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LA COMUNIÓN «UNA CUM» (2)


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LA INTEGRIDAD O FRACTURA DE LA MISA-SACRIFICIO IN FIERI PASAN A LA HOSTIA-SACRAMENTO IN FACTO ESSE

La misma Hostia puede llamarse sagrada missa (enviada); porque primero nos fue transmitida por el Padre, para que estuviera con nosotros, y después por nosotros al Padre, para que estuviera junto a Él por nosotros.17

Nociones de teología sacramental escotista y tomista

Extraeremos primero brevísimas nociones útiles de un magnífico tratado escotista del siglo XVII basado en las Sentencias de Pedro Lombardo18. Duns Scoto argumenta y prueba que el Cuerpo de Cristo tiene dos presencias o modos de existir: natural y sacramental, y que no dependen entre sí. La existencia bajo modo natural no es de la esencia de la existencia bajo modo sacramental. Cuando se dice que el propio Cuerpo de Cristo recibido de la Virgen es el Santísimo Sacramento, no se entiende por la palabra “propio” el modo de ser, sino la substancia o esencia. La Eucaristía incluye una relación de signo que tiene por término y fundamento algo, pero ese algo no es la existencia bajo modo natural, sino bajo modo sacramental. Escoto supone que el Cuerpo de Cristo no tiene el ser simpliciter o por modo de ser natural o sacramental, sino que por la acción divina tiene el ser simple y absolutamente, al cual después le adviene, como si fuera accidentalmente, el modo de ser naturalmente o sacramentalmente. La presencia del Cuerpo de Cristo en la Eucaristía sólo es una relación extrínseca que adviene. El Cuerpo de Cristo, como todo lo que tiene el ser simpliciter, si comienza a ser y sigue siendo bajo otro modo, sólo empieza a ser secundum quid.

Ahora extraeremos nociones complementarias de las anteriores de un magnífico conjunto de tratados de teología tomista de un General de la orden de carmelitas descalzos del siglo XVIII19. Cristo, en cuanto existente en el Santísimo Sacramento, da a entender [dicit] un nuevo efecto real que no tiene en el Cielo. Así, pues, da a entender e importa una nueva forma real sustancial que no tiene en el Cielo. Aunque el Cuerpo de Cristo no se pueda mudar por mutación corruptiva, puede mudarse por mutación perfectiva, pues de nuevo recibe una acción conversiva, y presencia sacramental. La acción conversiva supone a Cristo producido sacramentalmente, o con el modo sacramental substancial que tiene en el Santísimo Sacramento. Por esta razón, aunque no pueda reproducir a Cristo absolutamente, puede producirlo en cuanto afectado por un tal modo substancial, porque puesto tal modo ya se verifica que se pone algo real nuevo por aquella acción, y que se da una distinción real entre el principio producente (Cristo en el Cielo) y la cosa producida (Cristo en el Santísimo Sacramento). El modo substancial sacramental es recibido en el Cuerpo de Cristo como en su sujeto y es hecho inmediatamente a partir del pan juntamente con el Cuerpo de Cristo. Aunque el término ad quem de la conversión no se convierte solamente en el Cuerpo de Cristo, sino en el Cuerpo de Cristo en cuanto da a entender [dicit] el nuevo modo substancial, el mismo Cuerpo de Cristo termina ver- daderamente la acción conversiva, aunque para obrar esto completamente se requiera un modo. Aunque lo que adviene a Cristo existente no puede ser de la esencia del mismo Cristo sino que debe ser un accidente predicablemente20,

17 Santo Tomás, Super Sent. lib 4 d 13 q 2 art 3 expos.
18 Cf. F. Philippi Fabri Faventini, Ordinis Min. Conventualium, in Universitate Patavina Sacræ Theologiæ Profesoris, Disputationes Theologicæ Librum Primum Sententiarum complectentes; […] ex Quarto, quæ spectant ad Sacramenta in ge- nere et in specie ad Baptismum, Confirmationem et Eucharistiam, secundum seriem distinctionum Magistri Sententia- rum, et Quæstionum Scoti, paucis exceptis ordinate. Quibus doctrina Scoti magna facilitate dilucidatur, et contra Adver- sarios omnes veteres, et recentiores defenditur. Venecia, 1613. Cum licentia superiorum, et privilegiis. In Librum Quar- tum Sententiarum distinctio prima, quæstio IV., disputatio XXXIX: Utrum inter esse naturale, et sacramentale corporis Christi sit necessarium connexus.
19 Tractatus Theologici iuxta miram D. Thomæ, et cursus salmanticensis FF. Discalceatorum B. V. M. de Monte Carmeli primitivæ observantiæ doctrinam. Tomus Quintus. Tractatus II: de Eucharistia. Per R. P. N. F. Paulum a Conceptione, Sacræ Theologiæ Primarium Lectorem, et eiusdem Ordinis Generalem. Anno 1729. Matriti. Con licencias.
19 Tractatus Theologici iuxta miram D. Thomæ, et cursus salmanticensis FF. Discalceatorum B. V. M. de Monte Carmeli primitivæ observantiæ doctrinam. Tomus Quintus. Tractatus II: de Eucharistia. Per R. P. N. F. Paulum a Conceptione, Sacræ Theologiæ Primarium Lectorem, et eiusdem Ordinis Generalem. Anno 1729. Matriti. Con licencias.
20 Predicable: Que podría predicarse de algo. Se refiere a los atributos que ya se poseen por esencia.

 puede sin embargo ser algo substancial predicamentalmente21. Porque a un hombre ya existente le adviene accidentalmente por la nutrición algo substancial predi- camentalmente. Por esta razón el modo de ser que le adviene a Cristo en la Eucaristía no es acciden- tal predicamentalmente. Porque aunque sea contradictorio que a una substancia ya existente le ad- venga algo substancial que tenga razón de acto respecto de la existencia, no es contradictorio que a una substancia existente en acto le advenga accidentalmente algo substancial que sea actuable por la misma existencia de la substancia. Un jesuita explica esto distinguiendo entre estar por modo de substancia y estar por modo substancial22. Así, queda por entender que el modo de ser eucarístico de NSJC es algo substancial verdadero que con respecto a Él es accidental.

El sacerdote católico tiene la potestas consecrandi Christi in persona Christi, con la actuación de la cual ocurre la adopción por Cristo-sujeto de su nuevo modo de existir substancial sacramental (milagrosamente inextenso, incircunscripto y no-cuantitativo) a partir del pan y juntamente a partir del Cuerpo de Cristo en modo de ser simple y absoluto si tienen razón los escotistas, o en modo de ser natural y glorioso si tienen razón los tomistas. Esta potestad sacerdotal de consagrar y dar un nuevo mo- do substancial de existir a NSJC, incluye la de hacerlo en modo de unión o desunión con el Cuerpo Místico, y con ello, de integridad o fractura, aceptabilidad o inaceptabilidad ante Dios. El sacerdote está elevado por Dios al rango de causa instrumental física y obediencial de la consagración de la cual Dios es la causa principal. Pero el sacerdote puesto bajo la potestad de la Desobediencia Antieclesial Neomodernista Apóstata, en cierto modo fuerza y obliga a Dios a ser causa obediencial, pues impone su voluntad al menos objetiva de hacer que se haga presente NSJC de modo ciertamente no querido. Y si la “brecha” que separa, por un lado a NSJC en modo de existencia absoluto querido (escotistas) o natural querido (tomistas), y por el otro lado, a NSJC en modo de existencia sacramental inextenso querido es una diferencia de modo de existencia reducido al accidente de lugar simplicier, diferencia suficiente para constituir “otro Jesús”, ¿no sería más suficiente aún la brecha mayorpor diferencia de modo de existencia reducido al accidente de lugar secundum positionem intra vel ex- tra Corpore Mystico Christi que separa a NSJC en modo de existencia sacramental querido, de NSJC en modo de existencia sacramental no querido?

En la consagración, el Cuerpo de Cristo adquiere un nuevo modo de ser, ya sea a partir del mo- do de ser simple y absoluto (escotistas), ya del modo de ser natural glorioso (tomistas). Añadamos que el modo sacramental de existir el Cuerpo de Cristo es inextenso y se asemeja al accidente de lugar y difiere del modo propio del accidente de cantidad en que está todo en el todo y todo en cada una de las partes del espacio, con lo que se asemeja a un espíritu aún siendo un cuerpo23.

21 Predicamental: Que posee la categoría de ser predicamento. Se refiere a los atributos per accidens, los que podrían (no los que pueden) aplicarse al sujeto.
22 Tractatus in quinque Ecclesiae praecepta. Authore P. Stephano Fagundez, e Societate Jesu Theologo, Lusitano Vienensi, Regii Collegii Olisiponensis Gymnasiarcha. 1626. Liber quintus. De efficacia et effectu verborum, et de praesentia Christi in hostia consecrata. Caput IV. Quid sit hæc præsentia proprie et in specie sua, et in quo prædicamento constituatur.
23 Ibid.

La presencia eucarística de NSJC es un modo real de su cuerpo que se acerca al predicamento de lugar, pues tiene máxima proporción con el modo por el que una cosa está en algún lugar. Explica Santo Tomás:

La comparación del cuerpo de Cristo a las especies bajo las que está no se asemeja a ninguna comparación natural; por eso tampoco puede reducirse, hablando propiamente, a uno de los modos asignados por el Filósofo. Sin embargo, tiene una cierta semejanza con el modo por el que se dice que algo está en un lugar según que estar en un lugar es estar en algo separado fuera de la propia substancia que no sea la causa de la misma.24

Pero el nuevo modo de quedar Él ofrecido y puesto resulta, por agencia y formulación del ministro, del modo de haber estado siendo ofrecido en la oblación y consagración: ordenado o no ordenado a su mismo Cuerpo Místico por las palabras de la oblación. Ese modo real, que puede enten- derse como un modus modi, un modo del modo sacramental de existencia del Cuerpo de Cristo, puede ser intra-eclesial o extra-eclesial, católico o cismático, aceptable o inaceptable a Dios mismo y querido o no querido por Él. En términos tomistas, NSJC adopta, pues, por modo completo o incompleto, su nuevo modo de ser, o nueva presencia o existencia o hasta quid substancial advenido accidentalmente y actuable por la misma existencia de la sustancia del Cuerpo de Cristo…

Suárez explica:

A veces un modo accidental sólo está dado para complemento de otro accidente, o para ejercer el efecto formal de éste, y entonces el modo accidental no constituye un nuevo género o predicamento de accidente, sino que se reduce a aquel a cuyo complemento pertenece, pues en ese género algo está incompleto.25

El modo accidental de posición eclesial está dado para complemento del predicamento o accidente de lugar al cual se reduce el modo de existencia sacramental de NSJC. Sin Él, NSJC existe incomple- ta, recortada y forzadamente en modo sacramental contra su canon y voluntad y providencia, y de modo inaceptable a las tres personas divinas y estéril para las almas.

Tres altares: celestial; terrenal católico, terrenal acatólico

Los tres modos de existencia de NSJC —connatural (glorioso), sacramental católico, sacramental acatólico— corresponden a tres tipos respectivos de altar.

Durante el canon, el sacerdote católico de rito latino eleva esta hermosa oración:

Te suplicamos humildemente, Dios todopoderoso, mandes que lleven estos dones las manos de tu santo ángel a lo alto de tu altar, ante la presencia de tu divina majestad, para que cuantos, participando de este altar, recibamos los sacrosantos cuerpo y sangre de tu Hijo, seamos colmados de toda bendición y gracia celestial. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

Lebrun comenta:

Por mucho tiempo nadie desarrolló el sentido de esta admirable oración, y cuando alguien intentó explicarla con el resto del canon hace unos nueve siglos, se sintió incapaz por percibirla tan grandiosa. Aquí pregunta Floro: «¿Quién puede comprender palabras tan profundas, tan admirables, tan asombrosas; y quién puede hablar dignamente de ellas? Para dar a entender su significado convienen mejor aquí la veneración y el temor que la discusión».

Los autores posteriores casi no hicieron sino copiar a Floro, y el papa Inocencio III dice además que estas palabras son tan profundas que el entendimiento humano apenas puede penetrar su sentido. En efecto, interpretadas literalmente, las palabras «Manda que estos dones sean llevados al sublime altar» implican que los dones sagrados deben ser transportados al cielo, con lo cual no se aniquilaría el cuerpo de Jesucristo que viene a nosotros por la santa comunión y permanece en nosotros algún tiempo bajo las especies del pan y vino. Pero estas cosas «son para que nuestro pensamiento se esfuerce por alcanzar en ellas algo insuperablemente valioso y sublime» . Estaríamos comprometidos a explicar cosas muy superiores al alcance de la mayoría de los fieles, y pronto daríamos razón a lo que añade el mismo Floro: «Hay entonces en esta oración y ofrenda de la consagración algo incomprensible, inefable y más maravilloso que cuanto hayamos dicho».

24 Super Sent., lib. 4 d. 10 q. 1 a. 3 qc. 1 ad 1
25 Franciscus Suarez, Disputationes Metaphysicæ, p2, 32, 1. Quæstionis resolutio. (LXVI) Primum dubium de modis entium, circa tertiam dubitandi rationem.

La Hostia profanada una cum no es un don sagrado. Es NSJC en modo de existencia sacramental no querido e incompleto, modo forzado y marcado con el mal. Del alma, una tal hostia no es llevada al Altar del Cielo por el Ángel de Dios para colmar de toda bendición y gracia celestial al alma.

Un Padre latino de la Iglesia tiene palabras relacionadas a este tema:

Tiene la Iglesia un altar visible en la Tierra, y un Altar invisible en el Cielo […] Aquí recibimos visiblemente el Cuer- po y la Sangre de Cristo. Recibimos invisiblemente del Cielo, adonde han sido llevados [quo perlata sunt], la bendición y la gracia de Dios.26

Como el altar unido al anticristo pseudopapal no es un altar de la Iglesia, no recibimos meritoria ni fructuosamente el Cuerpo Eucarístico de Cristo allí. Y como el Cuerpo Eucarístico de Cristo en modo de privación, ni glorificador del Padre ni santificador del comulgante, no ha sido presentado al Cielo debido a no ser un estado producido por una consagración hecha en unión con el verdadero Cuerpo Místico de Cristo, no recibimos tampoco del Cielo la bendición ni la gracia de Dios.

La Hostia consagrada por violencia sacrílega una cum antichristo pseudopapali fuera de la Iglesia, no ha descendido del Cielo, sino que ha sido arrancada y volteada de allí a un inmundo antro satánico de anti-eclesialidad. San Cipriano en su carta a las Iglesias de España aplica a la Eucaristía que los Obispos apóstatas osaban consagrar, estas palabras proféticas:

No ofrecerán libaciones de vino al Señor, ni le serán gratas sus ofrendas; sus sacrificios serán como los convites de los funerales (panis lugentium), cualquiera que en ellos comiere, quedará contaminado. Guárdense para su inmundo pan; no entre en el templo del Señor hostia impura.27

La misa una cum tiene aún más razón de apostasía que la misa no celebrada en unión con ningún jefe religioso falso por un apóstata, pues es apóstata necesariamente en su mismo núcleo intrínseco. Es “pan de luto”, dice también San Agustín, no pan de vida. No es hecho acceptabilis al Padre ni hecho nobis el cuerpo del amadísimo Hijo del Padre. Y el Hijo, al no ser aceptado por el Padre en una tal Hostia para infinito desgarramiento y destrozo intrínseco a ella, no se da para la vida, ni permite que nadie le arranque la vida (divina) sino que Él es arrancado para la muerte, o al menos el principio objetivo de la muerte, del desafortunado comulgante.

Por eso mi Padre me ama, porque doy mi vida por mis ovejas, aunque para tomarla otra vez. Nadie me la arranca, sino que yo la doy por propia voluntad, y soy dueño de darla, y dueño de recobrarla: Este es el mandamiento que recibí de mi Padre.28

Añadamos que en la consagración del vino hecha una cum”, la Preciosísima Sangre, que es el precio y tesoro de la Nueva y Eterna Alianza que es la Iglesia Católica, por extraordinario sacrilegio es puesta en un cáliz y altar anticatólico patrocinado por un Enemigo Declarado de esa misma Sangre.

La Misa hace la Hostia

El prefijo latino “-tio se deriva del proto-indo-europeo -tyen-”, que consiste de las raíces “*-ti y “*-yen”. Su significado, por ejemplo en productio u oblatio era primariamente el estado o la condición de ser lo que el participio pasivo importa, por ejemplo, el haber sido productus u oblatus (ofrecido). Se añadió el significado de acción o proceso de lo que el verbo importa, por ejemplo, el estar siendo producido u ofrecido. La Real Academia Española define el sufijo “-ción” como uno que “forma sustantivos verbales, que expresan acción y efecto”.

26 Odo de Cambrai en la distinción de su Expositio in canonem missæ.
27 Oseas 9, 4.
28 Jn 10, 17-18.

¿Qué oblación se ofrecería al Padre, sino la oblación-efecto, que es su propio Hijo en nueva existencia sacramental? La oblación-acción no es NSJC, sino que prepara y produce su nuevo modo de existir.

Conforme al significado latino y romance —trasladado también al inglés— de los sustantivos terminados en “-tio”, la oblatio no solamente es la acción sino también el efecto del offerre”. Y, conforme a lo que enseña el luminoso Bossuet, en la consagración el sacerdote, en la persona de Cristo, místicamente inmola al mismo tiempo que transubstancia, con la “espada” mística e incruenta29 de las palabras de la consagración que recapitula la oblación, palabras que por ende recaen sobre el mismo Jesús. Así pues, estando esas palabras ligadas a una identificación de la capitalidad terrena administrativa de la Iglesia y de su potestad con un anticristo pseudopapal, y siendo esas palabras pronunciadas en separación del Cuerpo Místico de Cristo, y todo esto hecho en su persona, el horrible recorte y desfasaje infinitamente sacrílego recae sobre el mismo Jesús en el mismo momento en que Él adquiere una nueva existencia transformando la sustancia del pan en la de su Santísimo Cuerpo y Preciosísima Sangre, con su Alma y su Divinidad.

No es así que haya una disyunción o independencia “modal” entre la Misa y la Hostia, y entre la aceptabilidad a Dios de la primera y de la segunda, como creen algunos.

Bossuet enseña:

Aquí entonces hay que entender una especie de producción del cuerpo y sangre en la Eucaristía tan verdadera y real como la que se hizo en el bienaventurado seno de María en el acto de la concepción y encarnación del Hijo de Dios; producción que le da en cierto modo un nuevo ser por el cual está sobre la santa mesa tan verdaderamente como estuvo en el seno de la Virgen y está ahora en el cielo. Es por eso que se usa aquí la palabra hacer, para denotar una verdadera y muy real acción cuyo término es hacer en este santo misterio un verdadero cuerpo y una verdadera san- gre, y los mismos que fueron hechos en el seno de María.30

Grandes teólogos discrepan entre acerca de si las palabras de la oblación son de la esencia del Sacrificio de la Misa (principalemente escotistas), o solamente las de la consagración (principalmente tomistas). Lo cierto es que la intención objetiva de ofrecer, significada ora por las palabras de la oblación, ora por las acciones de la consagración, es de la esencia del Sacrificio. Ahora bien, la intención objetiva de ofrecer a NSJC reproducido en nuevo modo de existencia sacramental en reconocimiento expreso, aún si inadvertido, de quien objetivamente es Destructor Fundamental de la obra de Cristo, recae sobre el mismo NSJC, pues el sacerdote hace lo que dice hacer: una Hostia completa y conforme a la Iglesia o una Hostia incompleta y contraria a la Iglesia. Los tomistas concuerdan con los escotistas en que la sola consagración no es una oblación íntegra y completa aunque sostienen que es una oblación simpliciter. Así pues, según una y otra escuela, tanto el Te igitur —se sobreentiende que dicho en comunión de Iglesia y Fe Católica— como la Quam oblationem —se sobreentiende que escuchada por Dios Padre— son necesarias para que haya una oblación íntegra y completa, pero si la primera oración es dicha en afirmación de la autoridad divina del Anticatolicismo instituido y enseñante y la segunda, como consecuencia, no es atendida por Dios Padre, la oblación resulta incompleta en contenido y, mucho peor, truncada y viciada en modo de traer a NSJC a su modo de existencia sacramental.

29 C’est tout cela joint ensemble qui consomme notre sacrifice, très réel par la présence de la victime actuellement revêtue des signes de mort, mais mystique et spirituel, comme je pense l’avoir dit ailleurs, le glaive c’est la parole, la mort ne se remontre qu’en mystère, le feu qui consume c’est cet Esprit qui change, qui purifie, mais qui élève et qui perfectionne tout ce qu’il touche et en fait quelque chose de meilleur.
30 Jacques-Bénigne Bossuet, Explicación de algunas dificultades sobre las oraciones de la misa, a un nuevo católico. Traducción castellana nuestra.

Si la oblación y consagración no es adscripta, benedicta, rata, rationabilis et acceptabilis como resultado de que Dios Padre atienda la oración Quam oblationem”, tampoco tiene esas cinco notas la Hostia consagrada, en un horrible recorte y distorsión de la verdadera Eucaristía católica, porque esas mismas notas, en participio pasado pasivo, indican un resultado final —la Hostia-resultado— y mal podrían aplicarse a la Misa-proceso. El objeto del pedido de la Quam oblationem no es una misa que esté siendo bendecida, adscripta, etc., sino una misa que habrá quedado bendecida, adscripta, etc. Para que ocurriera de este modo, y se pidiera a Dios actuar sobre el proceso y no el resultado litúrgico que algunos pretenden que sea independiente de aquél, debería decirse: Quam oblationem tu, Deus, in omnibus quæsumus, suscipientem benedictionem, adscriptionem, ratificationem, rationabilitatem et acceptabilitatem facere digneris…”. ¿Cómo podría quedar bendecido, adscripto, etc. un proceso, si un proceso en cuanto tal no queda?

Las palabras ut fiat nobis corpus etc.”, según nada menos que Santo Tomás y San Alfonso, son imprescindibles para que la Oblación y por ende la Hostia, sean fructuosas para el comulgante. No en último lugar, las Hostias consagradas con ese horrible forcejeo y abuso del infinito poder divino, son Hostias que el mismo Dios no quiere que existan.

El cardenal de Bérulle señala:

Jesucristo es el don de los hombres a Dios, como es el don de Dios a los hombres; como sacramento es lo uno, como sacrificio es lo otro.

Las solas palabras de la consagración, que según la sentencia más común son llamadas esenciales, significan más bien el Sacramento permanente ya realizado (in facto ese) que el sacrificio constituido en el estar realizándose (in fieri).31 Siendo la Hostia-Sacramento el factum esse del mismo fieri de la Misa-Sacrificio, lleva consigo y por así decir arrastra las notas presentes o ausentes de éste del cual no es independiente en propiedades; de manera que si la Misa-Sacrificio, constituida en el estar realizándose, no es bendecida, adscrita ni ratificada, ni hecha razonable y aceptable por Dios Padre, tampoco es bendecida, adscrita ni ratificada, ni hecha razonable y aceptable por Dios Padre la Hos- tia-Sacramento, que permanece en el modo de estar realizada la Misa-Sacrificio. Que la oblación sobre la cual el sacerdote in persona usurpata Ecclesiæ pide al Padre Eterno que lleve a cabo cinco acciones significa no sólo la Misa-Sacrificio sino la Hostia-Sacramento, se deduce, también, del hecho de que al pedido de cada una de esas cinco acciones el sacerdote hace una señal de la Cruz sobre la Hostia.

Quien consigue hacer un efecto sobre una materia por una causa accidentalmente determinante que depende de su voluntad y palabra, consigue hacer otro efecto sobre la misma materia por una causa substancialmente determinante que depende de su voluntad y palabra. La intención del sacerdote que es la causa instrumental del ofrecimiento del Sacrificio de la Misa por alguien, modifica congruentemente una forma accidental de la Misa. Pero la intención del sacerdote que es la causa instrumental del ofrecimiento del Sacrificio en la aserción de la Divinidad de Autoridad Eclesial y Litúrgica de un Destructor de la Nueva Alianza, modifica incongruentemente la forma sustancial de la Misa, y, a diferencia de la antedicha intención, constituye nada menos que un modo eclesial torcido e incompleto de oblación in fieri —Misa-Antisacrificio—, del cual resulta un análogo modo eclesial de oblación in facto esse —Hostia-Antisacramento.

31 Verba sola consecrationis, quæ juxta communiorem sententiam dicuntur essentialia, potius significant Sacramentum in facto esse permanens, quam sacrificium, in fieri constitutum. Cardenal Álvaro Cienfuegos, S. J., Vita abscondita sub speciebus eucharisticis.

 

 

Bartolomé Mastrio de Meldola, OFMConv 1602-1673, maestro en Teología, ministro provincial de Bolonia, filósofo y teólogo escotista, explica:

Es una y la misma acción por la que se confecciona el sacramento de la Eucaristía y por la que ocurre la consagración u oblación del sacrificio, y en lo uno y lo otro es el mismo el término de la acción: Cristo bajo la especie del pan y vino.32

Y poco después:

la esencia del sacrificio consiste en parte en la acción de sacrificar y en parte en la víctima sacrificada y ofrecida.

No estando adscripta, bendecida, ratificada, ni hecha razonable y aceptable la Oblación-acción u Oblación in fieri”, o en proceso, tampoco lo está la Oblación-efecto u Oblación in facto esse”, o en término. Por supuesto que, sustancialmente, la Hostia transubstanciada es el Cuerpo y la Sangre de NSJC, a los que están unidas su alma y su divinidad, y Él, divino y humano, es, en su modo connatural de existir, adscriptus, benedictus, ratus, rationabilis et acceptabilis desde mismo e infinitamente. Pero en su nuevo modo substancial sacramental forzado e incompleto de existir replicado en esa Hostia, carece de esas cinco notas que por disposición divina son necesarias para que Él complete sus funciones para con Dios y con los hombres en la Eucaristía: Honrar, glorificar y aplacar a Dios, reparar las injurias que recibió, restablecer sus intereses, hacer triunfar su misericordia, brillar su poder, revelarse su santidad, rendir a él y a todas sus perfecciones homenajes proporcionados a su grandeza; trabajar para propagar el fuego de su amor, de un amor absolutamente sagrado y expresado desde su mismo seno, emplear todos los atractivos de su gracia para santificar las almas y unirlas a él, darse por ellas.

La Hostia consagrada en toda su divinidad contra Misma una cum antichristo pseudopapali fuera de la Iglesia no es simplemente Cristo bajo la apariencia de pan. Es, también, el término de un acto del ministro, que está determinado por las palabras que lo preparan, acompañan, y siguen. Está, pues, determinado, también, por la piedra fundamental eclesial en unión con la cual es ofrecido y confeccionado; y si esa es la de una secta anticatólica normativa de anticatolicismo, el acto de la ofrenda (o mejor dicho destrozo) que está implicado en la Hostia, queda determinado y profanado por el destrozo sacrílego llevado a cabo.

Por su unidad de esencia en la Trinidad, por su unidad de persona en la Encarnación y por su unidad de cuerpo en la Eucaristía, Jesús vive en el seno del Padre como Hijo de Dios, Dios de Dios, y principio de una persona divina; vive en nuestra humanidad como Hombre-Dios, Padre del siglo futuro y principio universal de vida en el mundo; vive por fin en la Eucaristía como nuestro Esposo y como Pascua de Dios y apogeo de nuestra reconciliación con su Padre. En el primero de estos misterios hay unidad de esencia y fecundidad de personas por procesión intra-trinitaria; en el segundo hay unidad de persona y fecundidad de esencia por unión hipostática; en el tercero hay unidad de cuerpo y fecundidad de espíritu por permanencia activa multiplicada del alma divina eucarística en los comulgantes y sobre todo en los sacerdotes, artífices primeros de la Cristiandad, y en los niños. Contemplando así a Dios en su divinidad contenida y comunicada en su humanidad y contemplándolo luego en una y otra contenidas y comunicadas en su sacramento-sacrificio, vemos cómo por el ángulo angosto de la Eucaristía al que pasa la Divinidad primero humanada y después “encorazonada” de Jesús, la bondad y majestad supremas de Dios tienden a extender en el mundo la Iglesia, Sociedad de Fe, caridad y unidad, y a reducirlo todo a la unidad y a encerrar el Creador y la criatura en un círculo admirable de unidad, y hasta a unirlos en el punto y centro de la unidad divina. Ahora bien, a través de una Hostia inaceptable a las tres personas divinas por su confección secundum aposta- siam magnam, Hostia que no quiere existir de ese modo, Hostia “descorazonada” y muerta a la función de la Hostia, no pasa ni el comienzo de esas maravillas de unidad ni se extiende un milímetro la Iglesia.

32 R. P. F. Bartholomæi Mastrii de Meldula, Ordinis Minorum Conventualium S. Francisci Theologi, Disputationes theologicæ in quartum librum Sententiarum. Venetiis, MDCCXIX. Superiorum permissu, ac privilegiis. Disputatio tertia, quæstio quinta, articulus secundus. § 110.

Dice el Doctor Común:

El sacramento que está ordenado al culto por la naturaleza de su misma acción sacramental es la Eucaristía, en la que el culto divino tiene su principal expresión por ser el sacrificio de la Iglesia.33

Así, pues, corresponde que la Eucaristía sea la acción por excelencia de la Iglesia. Pero la Eucaristía una cum es una acción cismática. No es una ofrenda hecha “en memoria” (y continuación di- vinamente ordenada y divinamente voluntaria) “de la pasión, resurrección, y ascensión de NSJC”.

Enseña el Doctor Angélico:

Pero la Eucaristía sólo está ordenada a la Redención y a su extremo en cuanto es ofrecida por la Sociedad de la Redención, la Santa Iglesia Católica, y con ella y en ella. Una misa “una cum” es ofrecida por una sociedad unida a la Comunidad Apóstata Neovaticana, y con ella y en ella. No está ordenada al extremo de la Redención ni al comienzo de la Redención.

No es así que el sacerdote lo hace presente a Jesús mal, pero Jesús esté presente bien. Jesús es el Bien mismo, pero, así como en María tomó naturaleza humana, así en la transubstanciación toma, como una suerte de tercera naturaleza, la impronta terminal de un proceso litúrgico llevado a cabo completa o incompletamente, y que produce el segundo modo de existencia, completo o incompleto, de su segunda naturaleza.

El cardenal de Bérulle llama a la Eucaristía “el suplemento único de la Encarnación”35. Y el “Águila de Meaux”, Mons. Bossuet, explica:

la consagración es una especie de creación nueva del cuerpo de Jesucristo por el Espíritu Santo: este sagrado cuerpo recibe un nuevo ser; y es por eso que san Paciano, un santo obispo del siglo cuarto, célebre por su doctrina, llamaba la Eucaristía «la renovación del cuerpo»: Innovatio corporis. Pero este cuerpo recién producido lo es sólo para ser con- sumido, y para perder por este medio este nuevo ser que ha recibido; lo que es un acto de víctima que se consume ella misma en cierto sentido, aunque en verdad permanezca siempre entera y siempre viva.

33 Summa th. III, 63, 6 co.
34 Super Sent., lib. 4 d. 2 q. 1 a. 2 ad 1.
35 Cardenal de Bérulle, État et grandeurs de Jésus-Christ.

Que la Eucaristía se parezca a una tercera naturaleza de Cristo se deduce de Guillermo de Auvergne, citado por el Padre Lallemant, S. J.

¿Qué es la Comunión? Incordiatio Dei. Es una acción que trae a Dios íntimamente a nuestro corazón y nos da su Espíritu y su vida […] ¿quién hace esta unión amorosa, sino el Espíritu Santo, que es el nudo de nuestra ligazón con Jesucristo36 […] ¿Quién nos da la vida y el Espíritu de Jesucristo, sino aquel que es el espíritu de amor, el espíritu filial que nos hace hijos de Dios?37

La comunión es llamada así el encorazonamiento de Dios, el hecho de hacerse corazón y por así decir hacerse todo dador de amor el mismo Dios que se había hecho hombre.

Para amar a Dios —dice san Fulgencio38 no basta el corazón de un hombre: hay que tener el corazón de un Dios. Hace falta que Dios mismo se a fin de hacerse amar, porque Dios es caridad, y sin la caridad no podemos amarlo. Si entonces no recibimos un Dios [a saber, el Espíritu Santo], no podemos amar a Dios.39

La anticomunión bergogliana bien puede llamarse excorazonamiento de Dios por su trágica privación de voluntariedad divina y de efusión del Espíritu Santo y del don de la divina caridad.

No podemos recibir nada de la Redención y Gracia de NSJC como no sea por el Espíritu Santo que lo humanó. Santo Tomás, retomando a San Juan Crisóstomo comenta así Juan VII, 39:

El Espíritu Santo fue dado por primera vez cuando después de la Pasión [Cristo] dijo a sus apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo» (Jn XX, 22). Y la razón por la cual el Espíritu Santo no fue dado antes de la Pasión es que, siendo don, no debía darse a enemigos, sino a amigos. Y antes éramos enemigos. Hacía falta, pues, que primero se ofreciera la Víctima en el ara de la Cruz y se disolviera la enemistad en la carne, para que de ese modo, por la muerte del Hijo, fuéramos reconciliados con Dios y, una vez hechos amigos, recibiéramos el don del Espíritu Santo.

Ahora bien, una misa celebrada en afiliación religiosa a un Enemigo Mortal de Dios, es una misa enemiga de Dios, y a ella no se da el Espíritu Santo, ni nada de la Redención y Gracia de NSJC.

Uso disciplinario de la Iglesia con hostias profanadas

El 13 de abril de 1796 el papa Pío VI, a la pregunta de Mons. Louis de Rohan sobre qué destino dar a hostias consagradas por cismáticos durante la Revolución Francesa, respondió que debían ser guardadas hasta quedar del todo corruptas las especies.

Las hostias consagradas por un presbítero cismático deben guardarse hasta que las especies sacramentales estuvieren totalmente corruptas; y después de su completa corrupción, sean arrojadas a un sacrarium o piscina.40

Ésta es la misma rúbrica en vigor para el caso de hostias profanadas en ritos mágicos o supersticiosos. Esta reglamentación demuestra que una Hostia consagrada no es siempre simplemente “Jesús sin más”, sino que puede llevar una mancha o marca de crimen y de transubstanciación forzosa. Las hostias consagradas fuera de la Iglesia en afirmación de la fundamentación religiosa de un apóstata público y promotor mundial de anticatolicismo, y con la blasfemia intolerable de que Dios, encomendando los suyos a ese apóstata, los habría traicionado y se habría traicionado a mismo, son Hostias que ni siquiera pueden estar bendecidas, adscritas, ratificadas ni hechas razonables ni aceptables por Dios. Son hostias aún más profanadas que las bien consagradas y luego robadas y sometidas a prácticas perversas, pues éstas son profanadas extrínsecamente, y aquéllas, intrínsecamente. En esta coyuntura, el Introibo ad Deum parece sonar satánicamente cínico, pues de hecho el ministro

Uso disciplinario de la Iglesia con hostias profanadas

El 13 de abril de 1796 el papa Pío VI, a la pregunta de Mons. Louis de Rohan sobre qué destino dar a hostias consagradas por cismáticos durante la Revolución Francesa, respondió que debían ser guardadas hasta quedar del todo corruptas las especies.

Las hostias consagradas por un presbítero cismático deben guardarse hasta que las especies sacramentales estuvieren totalmente corruptas; y después de su completa corrupción, sean arrojadas a un sacrarium o piscina.40

Ésta es la misma rúbrica en vigor para el caso de hostias profanadas en ritos mágicos o supersti- ciosos. Esta reglamentación demuestra que una Hostia consagrada no es siempre simplemente “Je- sús sin más”, sino que puede llevar una mancha o marca de crimen y de transubstanciación forzosa. Las hostias consagradas fuera de la Iglesia en afirmación de la fundamentación religiosa de un após- tata público y promotor mundial de anticatolicismo, y con la blasfemia intolerable de que Dios, en- comendando los suyos a ese apóstata, los habría traicionado y se habría traicionado a mismo, son Hostias que ni siquiera pueden estar bendecidas, adscritas, ratificadas ni hechas razonables ni acep- tables por Dios. Son hostias aún más profanadas que las bien consagradas y luego robadas y someti- das a prácticas perversas, pues éstas son profanadas extrínsecamente, y aquéllas, intrínsecamente. En esta coyuntura, el Introibo ad Deum parece sonar satánicamente cínico, pues de hecho el ministrouna cum ingresa en Dios forzándolo a ingresar en un altar satánico despojado de su propio consen- timiento y concesión de vida divina.

En la Instructio pastoralis ad clerum de 1871 de Mons. Raimundo Antonio, aumentada por Mons. Jorge y reeditada según los decretos más recientes por Mons. Francisco Leopoldo de Leonrod, obispo de Eichstädt, consta la siguiente instrucción:

Si a un sacerdote le es llevada una hostia profanada por artes supersticiosas o mágicas o infectada de veneno o devuelta por vómito, o hallada de otra manera, póngasela en un tabernáculo separada de las otras hasta que las especies se corrompan; y una vez corrompidas, para que se disuelvan más, écheselas en agua, y después de disueltas las especies vuélquese el agua en una piscina o sacrarium.41

36 Copula unionis nostræ cum Christo. (San Juan Crisóstomo, Homilía 2. de Pentecostés).
37 Entretien pour la Fête du Saint Sacrement, par le P. Nouet, jésuite, disciple du P. Louis Lallemant.
38 Libro 2 De la Predestinación.
39 L’Homme d’oraison, por el R. P. Jacques Nouet, de la Compañía de Jesús. Tercera Parte. Lión-París 1830. Méditation pour le jour de la Pentecôte. De la Mission du Saint-Esprit.
40 Pii VI Pont. Max. Acta quibus Ecclesiæ Catholicæ calamitatibus in Gallia consultum est. Vol. II, xxxviii. Romæ, Typis Sac. Congr. de propaganda fide. Soc. Eq. Petro Marietti admin. MDCCCLXXI.
41 Op. cit., Caput IV. De S. Communione in genere. 2. Notanda pro dispensatione Ss. Eucharistiæ.

Como dice Duns Scoto, el Cuerpo de Cristo en modo sacramental de existir es el mismo que el Cuerpo de Cristo recibido de la Virgen en cuanto a la substancia o esencia, pero no en cuanto al modo de ser. Pues bien: el mismo modo de ser sacramental es susceptible de recibir un modo de ser sacramental sub acceptatione o sine acceptatione, y son dos modos de ser Jesús-Hostia: son dos “Él mismo” en cuanto al modo de existir. Él puede existir en la Hostia queriéndolo, o no queriéndolo; habiéndose ofrecido con mérito infinito, o habiendo sido forzado con frustración infinita. No es simplemente “Jesús a secas, lo cual basta”. Es el fruto de un hecho litúrgico iniciado divina y providencialmente por Él y correspondido por el ministro, o iniciado sacrílegamente por el ministro y soportado por Jesús. Es Jesús puesto en otro modo de existir que el eucarístico ordenado y salvífico y es negador de bendiciones por estar en ese modo de existencia como fruto de un acto maldito en el que fue forzado con todo el peso de su Divinidad contra mismo. Es en cierto sentido, “otro” Jesús, privado de su Reinado Santificador sobre el alma. La Hostia consagrada fuera del permiso de NSJC y de su camino establecido, no salva, no renueva la Resurrección, no extiende el Reinado espiritual de Él. Es un Jesús forzado, con una maniobra infinitamente violenta, a ser un No-Jesús pues su mismo nombre significa “El que salva”…

Como continuación de las primeras palabras del Avemaría, San Gabriel dijo a la Virgen:

¡Oh María!, no temas, porque has hallado gracia en los ojos de Dios. Sábete que has de concebir en tu seno, y ten- drás un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo, al cual el Señor Dios dará el trono de su padre David, y reinará en la casa de Jacob eternamente, y su reino no tendrá fin.42

El cardenal de Bérulle explica maravillosamente que la Encarnación se extiende a la Eucaristía. Así, pues, puede decirse que el reino de Jesús, que es la Iglesia, preparado en la Encarnación y realizado en la Cruz —“regnabit a ligno Deus”— se extiende a la Eucaristía de la Iglesia por la consagración y luego comunión, y se consuma en el alma del comulgante donde deja una semilla de inmortalidad y de anticipo del Banquete del Cordero Místico en la Jerusalén Celestial.

La Eucaristía, que sería mal llamada Eucaristía (“buena gracia” o “agradecimiento”), oriunda de una infinitamente sacrílega misa una cum, no es la Eucaristía de la Iglesia, y en ella no reina Jesús, sino que está profanado y humillado, y ella no consuma el misterio anunciado por San Gabriel.

El beato Pedro Julián Eymard rezaba a NSJC: “Venga a nosotros tu reino eucarístico”. El Reino de NSJC es su señorío y prevalencia sobre la Creación en general y el hombre en particular, y es su gozo accidental (añadido al sustancial) de ser obedecido y correspondido. Este Reino anunciado por San Gabriel como “Casa de Jacob” consiste en la Iglesia Católica, preparada por la Encarnación y originada en el Sacrificio divino voluntario del Calvario, que tiene como única renovación adecuada y ordenada la ofrenda pura, también divina y voluntaria, hecha en la Iglesia por un sacerdote suyo. En todas estas etapas siempre Dios prevalece, y culminan adecuada y ordenadamente en la comunión devota del alma católica fiel, comunión que, por obra del Espíritu Santo, es el Foco de Vida de la Cristiandad. Pero cuando falta la oblación pura y en cambio hay una oblación impura, en la que NSJC en toda su Divinidad y Humanidad es forzado a ser ofrecido en su propio sacrificio al diablo ecumenista que reina con la bandera del hombre diabólico Bergoglio, queda cortado e interrumpido el Reino de NSJC, y el alma que comulga así, recibe el destrozo forzado de NSJC y de su Reino…

42 Lc 1, 30-33.

Escribe el grandioso cardenal de Bérulle:

la santa Eucaristía es semejantemente como una imitación del misterio de la Encarnación y una aplicación y ex- tensión de éste hasta cada uno de los Cristianos y fieles, tal como el misterio precedente de la Encarnación es una imitación y extensión de la comunicación suprema que hay en la Santísima Trinidad por la comunicación del Verbo eterno en nuestra humanidad.43

¿Se cumple eso en la Hostia consagrada una cum Magno Apostata fuera de la Iglesia y contra la voluntad de Dios? —¡Nunca! ¡El Verbo eterno no se comunica así! ¡Para algo fundó y encabeza la Iglesia Católica como único lugar donde se come correctamente el Cordero, como lo enunció San Jerónimo al papa Dámaso!44

El recto itinerario divino de la Trinidad a la Encarnación, de la Encarnación a la Crucifixión y de la Crucifixión a la Resurrección y Ascensión queda quebrado al ser proseguido del Descanso a la diestra del Padre a la transubstanciación sacrílega y de ésta al alma que elige ser cómplice de esa horrible quiebra “para salvarse”, y “porque no le queda otra” y porque “un buen sacerdote se lo permitió”.

Dice un piadoso sacerdote francés caro a Pío IX:

En la Eucaristía Jesús nace de nuevo ante nuestros ojos todos los días. Realmente toma nacimiento en el altar, don- de recibe una existencia sacramental que no tenía antes. Este misterio tiene lugar en el templo católico, el verdadero Belén, la casa del pan por excelencia. El sacerdote produce este nacimiento divino por una palabra que el Espíritu Santo hace fecunda. Mirando la divina hostia, el sacerdote puede decir al Hijo de Dios realmente presente: “Dije: eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy”; ego dixi: Filius meus es Tu, hodie ego genui te.45

En el altar, sagrado o sacrílego, Jesús recibe una nueva existencia, y por lo tanto, aunque es el mismo del Pesebre y de la Cruz, existe de un nuevo modo con nuevas connotaciones resultadas de la misa recta non una cum (hoy) o torcida una cum (hoy). El misterio debe cumplirse en el templo católico, fuera del cual queda dislocado y distorsionado. El sacerdote “engendra” a Jesús, y puede decirle, como el Padre Eterno “Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado”. Ahora bien, Jesús no quiere ser engendrado fuera de la Iglesia ni bajo el ascendente del jefe universal de una religión falsa ecumenista satánica. Es forzado a nacer contra su voluntad y consentimiento, incompleto y privado de su obra salvífica que es toda su razón de existir encarnado y sacramentado. Es llevado adonde Él no va voluntariamente, y Él no lleva su gracia adonde no va voluntariamente, ni de manera aceptable a su Padre, fons bonitatis”, ni de manera obrada por el Espíritu Santo. El sacerdote una cum comete una especie de aborto litúrgico infinitamente sacrílego que persiste en la Hostia mal consagrada, y el sacerdote “non una cum que permite a almas acceder allí, se hace responsable ante Dios de esa atrocidad.

43 Cardinal de Bérulle, État et grandeurs de Jésus-Christ, 7, 3.
44 “Quicunque extra hanc domum agnum comederit, profanus est: si quis in arca Noe non fuerit, peribit regnante dilu- vio.” Carta 14 de San Jerónimo al Papa Dámaso. “In una namque domo agnus comeditur: quia in una catholica Ecclesia vera hostia immolatur”. Papa Gregorio in Moralibus lib. xv, cap. 3, n. 13, col. 1148.
45 Le mystère de l’Eucharistie médité au pied des saints autels, par m. L’Abbé A. Joiron. Paris, 1867. Obra muy elogiada por Pío IX y varios obispos franceses. Capítulo III.

Escribe esto Algero de Lieja, padre latino de la Iglesia:

Por lo que también el bienaventurado Agustín llama al sacrificio de Optato vano y falso, porque no confiere el efecto de salvación que parece prometer, y que conferiría si fuera hecho lícitamente. Por lo que también Dios dice: “Maldeciré vuestras bendiciones” [sigue: “y echaré sobre ellas maldición; puesto que vosotros no habéis hecho caso de mí. Mirad que yo os arrojaré a la cara la espaldilla de la víctima, y os tiraré al rostro el estiércol de vuestras solemnidades, y seréis hollados como él”], privándolas del fruto de la salvación. El que se diga “no es el cuerpo de Cristo lo que confecciona el cismático porque la eucaristía no puede ser confeccionada junto a él”, no debe entenderse como si no confeccionara el cuerpo de Cristo esencialmente verdadero en el sacramento, sino porque, dado que en el altar la Iglesia es un cuerpo y un sacramento con Cristo, no confecciona todo el cuerpo de Cristo —a saber, la ca- beza con los miembros— quien por estar fuera de la Iglesia no se une a mismo a Cristo y a la Iglesia en el sacramento de uno y otra. Porque siendo así que el sacrificio del altar, significando la unidad de la misma Iglesia y de Cristo, es el sacramento de todo el cuerpo de Cristo, no es confeccionado Cristo donde no es confeccionado todo él. Y por eso no tiene lugar la eucaristía allí donde no se administra la gracia de la unidad de todo el cuerpo del Señor.46

El Sacrificio del Calvario, en razón de la dignidad infinita y del amor perfecto de quien lo ofrecía, fue simplemente y de por plenamente aceptable a Dios, pero en cuanto procurado del modo nuevo trascendente y delegado de la Misa, su aceptabilidad y con ella su efecto de reconciliar, unir y comunicar a los partícipes con Dios, depende de la comunión expresa y objetiva del sacerdote con la Iglesia.

En la consagración hecha bajo la égida eclesial de un Artífice Fundamental de Apostasía, Cristo no actúa en el lugar de la Iglesia, y la Iglesia no es oferente. Y el sacerdote que ofrece una cum”, in- dependientemente de que como persona sea católico puro, hereje material o hereje formal, como sa- cerdote y oferente de Misa es cismático, por unido expresa y solemnemente a quien está eminentemente desunido de la Iglesia y cuanto es de desune de la Iglesia el mundo. Confecciona la Cabeza de la Iglesia por la fuerza, sin los miembros, y sin el Espíritu Santo que une los miembros a la Cabeza, y estando en unión monstruosa con quien es el primero en quitar miembros a la Cabeza. ¡Transfiere el cisma de la “Quam oblationem” a la misma Hostia consagrada!

Hacer esto es propio del Anticristo, señala san Juan:

y todo espíritu, que desune a Jesús, no es de Dios; antes éste es espíritu del Anticristo.47

El Doctor Angélico nos provee un principio muy esclarecedor:

Quien quiere una cosa quiere también necesariamente todo cuanto ella supone, a no ser por defecto, o por ignoran- cia, o porque la pasión le aparta de elegir rectamente lo que conduce al fin pretendido. Pero esto no puede afirmarse de Dios. Si, pues, Dios, queriéndose, quiere los otros seres, quiere necesariamente todo lo indispensable al objeto querido por Él.48

Dios quiere no ser ofrecido una cum. Entonces, necesariamente quiere lo que ese no- ofrecimiento supone: el consentimiento del alma a ese no-ofrecimiento, la cual a su vez supone la no-recepción. Aplicando paralelamente el mismo principio al alma, si ésta quiere glorificar a Dios sacramentado, quiere necesariamente todo cuanto esa glorificación supone, incluida una oblación pura, a no ser por defecto, o por ignorancia, o porque la pasión le aparta de elegir rectamente lo que conduce al fin pretendido. Pero un sacerdote esclarecido nunca puede permitir la elección no-recta del medio para el fin.

Si NSJC no quiere descender del Cielo a un altar una cum antichristo pseudopapali en el que pasa a ser un “Dios sacrilegiado”, tampoco quiere descender del altar sacrílego a ningún alma.

¿Por qué no recibir, ni siquiera por necesidad espiritual desesperada y en estado de inmadurez teológica, una Hostia consagrada sacrílegamente una cum antichristo pseudopapali fuera de la Iglesia? Si otras razones no bastan, baste esta: porque una tal hostia no quiere existir así. Es un Dios forzado a estar presente y aplicado al culto del diablo ecumenista de Bergoglio en el altar de Bergoglio.

46 Algero de Lieja, Sobre los sacramentos. Libro tercero, capítulo 12 (PL 180 0846B).
47  1 Jn 4, 3.
48 Santo Tomás, Summa contra gentiles I, 83

¿A quién se le ocurriría tomar un partido de libertad “probablemente” justificada ante el Dios de los Ejércitos, y comulgar estando “casi seguro”? ¿Qué es mejor: un Dios hecho Hostia casi contra su voluntad, o un Dios hecho Hostia casi según su voluntad? ¿Qué es preferible: casi salvarse o casi condenarse?

Exclama y pregunta enérgicamente el Apóstol de las gentes:

¿Mas qué?, ¿digo yo que lo sacrificado a los ídolos haya contraído alguna virtud?, ¿o que el ídolo sea algo? No, sino que las cosas que sacrifican los gentiles, las sacrifican a los demonios, y no a Dios. Y no quiero que tengáis ninguna sociedad, ni por sombra, con los demonios; no podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios. No podéis tener parte en la mesa del Señor, y en la mesa de los demonios. ¿Por ventura queremos irritar con celos al Señor?

¿Somos acaso más fuertes que él?49

La comunión una cum es un sacrilegio negrísimo por el cual, de manera que hiela la sangre por lo horrenda, se usa del mismo sacrificio de la Cruz renovado, y de la Segunda Persona Divina hecha presente, para adorar a un dios falso y por ende demonio, el demonio de un altar falso y de un monte no santo, el demonio ecumenista de los Grandes Apóstatas del Vaticano, del cual ellos son cada uno famulus y representantes, pretendiendo hacer con espantosa hipocresía externa y objetiva un piadoso acto de verdadera latría.

No se puede invocar necesidad ni epiqueya. ¡La prohibición de adorar con los hechos a un dios falso forzando al Dios verdadero a eso, jamás puede cesar! La epiqueya nunca puede ejercerse contra la naturaleza de las cosas: ¡mucho menos contra la naturaleza de Dios, y forzando en cierto modo a Dios a profanarse y negarse exteriormente! ¡Horrible!

Finalicemos señalando que para el Doctor Angélico la profesión de un culto ilícito constituye el carácter de la bestia de que habla el Apocalipsis:

El carácter distingue a unos de otros por el fin a que es destinado todo aquel que recibe el carácter, como hemos visto ya hablando del carácter militar, por el que, en la lucha, se distingue el soldado del rey del soldado enemigo. Pues, de modo semejante, el carácter de los fieles es el que distingue a los fieles de Cristo de los siervos del diablo, ya sea en orden a la vida eterna o en orden al culto de la Iglesia militante. Lo primero se consigue por la caridad y la gracia, como dice la objeción, y lo segundo, por el carácter sacramental. Por donde el carácter de la bestia correspon- diente a los réprobos puede entenderse como una malicia obstinada por la que algunos están destinados a la pena eterna, o como profesión de un culto ilícito.50

Uno de los nombres de Nuestro Señor Jesucristo fue dado muchos siglos antes de su Encarnación por el profeta Isaías: Emmanuel עמנואל51

Emm/Im = con; Anu (sufijo pronominal) = nosotros; El = Dios

Pues bien, hay una estrecha correlatividad, para consuelo o desconsuelo, entre ese nombre de Nuestro Señor, la naturaleza de la Iglesia, y la cláusula una cum” de la misa.

49 1 Cor 10, 19-22.
50 Summa th. III, 63, 6 ad 3.
51 Is 7, 14.

La Iglesia es el cuerpo de aquellos con quienes Dios está capitalmente por su profesión de Fe, aunque no esté en todos ellos por la Gracia. Y Dios está con un papa infaliblemente por aquella promesa suya a los Apóstoles: “Y estad ciertos que yo mismo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos”52. Y Dios está con los suyos como con quienes están bajo el papa. Debemos este enlace principalmente a Nuestra Señora. Ella dio las provisiones inmediatas necesarias para que el Verbo se hiciera carne para la Redención perpetuada e institucionalizada en la Iglesia.

Ahora bien, una misa en la que el sacerdote pide la imposibilidad de que DIOS esté, durante el sacrificio de su Hijo, con el sacerdote que está con Bergoglio y que pone a sus fieles con Bergoglio, sería una misa que objetivamente destruyera el nombre divino Emmanuel y la Iglesia y creara la terrible blasfemia Im-Ratsakh-El = Dios con un asesino (de almas fieles). ¿No es esto equivalen- te a una misa negra?

Digan lo que digan las palabras, en los hechos el “nosotros” (“-anu”) de una misa una cum es una comunidad dirigida por Bergoglio con todo lo que él entiende hacer y hace a la Iglesia y contra la Iglesia llevado por Satanás. Dios (“El”) es llamado a estar con (“emm/im”) con ellos como si fueran suyos. La parte dirigente de ese “nosotros” está sin Dios y contra Dios en su pretensión de ser el fundamento visible de la Iglesia.

Está en juego la determinación eclesial de la misa. Que la misa esté eclesialmente determinada por un eclesiófobo es una terrible anormalidad, y priva a la misa de todas las cuatro notas de la Igle- sia.

Dice el Concilio de Trento sobre el canon de la misa:

Y siendo conveniente que las cosas santas se manejen santamente; constando ser este sacrificio el más santo de to- dos; estableció muchos siglos ha la Iglesia católica, para que se ofreciese, y recibiese digna y reverentemente, el sa- grado Canon, tan limpio de todo error, que nada incluye que no de a entender en sumo grado, cierta santidad y pie- dad, y levante a Dios los ánimos de los que sacrifican; porque el Canon consta de las mismas palabras del Señor, y de las tradiciones de los Apóstoles, así como también de los piadosos estatutos de los santos Pontífices.53

Pedir y desear que Dios acompañe el ofrecimiento real y sustancial de su propio Hijo hecho en unión con un maestro y regla viviente de anticristianismo organizado y dirigente es extraordinariamente inmundo y sacrílego. Un papa es una de las reglas de la Fe católica. El canon es el núcleo y la regla de la misa. Un pseudopapa puesto en el mismo lugar que corresponde a una regla de la Fe de la Iglesia Católica es una regla torcida y torciente.

El colmo del sedeplenismo

¿Por qué comulgaría una cum, aún en aprietos de muerte, o imaginándose recibir gracias, el católico que rechaza el Concilio Vaticano II? La capitalidad y personificación preservadora de ese concilio son los pseudopapas que lo ha venido imponiendo. Ellos, “el concilio en persona”, son los primeros profanadores de las hostias una cum y desvirtuadores y destrozadores de la misma confección de ellas. Son hostias forcejeadas a la distancia por quienes son el concilio en persona, para ser aplicadas, con violencia infinita, a afirmar honrosamente como jefe religioso universalmente normativo a un maldito anticristo que destruye, cuanto es de sí, la Iglesia, que es toda Tradición. El colmo del sedeplenismo, del antisedevacantismo y hasta tradicionalismo está en la afirmación de la papalidad del apóstata Bergoglio y con ello de la autoridad del concilio, y ese colmo ocurre al recibir una Hostia consagrada en un canon missæ en el que se afirma esa papalidad.

52 Mt 28, 20.
53 Sesión XXII, cap. IV.

[Sigue]