estos libros, pero sólo aceptando que sus doctrinas son falsas.
El Santo Oficio condenó a Galileo como “vehemente sospechoso de herejía al haber mantenido una doctrina que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras… pensando que la habéis mantenido como probable después de haber sido declarada contraria a la Sagrada Escritura. .. Por lo que habéis incurrido en todas las censuras .. contenidas y promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares…”En resumidas cuentas como dice Gorostizaga, “con Galileo y el heliocentrismo se inició un ataque directo a un punto fundamental de la Fe cristiana, a saber, que las Sagradas Escrituras están divinamente inspiradas y son inerrantes en todas su partes y que en su interpretación no nos podemos separar del común acuerdo de los Padres de la Iglesia”.
Los libros que cito en el post, particularmente el de Sungenis en 3 vol., en total 2300 páginas, (que le invito a leer), son un mentís a la ciencia moderna y contienen incluso citas de científicos que avalan esta posición. Son dignas de notar las citas de los más famosos científicos como Einstein y Hawking que declaran implícitamente que la teoría del movimiento de la tierra no puede probarse, porque los datos obtenidos inducen a creer que está quieta. Ahora bien sólo la fe en la ciencia y en la “modestia” como dice el último, nos lleva a apartarnos de ella. Quizas otro día haga un post con un somero recuento de científicos que así lo afirman aunque no acepten la doctrina de la inmovilidad de la tierra por razones extrínsecas. El que la tierra esté quieta sólo puede ser por estar en el baricentro de la masa de un universo que gira alrededor de su centro, ocupado por disposición divina por el minúsculo cuerpo de la tierra, como un grano de masa insignificante sí, pero que debido a su posición, está inmóvil. Es por eso que las fuerzas gravitatorias no le afectan. Esto es lo que afirman los autores citados en el post.
Tenga esto en cuenta: la teoría de la movilidad de la tierra no ha sido probada por nadie hasta el momento. Sin embargo de lo contrario hay fuertes indicios. Por ejemplo el experimento de Segnac llevó a que él declarara que el movimiento de traslación de la tierra ha quedado probado como teoría errónea.
Pero viniendo al cruce de comentarios entre Jorge y Manuel, a continuación los reproduzco tal como se hallan en el blog «Bitácora Católica»
Discusión geocentrismo. I
Hay en estos días una gran discusión sobre el geocentrismo, tema candente donde los haya, en el blog amigo de Amor a la Verdad.
Uno de los participantes, acusándonos de anticientíficos, irracionales y fideistas, ha realizado la última intervención de esta manera, que yo me propongo discutir.
Jorge Rodríguez
25 de mayo de 2014 a las 16:20
Estimados,
Vamos a ver, de nuevo aquí voy, a ver si esta vez…
Por supuesto que no hay ninguna prueba científica del heliocentrismo, ni del geocentrismo, ni de ningún cosa-centrismo, Según la ciencia, todos estos, son sistemas de referencia equivalentes e igualmente seleccionables para describir los movimientos de los cuerpos.
Es decir, ninguno de estos sistemas tiene un “cartelito” que diga “usted debe usar este” o lo que es lo mismo no hay razones físicas que obliguen a usar un sistema de referencia geocéntrico, heliocéntrico o centrado en cualquier otro lugar. Eso es TODO lo que dice la ciencia: que no se han encontrado razones físicas para seleccionar uno en particular.
Por mas que le doy vueltas no logro entender porque esto les molesta tanto, ni siquiera es contradictorio con la doctrina católica, Si la ciencia no ha encontrado un centro para la descripción física de los movimientos estelares, eso no impide que que Dios pueda tener su “centro” donde le de la real gana. Si Dios quiere mantener su “centro” oculto de las leyes de la física y el mundo material, como hace con tantas cosas, ¿Cual es el problema en esto?. Otra cosa sería si la ciencia mostrase que hay otro centro (sistema de referencia preferencial) en algún lugar del universo, Entonces sí habría un conflicto, pero ahora no lo hay, y si leen bien IN PRECLARA SUMMORUM van a ver que lo que dice Benedicto XV es esto mismo.
P:D. Con lo de los dos errores que nos presenta satanás (citado al principio) me refería algo que he observado en muchos campos. Por ejemplo en la política, se nos da a elegir entre derecha (libertad) e izquierda (igualdad) cuando en realidad son dos opciones materialistas erróneas (además de lemas de la masonería)
Y mi respuesta es la siguiente:
Para Jorge Rodríguez
Veo que es usted consciente del engaño político del bipartidismo, que son caras de la misma moneda, y de los estragos que la masonería ha hecho a la civilización. Podríamos decir que están figurados en Salmo 2. 2-3. Se alzarán los Reyes y los príncipes conspirarán de consuno, contra el Señor y contra su Cristo.<>.
Antes de entrar en cuestión me gustaría resumir un poco su exposición:
Usted dice que no es una cuestión importante saber cual es el centro del universo, si lo hay, ni saber qué se mueve alrededor de qué. Dice también que tales cuestiones no afectan nada a la doctrina católica. Alega también que no hay pruebas científicas para sostener un modelo cosmológico sobre otro.
Intentaré demostrarle que:
1) Negar el geocentrismo (y optar por acogerse a un Agnosticismo científico) es negar la revelación de Dios.
2) Negar el geocentrismo es ir en contra la tradición de la Iglesia, que ha sido durante 2000 años inspirada por Dios.
3) Negar el geocentrismo va contra la razón natural recibida de Dios para conocer su creación.
4) Negar el geocentrismo contradice los experimentos físicos que demuestran tal realidad.
1) Las siguientes citas están sacadas de la Biblia Torres Amat-Petisco de la editorial Ortells (esa que sale en la primera hoja las fotos de los antipapas del CVII que nada más compre arranqué).
–(Josué. 10,13): Y paráronse el sol y la luna hasta que el pueblo del señor…
>>Esta cita claramente muestra que el sol se mueve de la misma manera que la luna alrededor de la tierra.
– Sal 18,6 (en otras será 19,6): Allí le puso Dios su tienda al sol, que sale cual esposo de su tálamo, alégrase cual gigante al recorrer el camino. Del confín del cielo es su salida, y su giro hasta el confín del cielo, y nada se sustrae a su calor.
>> Aquí habla de la orbita de sol alrededor de la tierra.
-Job 26,7: Él es quien extendió sobre vacío el Septentrión (hemisferio celeste), y tiene suspendida la tierra en el aire.
>>Suspendida, no moviéndose. Los planetas se mantiene en su circuito porque se mueven, pero la tierra no se mueve porque está sostenida. ¿dónde? en el centro del universo.
-Sal 92,1 (en otras 93,1): Y afirmó el orbe de la tierra, que no se conmoverá.
-Sal 95,10 (de nuevo, en otras 96,10): Él afianzó el orbe, para que no se mueva: gobierna los pueblos con equidad.
-Sal 103,5: Asentaste la tierra sobre sus basas: no se conmoverá por todos los siglos.
Es interesante ver lo que dice Tomás González Carvajal en su libro de 1819 sobre los salmos.
–Comentando el salmo 92 versiculo 1 dice:
“Ya el orbe de la tierra por su mano Estable se afianza…” En el primer sentido se alaba aquí la singular providencia y sabiduría con que estableció Dios la tierra sobre sus propios ejes ponderibus líbrala suis, como dice un poeta profano, con tan justo y firme equilibrio que nunca se podrá desquiciar “qui fundasti terram super stabilita tem suam non inclinabitur in saeculum saeculi” (Psalm 103). Y en el segundo, la incontrastable firmeza que dió Cristo á su Iglesia contra la cual jamás prevalecerán las puertas del infierno.
–Y comentando el 95,10: Etenim correxit orbem terræ qui non commovebitur. Dice Carvajal:
Porque niveló el orbe de la tierra, que no se ladeará. El correxit de la Vulgata está puesto, no en el sentido que suena de corregir, sino en el de arrelar, establecer, fundar, nivelar, que es el propio aquí, y lo mismo que dice en el Salmo 92 firmavit orbem terrae, qui non commovebitur; y lo que significa el verbo —- con, de que usa el hebreo.
Eclesiastés 1, 4-6: Pasa una generación, y le sucede otra; mas la tierra queda siempre estable. Nace el sol y se pone, y vuelve a su lugar; de allí, renaciendo dirige su curso hacia el poniente.
Estas son las Escrituras Sagradas, la Revelación. No crea que es cosa de protestantes coger el Antiguo Testamento y reafirmar cosas que son verdad.
Ahora veremos las creencias de la Iglesia, a la cual Cristo le prometió la asistencia del Espíritu Santo para que no pudiera equivocarse ni equivocar.
2)
Los Padres de la Iglesia reafirmaron la revelación de las escrituras, interpretando siempre su senetido literal y no metáforico.
Podemos mirar por ejemplo lo que dice San Basilio:
“Hay investigadores de la naturaleza que con grandes discursos dan razones para la inmovilidad de la tierra… no sin razón o por casualidad la tierra ocupa el centro del universo, su lugar natural. Por necesidad está obligada a permanecer en su sitio, a menos que un movimiento contrario a la naturaleza llegará a desplazarla de él”. (San Basilio, “Nueve homilías sobre el Hexameron”)
Obsérvese cuando dice “no sin razón o por casualidad”. Dios no hizo el mundo sin razón o por casualidad, lo hizo de la forma más perfecta y ordenada posible. Creer que un universo sin centro e infinito es algo perfecto u ordenado no tiene ningún sentido, ni hace que Dios sea más poderoso, como creen algunos.
También tenemos la opinión de San Juan Damasceno: “La noche acontece cuando el sol está bajo la Tierra, y la duración de la noche es el viaje del sol bajo la Tierra desde su puesta hasta su salida”. (San Juan Damasceno, “La fe ortodoxa”).
Entiendase bajo la Tierra como al otro lado.
Tenemos también la opinión sobre este tema de un doctor que respetamos mucho, que es San Roberto Bellarmino, que aparte de Doctor fue también profesor de Astronomía (de hecho jugó un papael importante en el caso Galileo). Esta es una carta suya dirigida a Paolo Foscarini, seguidor de Galileo, el 12 de Abril de 1615:« Decir que asumiendo que la tierra se moviera y el sol permaneciera fijo, las apariencias son salvadas mejor que con excéntricas y epiciclos, es hablar bien; no hay ningún peligro en esto y ello es suficiente para los matemáticos. Pero querer afirmar que el sol realmente está fijo en el centro de los cielos y únicamente revoluciona alrededor de sí (girando a través de su eje) sin viajar de este a oeste, y que la tierra está situada en la tercera esfera y revoluciona con gran velocidad en torno al sol, es una cosa peligrosa, no sólo por irritar a todos los filósofos y teólogos escolásticos, sino también por injuriar nuestra Santa Fe y suponer falsas las Sagradas Escrituras. Su Reverencia ha demostrado muchas formas de explicar la Sagrada Escritura, pero no las ha aplicado en particular, y sin duda usted lo habría encontrado eso más difícil si hubiera intentado explicar cada uno de los pasajes que usted mismo ha citado».
Esto es a lo que usted se refería cuando decía que da igual elegir un sistema u otro. Da igual a la hora de hacer cálculos, pero no a la hora de averiguar la verdad. Si hoy la Nasa utiliza el modelo geocentrico no es porque crean que así se mueven los astros, sino que es porque los cálculos salen más exactos y porque a la hora de programar viajes es más sencillo tomar como punto de referencia el centro (y no es por casualidad que les resulte más sencillo, como estamos viendo). Es sólo en este caso que da igual, que es indiferente.
3)
Si lo anterior no le demuestra que negar el geocentrismo es contradictorio con la doctrina católica, quizás si que admita el hecho de que sea contradictorio a la razón natural. Podríamos decir que aunque Dios no nos hubiera revelado el movimiento de los astros, es obvio que aun tendríamos razones para creerlo. Fue Ptolomeo, un pagano, quien dio cuenta de la existencia de diferentes cielos moviendose alrededor de la tierra. También sabemos de muchísimas culturas que en su ignorancia y paganismo también dieron cuenta de sistemas cosmólogicos semejantes.
¿Por qué? Porque es muy sencillo ver que el sol sale por oriente y se pone por occidente y que todos los astros y constelaciones van girando alrededor nuestro conforme pasan las horas. Cuando usted dice que no tiene pruebas para creer en el geocentrismo lo que realmente está diciendo es que no teiene motivos para creer en lo que sus sentidos le informan.
¿Se ha preguntado alguna vez como es posible que Dios cree un universo que informe a nuestros sentidos y razón natural de algo que es falso? ¿No sería eso insinuar que Dios quiere engañarnos?
¿O es que acaso mintió San Pablo cuando dijo:
“…puesto que ellos han conocido claramente lo que se puede conocer de Dios. Porque Dios se lo ha manifestado. En efecto, las perfecciones invisibles de Dios, aun su eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles despues de la creación del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan sus criaturas, y así, tales hombres no tienen disculpa. (Rom. 1, 19,21)
4)
Si falta de pruebas realizadas con aparatos tecnológicos es lo que usted ve, sólo tiene que prestar atención a unos cuantos. No es este espacio para extenderse en demasía con textos que puede encontrar en otras partes.
Por ejemplo tenemos el experimento del Péndulo De Foucalt que muchos lo ven como una prueba del a-centrismo cuando en realidad es una prueba fehacienta del geocentrismo. El experimento se llevó a cabo en París por León Foucault en 1851, veasé aquí.
También está el Lunar Laser Ranging Experiment (experimento LLR), realizados desde 1969 y que ha dejado desde entonces perplejos a los científicos. Los experimentos LLR consisten en enviar múltiples pulsos laser desde la Tierra hacia un preciso punto de la superficie lunar donde ha sido colocado un retro-reflector que refleja cada pulso haz laser de vuelta hacia la Tierra. El objetivo inicial era medir la forma exacta de la trayectoria lunar promediando los datos de las distancias obtenidas en distintos tiempos.
Pero lo curioso llegó cuando se dieron cuenta que el telescopio que enviaba los pulsos laseres era el mismo que los recibía al cabo de los 2-3 segundos que tardaban los haces de luz en volver. Esto les sorprendió pues habían predecido, teniendo en cuenta el movimiento de rotación y traslación de la tierra, que en esos 2-3 segundos, el haz de luz de regreso caería a varios cientos de kilometros de distancia del telescopio emisor. Pero no fue así.
Espero que esto le haya servido para convencerle. A continuación le pongo parte de las fuentes que he utilizado:
Los Salmos, D. Tomás ConzálezCarvajal Vol.4 1819
http://asociaciondocentessantotomasaquino.blogspot.com.es/2011/01/geocentrismo-vs-heliocentrismo-parte.html
http://creacinseisdas.blogspot.com.es/
Categorías:Geocentrismo
Sí es cierto que el geocentrismo ha sido usado para atacar a la iglesia, pero eso no hace que el geocentrismo sea algo cierto. Intencionadamente, y a pesar de los esfuerzos de muchos Papas, el modernismo ha logrado presentar a la Iglesia, frente a la opinión pública, como opuesta al conocimiento científico, por ejemplo dice León XIII en Providentissimus Deus
«Hay que luchar en segundo lugar contra aquellos que, abusando de sus conocimientos de las ciencias físicas, siguen paso a paso a los autores sagrados para echarles en cara su ignorancia en estas cosas y desacreditar así las mismas Escrituras. Como quiera que estos ataques se fundan en cosas que entran en los sentidos, son peligrosísimos cuando se esparcen en la multitud, sobre todo entre la juventud dedicada a las letras; la cual, una vez que haya perdido sobre algún punto el respeto a la revelación divina, no tardará en abandonar la fe en todo lo demás. Porque es demasiado evidente que así como las ciencias naturales, con tal de que sean convenientemente enseñadas, son aptas para manifestar la gloria del Artífice supremo, impresa en las criaturas, de igual modo son capaces de arrancar del alma los principios de una sana filosofía y de corromper las costumbres cuando se infiltran con dañadas intenciones en las jóvenes inteligencias. Por eso, el conocimiento de las cosas naturales será una ayuda eficaz para el que enseña la Sagrada Escritura; gracias a él podrá más fácilmente descubrir y refutar los sofistas de esta clase dirigidos contra los libros sagrados.
Es que no lo puedo decir mejor, con dañadas intenciones se ha atacado a la Iglesia por una postura geocentrista. Cuando en realidad el geocentrismo es algo tomado de Aristóteles y Ptolomeo (que yo sepa no son San Aristóteles y San Ptolomeo) que los primeros estudiosos de la Iglesia consideraron que era lo que mejor encajaba con la interpretación literal de la escritura.
Pero esta interpretación no es la unica que puede hacerse, no es necesario tomar una lectura absolutamente literal de lo que se dice en la Escritura, lo racional es tener en cuenta que esto que se dice en Providentissimus Deus:
«los escritores sagrados, o mejor el Espíritu Santo, que hablaba por ellos, no quisieron enseñar a los hombres estas cosas (la íntima naturaleza o constitución de las cosas que se ven), puesto que en nada les habían de servir para su salvación(54) y así, más que intentar en sentido propio la exploración de la naturaleza, describen y tratan a veces las mismas cosas, o en sentido figurado o según la manera de hablar en aquellos tiempos, que aún hoy vige para muchas cosas en la vida cotidiana hasta entre los hombres más cultos. Y como en la manera vulgar de expresarnos suele ante todo destacar lo que cae bajo los sentidos, de igual modo el escritor sagrado—y ya lo advirtió el Doctor Angélico—«se guía por lo que aparece sensiblemente»(55), que es lo que el mismo Dios, al hablar a los hombres, quiso hacer a la manera humana para ser entendido por ellos»
Entonces, no hay ninguna obligación de sostener el geocentrismo. Si no me creen lean la encíclica In Preaclara Summorum de Benedicto XV en 1921. Y además, si uno no se cierra en la interpretación irrestrictamente literal, puede perfectamente compatibilizar la Escritura con la Ciencia teniendo en cuenta que los escritores sagrados escribían guiándose por lo que «aparece sensible» (es que no lo puedo poner mejor que Leon XIII). Sigo sin ver por qué se hace del geocentrismo una cuestión casi de fe y por qué tengo que incorporar este dogma de San Aristóteles y San Ptolomeo a la lista de dogmas católicos.
Usted al afirmar esto que copio:
1) Negar el geocentrismo (y optar por acogerse a un Agnosticismo científico) es negar la revelación de Dios.
2) Negar el geocentrismo es ir en contra la tradición de la Iglesia, que ha sido durante 2000 años inspirada por Dios.
3) Negar el geocentrismo va contra la razón natural recibida de Dios para conocer su creación.
4) Negar el geocentrismo contradice los experimentos físicos que demuestran tal realidad.
está, indudablemente, haciendo del geoentrismo una cuestion de fe, le contesto punto por punto:
1) Falso, la revelación, en las escrituras, no es conluyentemente geocentrista, volver a leer Providentissimus Deus
2) La tradición de la iglesia no es unánime ¿Benedicto XV, en In Preclara Summorum no es parte de la tradición? y lo que dice Leon XIII en Providentissimus Dei:
» Pero de que sea preciso defender vigorosamente la Santa Escritura no se sigue que sea necesario mantener igualmente todas las opiniones que cada uno de los Padres o de los intérpretes posteriores han sostenido al explicar estas mismas Escrituras; los cuales, al exponer los pasajes que tratan de cosas físicas, tal vez no han juzgado siempre según la verdad, hasta el punto de emitir ciertos principios que hoy no pueden ser aprobados. Por lo cual es preciso descubrir con cuidado en sus explicaciones aquello que dan como concerniente a la fe o como ligado con ella y aquello que afirman con consentimiento unánime; porque, «en las cosas que no son de necesidad de fe, los santos han podido tener pareceres diferentes, lo mismo que nosotros», según dice Santo Tomás»
3) Negar el geocentrismo no va contra razón natural que usted confunde con su intuición.
4) Los «experimentos físicos» de la ciencia «new age», a la que recurren los geocentristas, valen tanto como el reiki o el yoga para curarse de una enfermedad.
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Otra cosa, como me piqué un poco con el tema, estuve investigando un poco las condenas a Galileo y el Index de libros prohibidos, voy a pegar abajo dos «historias» la del Index y la de las condenas, como puede ver, no es cierto que la teoria de Galileo siga condenada. Espero que les sea de interés
Historia del Índice de Libros Prohibidos.
Aunque la censura de libros heréticos se puede rastrear probablemente a los primeros siglos, en el siglo dieciséis se conjugaron dos factores críticos, por un lado la imprenta facilitó la producción masiva de libros fuera del control de la Iglesia y por otro lado, la reforma protestante aprovechó este adelanto tecnológico para promover sus ideas. En estas circunstancias, la Iglesia se vio impulsada a suprimir estos libros y el resultado fue el Index Librorum Prohibitorum, que no es otra cosa que un listado por índice alfabético de libros prohibidos.
1557___El primer Index, fue elaborado por la Sagrada Congregación de la Romana Inquisición a instancias de Papa Pablo IV en 1557. Este primer intento no fue aprobado por el Papa ni publicado. La Inquisición elaboró una segunda versión en 1559, que fue aprobada por el Pablo IV, conteniendo los libros de la teología protestante, escritos de Enrique VIII, el Corán y el Talmud entre otros- El libro de Copérnico, que ya habia sido publicado, no figuraba en este Índice.
1594___Posteriormente, el Concilio de Trento (1545-1563) ordenó la creación de una comisión para la revisión del Index que completó su trabajo en 1564, ratificado por el Papa Pio IV el 24 de Marzo de 1564, convirtiéndose en el «Índice de Pio IV» también llamado el Índice «Tridentino» que sirvió de base para todos los Índices posteriores hasta 1897. (El libro de Copérnico tampoco figuraba en el Index tridentino).
Pio IV también creo la Sagrada Congregación del Índice cuya tarea sería la investigación y búsqueda de libros sospechosos y la actualización periódica del Índice, también se encargaba de publicar listas de correcciones que pudieran librar a ciertos libros de sus errores y de esa forma pudieran quedar habilitados para su lectura. Estas correcciones se publicaban en otra lista conocida como el Index Expurgatorius.
1616___El 5 de Marzo de 1616 la Congregación del Índice publica un decreto que condena absolutamente el estudio del Padre Foscarini, del Padre Zuñiga, y en general de todos los libros de la enseñanza de la doctrina de la inmovilidad del Sol y la movilidad de la Tierra por estar en falsa y absoluta contradicción con la Sagrada Escritura. Vease la seccion 4.2 para más detalles.
1664-1665___En Marzo de 1664 ocurre otro hecho significativo, El Papa Alexandro VII promulga su Index Librorum Prohibitorum Alexandri VII Pontificis Maximi jussu editus prefaciado con una Bula Papal Speculatores Domus Israel, en la cual el Papa incluye al Index dentro de la Bula así como a los decretos previos de la Congregación del Index, aportándoles su autoridad Papal directa. En 1665 se publica este Index que incluye todas las condenaciones previas de los libros heliocéntricos. En el enlace (al final) se puede bajar un PDF al Índice de Alejandro VII, el antiguo Index tridentino, y los decretos anexos:
Las condenas al heliocentrismo fueron las siguientes:
Página 30 del Index (45 del pdf [1])
-Copernicanae Astrologiae Epitome. vide, Ioannis Kepleri
-Copernicus, Vide, Nicolaus
Página 36 del Index (51 del pdf)
-Didacus Astunica in Iob (Diego de Zúñiga se latiniza como Didacus a Stunica)
Página 50 del Index (65 del pdf)
-Foscarino. Vide, Lettera del M. R. P. Paolo Antonio
Página 52 del Index (67 del pdf)
-Galileo Galilei. Vide, Dialogo di Galileo
Página 77 del Index (92 del pdf)
-Kepplerus. Vide, Ioannis Keppleri
La bula de Alejandro VII la pueden ver en latín en la página 152 del archivo PDF.
1754___En 1754 el Papa Benedicto XIV realizó una revisión importante del Index al emitir la Constitución Sollicita ac Provida, en 1754 creando nuevas y estrictas reglas sobre cómo debían ser evaluados los libros. En el siguiente enlace la constitución Sollicita ac Provida (solo pude encontrar una versión en latín, ver enlace abajo):
1758___En 1758, bajo el pontificado de Benedicto XIV, la nueva edición del Índice quitó la prohibición para «Todos los libros que enseñan movimiento de la Tierra y la inmovilidad del Sol» que venía incluyéndose en todos los Index previos. De todas formas (y un poco incoherentemente) el Index mantuvo la prohibición sobre los libros de Copérnico, Foscarini, Zúñiga, Kepler, y Galileo. Véase el capítulo 7 del libro de Maurice Finocchiaro, Retrying Galileo 1633-1992 (enlace abajo).
En el enlace de la Ref [3] pueden ver un Índice de 1789 con varios suplementos hasta 1805. En este Índice, solo pude encontrar a Kepler en la página 189, donde dice que sus libros se permiten con expurgación. Además, en las Reglas Mandatos y Advertencias Generales del final del libro (pags 407, 416 del Pdf) la primera regla reza: «Todos los libros que, los Sumos Pontífices o concilios generales prohibieron antes del año de 1515, y en el Indice no van expresados, se entienda ser prohibidos de la misma manera que en aquel tiempo lo fueron…». En mi opinión, esto significa que la prohibición sobre los otros cuatro autores no continuaba en vigencia, al menos para la Inquisición española, ya que la condena fue posterior a 1515 y no se pusieron en el Índice.
1820___En 1820 hubo una gran controversia en Roma, que llegó a llamarse el affair Settele. Todo se originó con la solicitud de permiso de la publicación de un libro de astronomía del sacerdote Guiseppe Settele donde se consideraba un hecho el movimiento de la Tierra. El caso Settelle esta relatado en el libro de Finocchiario [ver enlace abajo].
La Inquisición se puso de parte de Settele, pero a ellos se opuso el Dominico Filippo Anfossi quien tenía el puesto de Maestro del Sacro Palacio, el teólogo oficial del Papa y el encargado de dar el Imprimatur para la ciudad de Roma. Anfossi se negó a darlo apoyándose en que en 1616 y de 1633 la Iglesia había condenado inequívocamente la teoría copernicana como herética, y que si bien las medidas disciplinarias se pueden cambiar, la doctrina “ha sido y será siempre la misma”. Como ven, ya entonces había debate sobre el estatus teológico de esas condenas, si fue por herejía o no, si son doctrina o no, si involucra la infalibilidad o no etc.
1822___En 1822 esta situación no era sostenible así que fue la Congregación del Santo Oficio la que encargó uno de sus consultores, el padre Antonio Maria Grandi, “proponer un expediente que salve el decoro de la Santa Sede”, según palabras del propio Grandi. El protagonista de esta operación fue el Comisario del Santo Oficio, Benedetto Olivieri. Según Olivieri el copernicanismo fue condenado en el siglo XVII porque no estaba sustentado en pruebas científicas sólidas, pero ahora, en el siglo XIX, ya se disponía de tales pruebas y por tanto podía ser aceptado.
El 11 de Septiembre de 1822 la Inquisición decide que Anfossi no puede negar el imprimmatur, pero pospone la decisión de remover del Índice los 5 libros copernicanos dando a Olivieri la tarea de reevaluar esos libros. EL 25 de septiembre el Papa Pio VII ratifica la decisión de la Inquisición de permitir libros enseñando el movimiento de la Tierra. Un extracto del libro de Settele fue publicado en octubre de 1822 con el imprimatur de Anfossi.
1833__El 20 de Mayo de 1833, mientras se deliberaba sobre una nueva edición del Index, el Papa Gregorio XVI decidió que se podría omitir los cinco libros de Galileo, Copérnico, Kepler, Foscarini, y Zúñiga, pero que esta omisión se debería hacer sin comentarios explícitos. La edición 1835 fue la primera que no contenía estos libros
1870___En el siglo diecinueve empezó a producirse, entre los católicos, una corriente de pensamiento liberal contraria al Índice. En 1870, los obispos que asistieron al Concilio Vaticano I solicitaron una revisión completa de la legislación que rige el Índice. Aunque el Concilio aplazó ante este asunto.
1897___El Papa León XIII ordenó la creación de una nueva Constitución para regular el Índice. Esta constitución, llamada Officiorum ac munerum, junto con un nuevo y revisado Índice, se publicó en el año 1897.
En esta constitución deroga las Reglas anteriores, con la sola excepción de la Constitución Sollicila et provida de Benedicto XIV. Las nuevas reglas del Officiorum ac munerum siguen una política de reducir gradualmente el número de títulos que cotizan en el índice, y en su lugar dar principios generales para guiar a los católicos en lo que deben y deberían no leer. Pueden leer la Officiorum ac munerum de Leon XIII en el enlace abajo del todo. Como pueden leer ustedes mismos, en el artículo primero, capítulo primero, en el primer punto establece que:
«Todos los libros condenados antes del año 1600 por los Soberanos Pontífices, o por los Concilios Ecuménicos, y los cuales no estén registrados en el nuevo Índice, deben considerarse condenados de la misma manera que si lo fueran formalmente, con la excepción de aquellos que están permitidos por los presentes Decretos Generales»
La fecha de corte se ha movido a 1600 pero como la teoría heliocéntrica fue condenada en 1616 y tampoco se la incluyó en el nuevo índice de León XIII, los cinco libros siguen sin estar condenados.
1917___En 1917 fue disuelta la Congregación del índice y la regulación del Índice pasó a la Congregación del Santo Oficio por Benedicto XV en su motu proprio Alloquentes.
1948__La última revisión del Índice (la edición número 32) se publicó en 1948, y contenía más de 5.000 títulos.
1959___ Las obras siguieron siendo colocadas en el Índice hasta 1959, cuando La Vie de Jesús de Jean Stinemann se convirtió en el último libro en ser añadido. El último libro que fue considerado para la prohibición era El pensamiento religioso de Teilhard de Henri de Lubac, sin embargo, este intento fue vetado personalmente por el Papa Juan XXIII.
1962-1966___La desaparición del Índice se produjo a consecuencia del Segundo Concilio Vaticano (CV II), que duró 1962-1965. En 1966, las futuras ediciones del Índice fueron descartadas por el Cardenal Alfredo Ottavianni, jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
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Historia de la teoría heliocéntrica, el proceso a Galileo y las condenas de los teólogos evaluadores que dieron lugar a la inclusión al Índice. Entrada y salida en el Índice.
Brevemente, el modelo heliocéntrico del universo se rastrea a Filolao (470-385 aC) que fue discípulo de Pitágoras y un filósofo presocrático. El heliocentrismo es un modelo astronómico según el cual la Tierra y los planetas se mueven alrededor de un Sol inmóvil en el centro. Aunque no recibió apoyo de la mayoría de los otros astrónomos de la antigüedad que se decantaron por el modelo geocéntrico de Aristóteles y Ptolomeo donde la Tierra se supone inmóvil en el centro.
No fue sino hasta el siglo XVI, durante el Renacimiento, cuando un modelo matemático predictivo basado en un sistema heliocéntrico fue presentado por el matemático, astrónomo y clérigo católico polaco Nicolás Copérnico, con la publicación en 1543 del libro De Revolutionibus Orbium Coelestium. Esto marcó el inicio de lo que se conoce en Historia de la ciencia como «Revolución Copernicana». En el siglo siguiente, Johannes Kepler trabajó y expandió este modelo para incluir órbitas elípticas. Sus trabajos fueron apoyados por observaciones hechas con un telescopio, presentadas por Galileo Galilei.
Pasemos ahora a las condenas de la Iglesia al modelo heliocéntrico de Copérnico y a Galileo. Me basaré en el libro de Finocchiaro, Retrying Galileo 1633-1992 y en el trabajo de John Daly, The Theological Status of Heliocentrism a los que he agregado algunos acontecimientos históricos.
LOS PRINCIPALES HECHOS:
1514___Copérnico pone a disposición de amigos su «Commentariolus» («pequeño comentario»), un manuscrito de cuarenta páginas describiendo sus ideas acerca de la hipótesis heliocéntrica. Después de esto, continuó recopilando datos.
1532___Copérnico básicamente había completado su trabajo en el manuscrito de De revolutionibus orbium coelestium; Pero a pesar de la insistencia de sus amigos más cercanos, se resistió a publicar abiertamente sus puntos de vista.
1533___Johann Widmannstetter entregó una serie de conferencias en Roma exponiendo la teoría de Copérnico. El Papa Clemente VII y varios cardenales escucharon las conferencias y estaban interesados en la teoría.
1543___El 24 de mayo de 1543: El libro de Nicolás Copérnico, De Revolutionibus Orbium Caelestium, se publica con aprobación eclesial, coincidiendo con la fecha de su muerte.
1584___Diego de Zúñiga, un filosofo escolástico agustino y académico de Salamanca, se muestra partidario del heliocentrismo en sus In Job commentaria, en que defiende las teorías planetarias copernicanas.
En el libro de Job, 9:6, se lee que Dios “mueve la Tierra de su lugar mientras retiemblan sus columnas (qui commovet terram de loco suo et columnae eius concutiuntur)» Zuñiga concluye que Copérnico tiene razón, y “terram moveri non est contra Scripturam Sanctam”. Además afirma taxativamente que no existe ningún pasaje de la Escritura que hable tan claramente de la inmovilidad de la tierra como se habla en Job de su movimiento, ni siquiera el texto del Eclesiastés, 1:4, “Generatio praeterit et generatio advenit, terra autem in aeternum stat”, del cual dice que se refiere a la permanencia temporal y no espacial, es decir no es que la Tierra se mantenga fija, sino que, por más generaciones y generaciones que se sucedan en el mundo, la Tierra sigue siendo la misma. De todas formas, veinte años después en Philosophiae Prima Pars, retornó a las tesis aristotélicas. Pueden leer un comentario de su vida y obra en el siguiente artículo:
http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2878686.pdf
1609___Johannes Kepler publica su obra Astronomia Nova, con sus tres leyes que describen el movimiento de los planetas.
1610___El 4 de marzo de 1610 se publica el libro de Galileo, Sidereus nuncius (conocido como Mensajero sideral, y también bajo la acepción de Mensaje sideral) es un tratado corto escrito en latín. Fue el primer tratado científico basado en observaciones astronómicas realizadas con un telescopio. En los siguientes 6 años aumenta rápidamente la controversia entre los geocentrístas (mayoritariamente del clero) y Galileo. http://es.wikipedia.org/wiki/Galileo_Galilei
1614___El 6 de enero de 1614 un copernicano, el carmelita Paolo Foscarini, publica una carta Lettera … sopra l’opinione … del Copernico tratando positivamente la opinión de los pitagóricos y de Copérnico sobre la movilidad de la Tierra. La controversia toma una amplitud tal que el cardenal Belarmino debe intervenir el 12 de abril. Éste escribe una carta a Foscarini donde condena sin equívocos la tesis heliocéntrica. En dicha carta escribe:
«Y no se puede responder que esto no es materia de fe, porque si no es materia de fe ex parti obiecti (respecto al objeto) es materia de fe ex parte dicentis (por quien lo dice). Y tan herético sería como quien dijera que Abraham no tuvo dos hijos y Jacob doce, o quien dijera que Cristo no nació de Virgen. — Cardenal Belarmino, «Carta a Foscarini». Opere XII, pp. 171–172. »
1616___El 16 de Febrero de 1616 Galileo es convocado por el Santo Oficio para el examen de las proposiciones de censura. El 24 de Febrero de 1616: Los once teólogos evaluadores del Santo Oficio se reúnen para considerar las calificaciones teológicas adecuadas para las siguientes proposiciones:
(I) El sol es el centro del universo («mundi») y absolutamente inmóvil.
(II) La tierra no es el centro del universo («mundi»), no es inmóvil, gira sobre sí misma con un movimiento diurno.
Censuran por unanimidad la primera proposición como «tonta, absurda en filosofía (es decir, científicamente insostenible) y formalmente herética por el motivo de contradecir expresamente las declaraciones de la Sagrada Escritura en muchos lugares de acuerdo con el significado propio de las palabras, la exposición común y la comprensión de los Santos Padres y estudiosos teólogos «, la segunda proposición la censuraron por unanimidad también por «absurda en filosofía» y teológicamente «por lo menos errónea en la fe».
25 de Febrero 1616: El Papa Pablo V toma conocimiento oficial de esta evaluación teológica y la confirma, ordenando el cardenal Belarmino para que convoque a Galileo y:
(i) Advertirle a abandonar dichas opiniones; si se negaba a obedecer:
(ii) Le ordene abstenerse de enseñar, defender o el tratamiento de esta doctrina y opinión en forma alguna, y, en caso de no aceptar ni siquiera en esto:
(iii) Para encarcelarlo.
26 de Febrero de 1616: El cardenal Belarmino convoca Galileo a su casa y en presencia de testigos transmite las órdenes del Papa, ordenándole en nombre del Papa y de toda la Congregación del Santo Oficio a abandonarla posición en cuestión y no más para celebrar, enseñar o defender so pena de ser enjuiciado por el Santo Oficio. Galileo promete obedecer.
5 de Marzo de 1616: La Congregación del Índice publica un decreto a la orden del Papa Pablo V que condena absolutamente el estudio del Padre Foscarini y que prohíbe la circulación de los escritos de Copérnico y Zuñiga hasta que hubieran sido corregidos, y también prohíbe, en general, todos los libros de la enseñanza de la doctrina de la inmovilidad del sol. No hace ninguna mención específica de Galileo o de sus escritos. El decreto explica que el motivo de la condena es que la doctrina de la inmovilidad del Sol es «falsa y en absoluta contradicción con la Sagrada Escritura», pero no usa la palabra «herejía». Vemos que hay una diferencia con la evaluación de los 11 teólogos que, en febrero, sí consideraron herética las proposiciones. Estos decretos fueron publicados por el Maestro del Sacro Palacio Apostólico, por orden del Papa.
Este decreto coloca a De revolutionibus dentro del Índice. El libro de Copérnico y el escrito de Zúñiga en realidad fueron suspendidos de circulación pendientes de correcciones sobre nueve sentencias que proponían al heliocentrismo como cierto. Después de que esas correcciones fueran realizadas se aprobó en 1620 la publicación del libro, pero este nunca fue reimpreso con los cambios.
1633___Abril y Mayo de 1633: Galileo es examinado nuevamente debido a su nuevo libro «Dialogue of Galileo Galilei Concerning the Two Great Systems of the Universe, the Ptolemaic and the Copernican» Galileo admite que algunas partes del Dialogo parecen excesivamente favorables al Heliocentrismo pero argumenta que no fue más que un acto de vanidad el que lo llevo a tratar de encontrar argumentos en su favor. Además, aseguro que él no creía en el Heliocentrismo.
22 de Junio de 1633: Galileo es sentenciado como sospechoso de herejía y se le requirió que abjurara del heliocentrismo, cosa que él hizo con lo cual su sentencia se redujo a una prisión domiciliaria.
1665___Marzo de 1665: El papa Alejandro VII promulga su Index Librorum Prohibitorum Alexandri VII Pontificis Maximi jussu editus prefaciado por una bula siendo el Index parte de la Bula [2]. Véase la sección anterior
1744___El Diálogo de Galileo fue reeditado por primera vez con la aprobación de Iglesia, y el cuarto volumen de la edición Padua de sus obras completas. El texto en el cuerpo del Diálogo fue dejado intacto, pero se corrigieron las notas al margen. La sentencia de la Inquisición de 1633 precede el texto, así como un ensayo del padre Calmet con una exégesis bíblica
1758 en adelante___En 1758, bajo el pontificado de Benedicto XIV, la nueva edición del Índice quitó la prohibición para «Todos los libros que enseñan movimiento de la Tierra y la inmovilidad del Sol.» Las prohibiciones sobre los 5 libros heliocéntricos se fueron quitando gradualmente hasta su completa remoción en 1833. También se permitió la enseñanza del movimiento de la Tierra a partir de la disputa del caso Settele (Ver sección 4.2)
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bibliografia
En el siguiente enlace se puede bajar un PDF al Índice de Alejandro VII, el anterior Index tridentino, y algunos decretos anexos:
http://books.google.es/books?id=4nZDAAAAcAAJ
En el siguiente enlace pueden ver un Índice de 1789 con varios suplementos hasta 1805:
http://google.com.ar/books?id=NmStcx0zw8cC&hl=es
En 1754 el Papa Benedicto XIV publicó la Constitución Sollicita ac Provida, creando nuevas y estrictas reglas sobre cómo debían ser evaluados los libros. En el siguiente enlace la constitución Sollicita ac Provida (solo pude encontrar una versión en latín):
http://users.telenet.be/leopold.winckelmans/bull/sollicit.htm
El Papa León XIII ordenó la creación de una nueva Constitución para regular el Índice. Esta constitución, llamada Officiorum ac munerum, se publicó en el año 1897.
http://www.users.qwest.net/~slrorer/Censorship.htm
Benedicto XV en 1921, hace referencia a la cuestión heliocentrica en la la carta encíclica IN PRAECLARA SUMMORUM, que pueden leer completa en francés, inglés e italiano en el enlace del Vaticano:
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xv/encyclicals/index_sp.htm
El libro de Maurice Finocchiaro, Retrying Galileo 1633-1992, hace un estudio exhaustivo de la disputa heliocentrismo/geocentrismo desde el proceso a Galileo hasta el presente:
http://bookza.org/search.php/Maurice%20A%20Finocchiaro?q=Maurice%20A%20Finocchiaro&e=1&t=0
Un trabajo muy interesante es el escrito por John Daly: The Theological Status of Heliocentrism. Además de la recopilación histórica, analiza el alcance teológico de las condenas realizadas al heliocentrismo:
Haz clic para acceder a Daly.pdf
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Es evidente que la Iglesia se defendió como pudo ante las informaciones que le presentaron como ciertas y absolutamente probadas de las teorías heliocéntricas o sea que la tierra se mueve alrededor del sol.
Pero la verdad es que no hay nadie que las haya probado como ciertas y veraces, por más que se intentó durante todo el siglo XX.
Esto es un hecho. Sin embargo cada vez han aparecido más indicios de que no es verdad este movimiento heliocéntrico ni ningún movimiento de la tierra. Y estamos en ese momento histórico.
Roberto Sungenis ha lanzado el reto de que al que le dé una prueba del movimiento de la tierra lo premiará simbólicamente con mil dólares. Nadie acudió al reto. Sólo uno basándose en cierta respuesta de la NASA pretendió cobrar el premio. Entonces Sungenis acudió a la NASA para que le diera las pruebas que sugería tener. Ésta dio la callada por respuesta, hasta el día de hoy.
Robert Sungenis aborda la cuestión no solamente desde el punto de vista científico sino desde el punta de vista teólogico e histórico. Su libro en tres volúmenes, 2300 p. «Galileo was wrong, the Church was right» contesta a todas las objeciones y da muchas razones de todo tipo, no sólo científicas. Hasta ahora no ha salido ninguna refutación del libro hecha por nadie. El libro no es sólo suyo sino que tiene un equipo de científicos de muchísimos sitios y con probada reputación y títulos académicos, que participan de su idea. Ud. Puede obtenerlo por un módico precio en http://catholicintl.com/.
En el blog de JuanC, que tampoco es un cualquiera se han hecho comentarios interesantes rebatiendo sus puntos de vista. Ud. Puede entrar allí y defender su posición.
En este blog no tiene objeto el que introduzcamos debates a ese nivel.
JuanC le contestó a Ud. hace tiempo en un post con el ponderado comentario siguiente:
Yo creo que aquél era el lugar para entablar un debate.
Mi posición respecto de tomar una posición teológica sobre el geocentrismo es que argumentos como los suyos podrían ser útiles si estuviera probada la falsedad del geocentrismo. Mientras que no sea así me parece, a mí, mucho más prudente adoptar una postura que salve perfectamente la Escritura, los Padres y el Magisterio de la Iglesia. Esta posición no pudo tomarse en los últimos siglos por los papas y teólogos, y por los católicos, porque todo el mundo presentaba las razones del paradigma científico del momento como absolutamente ciertas. Pero hoy día ese no es el caso. La gente corriente e ignorante cree que el heliocentrismo es absolutamente cierto. Pero no es así.
Ya le he presentado las citas de einstein, Hawking y Hubble que dejan meridianamente claro que no existe esa certeza, incluso sugieren la verdad del geocentrismo.
A mí hace tiempo me impresionó una cita de Hawking, que no la he traído en el post anterior porque en este momento no sé en que escrito suyo está, ni en qué página. Intentaré buscarla: Es la siguiente que hago de memoria;
Hawking confiesa que el motivo por el que él cree que la tierra se mueve es por Fe, «Fe en la modestia».
El cree que darle al hombre un lugar privilegiado en el universo es algo inmodesto.
Ahora bien yo discrepo de ello. En el contexto de la Fe Católica, el creer que el hombre ocupa un lugar privilegiado en el Universo, no es algo inmodesto u orgulloso sino es reconocer humildemente que Dios en su bondad así lo ha dispuesto por Amor a la pobre criatura humana. Y podríamos añadir por amor a su Verbo, a quien desde «ab aeterno», antes de los tiempos, predeterminó que se encarnara en esta tierra, y en un segundo momento lógico, no temporal, previsto el pecado original, determinó que hiciera en esta tierra la Redención del hombre caído en la culpa original (No la Redención de los «marcianos» como ridículamente supone el «papa» Francisco puesto que los querría bautizar)
Así pues la razón de Hawking más que «modesta» me parece la propia de un orgulloso incrédulo.
Yo le diría que su razón no me vale. Mejor que la fe en la modestia es tener Fe en dios y en hijo Jesucristo, que habitó esta tierra y que desde ella es el Rey del Universo. Fe por Fe, me quedo con la mía y rechazo la de Hawking.
Le invito también a leer el libro de Juan Carlos Gorostizaga cuya datos para la compra son los siguientes:
Dicho todo lo anterior yo rogaría a los lectores del blog que se cierre este debate. Aunque por supuesto cada uno podrá dejar sus opiniones en comentarios sobre este tema, que lo complementen o aclaren más, pero sin aludir directamente a personas. Ya no tiene objeto hacerlo cuando se han dado todas las razones que interesan al debate Jorge vs. cualquier otro.
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Estimado El Arca
Era previsible que nadie se movería de su postura. Me daría un poco de pena que este tema pudiese empañar un poco mi relación con el blog. Siempre he considerado que este es un blog excelente y la verdad es estoy muy de acuerdo con la linea del blog en muchos otros temas, como el sedevacantismo, el signo de los tiempos actuales, Fátima, la defensa de la tradición y tantos otros.
Desde luego agradezco el espacio que me dan para hacer mis comentarios. Que dediquen tiempo a refutarme me puso, sorpresivamente para mi, en el compromiso de profundizar en el tema. Gracias a las disputas con Wamba y otros foristas me he leído unas cuantas encíclicas y demás cosas. Quizás soy víctima del afán por tener la razón y competir, mas que del afán por conocer la verdad.
Sinceramente, pienso que en esto del geocentrismo hay mucho de acto reflejo, el Mundo ataca tanto a la Iglesia y a la Verdad que el reflejo es abroquelarse en la tradición de los primeros padres y en la literalidad absoluta de las escrituras buscando un refugio seguro durante la tormenta. En la oscuridad presente hay que pedir a Dios que nos ilumine para ver la realidad y el camino.
Espero que sigan con el esfuerzo de llevar adelante el blog, aunque se decanten por el geocentrismo (nadie es perfecto XD) y yo seguiré comentando en otros temas (si aguanto XD)
Los saludo cordialmente.
Jorge Rodríguez
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D. Jorge:
Personalmente me he leído el libro «Y Sin Embargo No Se Mueve (Geocentrismo desde la perspectiva de la razón y la fe)» y me he convencido de que la teoría geocéntrica es más lógica que la heliocéntrica. La Palabra de Dios no está, pues, equivocada. El Verbo es la Verdad.
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Arca, borre mi anterior comentario, que no había puesto bien los textos. Gracias.
Tiene razón El Arca, ya se han dado todas las razones necesarias de un lado y de otro para que cada uno investigue por su cuenta los datos expuestos y busque la verdad. Así que por el momento admito cerrar el tema.
No obstante no puedo evitar replicar a la réplica de Jorge Rodríguez, que ha aducido esta vez la encíclica Providentissimus Deus de Leon XIII, de 1893. Lo bueno de la encíclica es que está en la web http://www.vatican.va/holy_father/leo_xiii/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_18111893_providentissimus-deus_sp.html y cualquiera puede ir a leerla y ver que es lo que estamos hablando.
Usted ha comenzado citando todo el punto 41, que vuelvo a reproducir por comodidad del lector:
«41. Hay que luchar en segundo lugar contra aquellos que, abusando de sus conocimientos de las ciencias físicas, siguen paso a paso a los autores sagrados para echarles en cara su ignorancia en estas cosas y desacreditar así las mismas Escrituras. Como quiera que estos ataques se fundan en cosas que entran en los sentidos, son peligrosísimos cuando se esparcen en la multitud, sobre todo entre la juventud dedicada a las letras; la cual, una vez que haya perdido sobre algún punto el respeto a la revelación divina, no tardará en abandonar la fe en todo lo demás. Porque es demasiado evidente que así como las ciencias naturales, con tal de que sean convenientemente enseñadas, son aptas para manifestar la gloria del Artífice supremo, impresa en las criaturas, de igual modo son capaces de arrancar del alma los principios de una sana filosofía y de corromper las costumbres cuando se infiltran con dañadas intenciones en las jóvenes inteligencias. Por eso, el conocimiento de las cosas naturales será una ayuda eficaz para el que enseña la Sagrada Escritura; gracias a él podrá más fácilmente descubrir y refutar los sofistas de esta clase dirigidos contra los libros sagrados.»
Por ciencias físicas, Leon XIII, quiere referirse a todas las ciencias físicas en general, pero no a la astronomía en particular. Desde el siglo XVIII, la astronomía ha sido incluida dentro de la categoría de ciencias Físicas, junto a la biología, la dinámica, etc. De este modo podemos admitir perfectamente el hecho de que Leon XIII también se esté refiriendo en sus palabras al Geocentrismo (aunque no exclusivamente, por supuesto). Por tanto, sus consejos debemos aplicarlo también a este caso. Y ¿cómo nos aconseja él que actuemos?
Sólo hay que seguir leyendo el inmediato punto 42 (ese que usted ha cortado por la mitad):
«42. No habrá ningún desacuerdo real entre el teólogo y el físico mientras ambos se mantengan en sus límites, cuidando, según la frase de San Agustín, «de no afirmar nada al azar y de no dar por conocido lo desconocido»(52). Sobre cómo ha de portarse el teólogo si, a pesar de esto, surgiere discrepancia, hay una regla sumariamente indicada por el mismo Doctor: «Todo lo que en materia de sucesos naturales pueden demostrarnos con razones verdaderas, probémosles que no es contrario a nuestras Escrituras; mas lo que saquen de sus libros contrario a nuestras Sagrada Letras, es decir, a la fe católica, demostrémosles, en lo posible o, por lo menos, creamos firmemente que es falsísimo»(53). Para penetrarnos bien de la justicia de esta regla, se ha de considerar en primer lugar que los escritores sagrados, o mejor el Espíritu Santo, que hablaba por ellos, no quisieron enseñar a los hombres estas cosas (la íntima naturaleza o constitución de las cosas que se ven), puesto que en nada les habían de servir para su salvación(54), y así, más que intentar en sentido propio la exploración de la naturaleza, describen y tratan a veces las mismas cosas, o en sentido figurado o según la manera de hablar en aquellos tiempos, que aún hoy vige para muchas cosas en la vida cotidiana hasta entre los hombres más cultos. Y como en la manera vulgar de expresarnos suele ante todo destacar lo que cae bajo los sentidos, de igual modo el escritor sagrado —y ya lo advirtió el Doctor Angélico— «se guía por lo que aparece sensiblemente»(55), que es lo que el mismo Dios, al hablar a los hombres, quiso hacer a la manera humana para ser entendido por ellos.»
Usted ha citado, supongo que por error, este punto a partir de la décima frase, desde “…el Espíritu Santo…” y se ha olvidado la gran regla que Leon XIII nos trae de San Agustín. Que resumida sería de esta manera:
1. Un suceso de la naturaleza me ha sido demostrado con razones verdaderas.
2. Voy a analizar si además de ello contradice o no las Sagradas Escrituras, es decir a la Fe católica.
3a. Lo he analizado y he descubierto que no contradice las Sagradas Letras.>>Ergo les probare que tal suceso de la naturaleza que me han demostrado no contradice la Fe.
3b. Lo he analizado y he descubierto que sí contradice las Sagradas Letras.>>Les probaré, y si no lo consigue creeré al menos, que tal suceso de la naturaleza es falsísimo.
Este es el cuadro de acción que nos propone Leon XIII por boca de Agustín.
Muchos gente sigue los pasos 1, 2, 3a con buena intención, pero sin darse cuenta de que antes de plantear si algo es contrario a la Fe es saber si es verdad según la razón natural.
Pero la primera cuestión, por tanto, que debe uno hacerse es:
¿Ha sido demostrada con razones verdaderas la evolución, el heliocentrismo, el a-centrismo, el big bang, etc…?
Sí es que no, como intentamos probar, ¿qué sentido tiene averiguar si contradice la Fe?. Si contradice la verdad natural, ¿cómo no va a contradecir la verdad revelada?
Como dice Donald Sanborn en uno de sus últimos sermones: ” Ni siquiera existen (hablando de las falsas religiones) a los ojos de Dios, ya que lo que es falso no existe; existe sólo en nuestras mentes. Existencia y verdad van unidas.”
El caso es que muchos se prestan rápidos a creer cualquier teoría científica que surge y la aceptan como venida del Espíritu Santo con una obediencia mayor que la que profesan a la revelación divina.
Me gustaría para acabar traer el párrafo 33 de Providentissimus Deus que dice en lo referente al estudio de la Biblia:
«33. No es preciso, sin embargo, creer que tiene cerrado el camino para no ir más lejos en sus pesquisas y en sus explicaciones cuando un motivo razonable exista para ello, con tal que siga religiosamente el sabio precepto dado por San Agustín: «No apartarse en nada del sentido literal y obvio, como no tenga alguna razón que le impida ajustarse a él o que haga necesario abandonarlo»»
No hay razón que haga necesario abandonar el sentido literal de la biblia cuando habla de una tierra fijada por Dios para que no se mueva.
También quisiera traer este pequeño extracto de Tuas Libenter, una carta que mandó Pio IX al Arzobispo de Frissinga en relación a un congreso científico que había sido convocado por católicos (recomiendo leer esa carta):
«Y también Nos persuadimos, que no quisieron declarar (los asistentes al congreso), que aquella perfecta adhesión á las verdades reveladas, que reconocían ser del todo necesarias para conseguir el verdadero progreso de las ciencias, y para refutar los errores, se pueda obtener, si solamente se presta fé y obediencia á los dogmas expresamente definidos por la Iglesia. Pues aunque se tratara de aquella sumisión, que se debe á la fe, no obstante, no deberia limitarse á lo que ha sido expresamente definido por los Decretos de los Concilios Ecuménicos, ó de los Romanos Pontífices, y de esta Sede Apostólica, sino que deberia también extenderse, á todo lo que se ha transmitido como divinamente revelado por el Magisterio Ordinario de toda la Iglesia, extendida por el universo; y que por lo mismo los teólogos calólicos, de universal y constante consentimiento miran como perteneciente á la fé.»
Sobre el texto de Benedicto XV, Praeclara Sumorum, ya fue demostrado en el otro post que era lo que realmente quería decir Benedicto XV.
No he entendido muy bien eso de que el Péndulo de Foucult y el experimento LLR sean New Age.
La cuestión ardua del caso galileo excede la intención del tema que se estaba tratando, así como mis conocimientos del tema. Pero sólo diré que si un libro se quita del índice eso no quiere decir que la anterior prohibición carezca de sentido.
Saludos en Cristo
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Después de leer todos los argumentos en pro y en contra del geocentrismo, pienso que se le debe clasificar en tema que no puede enseñarse con certeza. Afortunadamente el geocentrismo no es dogma de Fe. De acuerdo a esto doy la razón a Jorge y al Arca por sus formas mesuradas de contender en algo que no es de Fe. En cambio Manuel se sale de esta mesura dando casi a entender que se trata de un dogma.
No debemos caer en el ¿error? de los lefebvrianos de Radio Cristiandad y su defensa del milenarismo, que se dedican a transmitirlo con total seguridad (aunque el Magisterio no permitida esa seguridad), descalificando puerilmente y con espumarajos, de antiapocalípticos, antiparusiacos y casi excomulgando, si pudieran, al que no esté de acuerdo con sus creencias «infalibles», como ya se vió en unos excelentes artículos de este mismo sitio.
Un saludo en Cristo Dios.
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G. Martinez (y)
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