[Dos comentarios de nuestra lectora abg]
Desde luego, algunos comentarios …indican hasta qué punto de desvarío y de locura se llega persiguiendo los quiméricos sueños de los apocalipticistas, aun mitigados, que prefieren atenerse a su estragado juicio particular, mal apoyado por las inciertas opiniones de algunos Padres que tampoco concordaban entre sí, antes que a la enseñanza del Espíritu Santo, que indicó claramente la vía correcta a través de los escritos de todos los más señalados santos Padres y Doctores de la Iglesia desde el siglo IV como mínimo, y más grave todavía, contra la sentencia autoritativa de la Iglesia jerárquica, que condenó al Índice de libros prohibidos la obra del P. Lacunza (y ahí sigue todavía), y cuando comprobó el inmenso daño que hacía, no sólo entre los católicos, sino aún más entre los protestantes, expidió dos decretos en que se desaconsejaba enérgica y activamente cualquier propaganda de tales ideas.
Y sospecho que si la sabia Roma no condenó más claramente, fue por evitar dar publicidad a esas mismas ideas que deseaba ver sepultadas para siempre en el río del olvido de aquellas doctrinas que si bien pudieron haber sido sostenidas durante un tiempo más o menos largo por sabios teólogos e incluso auténticos santos, al fin eran erróneas, fueron superadas por el desarrollo doctrinal impulsado por el Espíritu Santo, y al final, desechadas por la autoridad docente, sin que eso supusiera el menor desdoro para los que en el pasado se hubiesen mostrado partidarios de ellas.
Lo que sí es desdoro, y no pequeño, es empeñarse en sostener esas mismas teorías una vez que la Autoridad ha mostrado suficientemente cuál es su parecer y su deseo, que incluso ha mandado alejarse de tales pastos venenosos, que incluso ha empezado ya a utilizar las sanciones, cuales son las del Índice, y que sin duda habría sacado el látigo de las más fuertes, si la revolución conciliar no se lo hubiera impedido.
Objeciones de los examinadores de la Sagrada Congregación del Índice a las tesis de Lacunza.
6 de Septiembre 1824.
1.er Cargo. «El objeto principal de la obra, a saber: el Reino de Cristo en la tierra por mil años antes de la resurrección universal; por ser opinión constantemente desaprobada por los Santos Padres desde el fin del tercer siglo, y haber sido rechazada aun en los primeros por la parte más sana de la Iglesia, como un dogma peregrino y singular».
2.º Cargo. «La doble resurrección, una parcial en la venida del Mesías, y otra general al fin del mundo; porque cuantas veces se hace mención en las Sagradas Escrituras de la resurrección, siempre se dice será única, general y al fin del mundo; excepto una sola vez que en el Apocalipsis se nombra la resurrección primera, pero en otro sentido, como largamente ha demostrado anteriormente».
3.er Cargo «La doble conflagración del mundo, la primera parcial cuando la venida del Mesías a reinar sobre la tierra, en la que sólo perecerá una parte del linaje humano, y la segunda al fin del mundo, la que acabará con todo aquél; porque San Pedro y San Pablo y los demás escritores sagrados hablan de una conflagración ».
4.º Cargo: «Aquella mezcla de comprensores y viadores que supone durante los mil años de aquel reinado; la cual Santo Tomás demuestra con razones naturales ser absurda».
5.º Cargo: «El que baje del cielo la Jerusalén material, para servir de metrópoli del Reino de Cristo acá en la tierra; lo cual fue acérrimamente impugnado por San Jerónimo y otros Padres, y también por todos los escritores eclesiásticos cuando pensaron en ello Tertuliano, y algunos otros; y no bien suscitó de nuevo esta idea el P. Vieyra cuando fue condenado al silencio».
6.º Cargo: «El que asegure con tanto aplomo que su sistema está claramente expreso y revelado en las Sagradas Escrituras, y que casi todas las profecías contenidas en ellas se refieren al tiempo intermedio entre la venida del Mesías y el juicio universal».
7.º Cargo. «El que niegue referirse a la resurrección general las palabras de Cristo según San Lucas, cap. XX, 35:»… qui digni habebuntur saeculo illo, et resurrectione ex mortuis, neque nubentur neque ultra mori poterunt; aequales enim angelis sunt»; lo que admiten todos los doctores».
8.º Cargo. «Que diga, contra el común sentir de los Santos Padres, ser una mera parábola la sentencia de Cristo, según San Mateo, cap. XXV, 31: cun venerit Filius hominis in majestate sua, etc».
9.º Cargo. «El que pretenda no haberse cumplido casi nada de lo que han vaticinado los profetas sobre el regreso de los judíos de la cautividad de Babilonia, y que se ha de cumplir todo en su segunda vuelta de la presente dispersión».
10.º Cargo. «Que aplique a la Sinagoga, más bien que a la Iglesia, lo que dice el Apocalipsis sobre la mujer vestida del sol, contra la sentencia común de los intérpretes ».
11.º Cargo. «El que se hayan de restablecer los sacrificios y solemnidades de la ley antigua; en lo cual concuerda demasiado con Eunodio y Papías».
12.º Cargo. «Que para probar su sistema [retenga] muchísimos textos de la Sagrada Escritura, extrayéndolos de una y otra parte, los cuales considerados en sus propios lugares tendrían un sentido muy diverso».
13.º Cargo. «El que interprete muchos lugares de la Sagrada Escritura en un sentido muy diverso del que les da el unánime consentimiento de los Padres y doctores católicos».
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¡Gracias por el aporte! Desde luego, me gustaría conocer la fuente exacta de las «Objeciones».
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Hay dos reglas segurísimas de lo que debemos sostener los católicos:
1era: Seguir la DEFINICIÓN de la Iglesia (si la hubiere).
2da : Si no hay DEFINICIÓN, seguir la TRADICION de los Padres de la Iglesia, máxime habiendo uniformidad.
Con respecto al Milenarismo, la Iglesia no se ha DEFINIDO (salvo que se crea que prohibir como «peligroso», pero ni herético ni erróneo equivalga a una DEFINICIÖN en materia de PROFECÍA, lo cual sería una CONTRADICCIÓN, pues dejaría de ser PROFECÍA para convertirse en un DOGMA DE FE), lo cual que se sepa hasta el presente NO EXISTE.
Al no haber DEFINICIÖN, veamos si existe fundamento en la Tradición.
Pues SÍ existe en los Padres de los cuatro primeros siglos. Vamos a remitirnos a lo que TRANQUILAMENTE creyó la Iglesia -sin necesidad de DEFINICIÓN- También la Iglesia creyó en la Inmaculada Concepción mucho antes que fuera DEFINIDO el Dogma como algo implícito en el Depósito de la Fe, aunque algunos Santos no adherían a la Tésis, entre ellos el mismísimo San Bernardo de Claraval. El Milenarismo -aunque contenido en la Escritura y en la Tradición NO PUEDE DE SUYO SER DEFINIDO porque es materia de PROFECÍA, es decir si hubiera alguna DEFINICIÓN se destruiría su esencia, es decir, ya no sería Profecía, es así que el capítulo XX del Apocalipsis -como todo él- es PROFECÍA, luego no es materia para DEFINIR. Por tanto se equivocan sencillamente los que no llaman a las cosas por su nombre y los que condenan lo que no está condenado.
Suele citarse a San Jerónimo y a San Agustín como impugnadores del Milenarismo, pero ninguno de ellos trata sino incidentalmente de la materia. Dice San Jerónimo; …»las cuales cosas, aunque no las sigamos, con todo NO PODEMOS REPROBAR, porque muchos varones eclesiásticos y mártires las siguen».
San Agustín por su parte, expresa: «La cual opinión sería de algún modo tolerable, si se creyera que en aquel reinado gozarán los santos delicias espirituales por la presencia del Señor, pues yo también pensé lo mismo en otro tiempo…»
San Ireneo, obispo y mártir y gran apologista del segundo siglo, fue uno de los Padres de la Iglesia que sostuvieron con mayor ciencia y piedad el Milenarismo. El Papa Benedicto XV (quince) dio carácter de universal a la fiesta del Santo que desde épocas pretéritas celebraban en Lyón. (Ver en el Misal los textos de la Misa escogidos que de gran manera testifican que las doctrinas del santo no son ni mínimamente reprobables. y la característica de las doctrinas de San Ireneo son precisamente las del reino temporal de Cristo en el Milenio.)
San Justino, otro Padre de la Iglesia, expresa con energía: «Si encontrarais personas que llamándose cristianos, no creen en esto, pero blasfeman del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, sosteniendo que no hay resurrección y que las almas van al cielo en seguida después de la muerte, no los tengáis por verdaderos cristianos…En cuanto a mí y a los cristianos enteramente ortodoxos, nosotros SABEMOS que habrá una resurrección de la carne Y UN REINO DE MIL AÑOS EN UNA JERUSALEN RECONSTRUIDA; EMBELLECIDA Y AGRANDADA, tal como lo anuncian los PROFETAS Ezequiel, Isaías y otros.»
Todos los adversarios de la interpretación literal del cap. XX del Apoc. referida al Reino Milenario, son alegoristas, pues dicen que ya se está realizando en la tierra, por medio de la Iglesia Militante, y en el cielo por la Iglesia Triunfante. También deben interpretar alegóricamente que el Demonio está encadenado en el abismo, contra lo que el Papa León XIII sostiene con su oración a San Miguel Arcángel y sus Exorcismos. Por otra parte los Milenaristas que creen en el sentido LITERAL del cap.XX, no entienden a los alegoristas que hacen consistir el Reinado de Cristo en el período que se inicia con La Pasión y la Cruz, contrariando al mismo Jesucristo que expresa solemnemente delante del Procurador Romano -que entendía de reinos- que «AHORA mi Reino NO ES DE AQUÏ…» con lo cual destroza anticipadamente a los alegoristas que quieren negarle el Reino que el Padre le preparó desde la Creación del Mundo y cuya posesión le corresponde por derecho y por justicia, es decir por ser el Verbo Encarnado (por derecho) y por haberlo conquistado con Su Sangre (por Justicia) O sea que le niegan el honor merecido LITERALMENTE.
¿Cómo podría sostenerse -salvo el caso de los alegoristas- que más de veinte siglos de guerras, crímenes, herejías, persecuciones, y por último la Gran Apostasía constituida en religión, sean la era de fe, de justicia, de paz y de prosperidad que PROMETE la Escritura? ¿Acaso no ven que más que el Reino de Cristo, es la desesperación de Satanás por robárselo, situando como falso «Mesías» y falso «Príncipe la paz» a aquel OTRO que hizo salir de los vaivenes del mar? ?De qué manera ALEGORIZAN la actual APOSTASÍA con el Reino pacífico de Cristo y de sus Santos? ¿Cuáles son las Naciones que tienen en su Constituciones actuales la observancia de los 10 Mandamientos y que vivan en «la paz de Cristo» sin estar en Su Reino? Solo los ALEGORISTAS ante estas realidades pueden afirmar que el Diablo está encadenado, pero si dijeran que lo del Diablo todavía -como lo demuestran los hechos y lo afirma San Pedro » el diablo, vuestro adversario, anda como león rugiente alrededor de vosotros buscando a quien devorar»- no se díó LITERALMENTE pero se va a dar, como pide la Iglesia y expresa la Profecía, entonces no tienen AUTORIDAD para negar el cap.XX ni el Milenarismo.
Si la Iglesia creyera que el Diablo está atado y que es en este tiempo donde busca a quien devorar, no hubiera dispuesto las oraciones que dispuso se rezaran. ¿Cómo podría esta encadenado si existen los Exorcismos para combatirlo, y existen los posesos?
¿Dónde les quedó la ALEGORÍA con el Diablo?
Tendría que citar cada pasaje de la Escritura donde se habla expresamente del Reino de Cristo SOBRE ESTA TIERRA, pero el que quiera que los busque con humildad y los encontrará porque «el Señor no hace nada que antes no haya revelado a sus Profetas» dice la Escritura.
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Brevísimo resumen de la Doctrina de San Ireneo de Lyón: Venida del Anticristo y exasperación del mal sobre la tierra.
Llegada del Señor y expulsión del Anticristo y sus seguidores.
Resurrección de los justos y comienzo del reino milenario.
Reinado de los justos, en donde finalizan su preparación para la incorruptibilidad y visión del Padre.
Resurrección para el juicio de los impíos y su consiguiente condenación definitiva.
Descenso de la Jerusalén celeste y transformación definitiva de este mundo.
Plenificado totalmente el plasma humano, el hombre se adentra en la habitación de Dios para gozar eternamente de la visión del Padre.
Esperemos que «abg» no quiera decir en su prólogo eso de «indica hasta qué punto de desvarío y locura se llega persiguiendo los quiméricos sueños de los apocalipticistas» como descripción insolente e irrespetuosa al pensamiento de San Ireneo. Esperemos que no, digo. Si quiere referirse a los que sostenemos junto con San Ireneo estas «quimeras» (para ella), le agradecemos el elogio porque preferimos estar «desvariados y locos» con San Ireneo o con San Justino, que cuerdos y sabios con los alegoristas como ella.
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Escatología de San Ireneo de Lyon
Es necesario distinguir la escatología católica, la intermedia y la final. La intermedia es la situación del hombre desde la muerte a la resurrección. Cada persona, ¿en qué situación se encuentra?. Respecto a ello San Ireneo enseña las siguientes cosas sacadas de la exégesis del rico Epulón y el pobre Lázaro Lucas 16:19. Este texto para él no es parábola, sino historia real que nos cuenta el Señor Jesucristo. Mediante la parábola nos muestra los siguientes puntos: 1º perseverancia de las almas, es decir, las almas, tras la muerte perseveran en el ser, no se deshacen; 2º la no-transmigración de las almas, se mantiene con una subsistencia propia, aquí interviene la omnipotencia de Dios; 3º, las almas retienen la figura del cuerpo, que las hace reconocibles, por eso el rico Epulón reconoce a Lázaro, por tener la misma figura que en vida. Las almas retienen la memoria de su obra pecadora y también el mérito, Abraham retiene el don profético y reconoce las obras del rico y del pobre; 4º, en el más allá hay un lugar de descanso y de pena, las almas buenas descansan en el seno de Abraham, las malas, como la del rico, están en un lugar de dolor; 5º, también ve San Ireneo confirmadas una de sus tesis favoritas, la unidad de los dos Testamentos, que nos permite ver en la ley y en los profetas las palabras de Cristo, lo que ellos dijeron según la palabra de Cristo.
En la teología de San Ireneo lo importante es siempre la «salvación de la carne», porque la historia salutis consiste en la «deificación» de la carne, el gozo del alma durante la escatología intermedia es un gozo relativo, intermedio, no solo no ve al Padre, sino que ni al Hijo resucitado.
En la escatología final, la verdadera bienaventuranza, para que el hombre la adquiera es necesaria la resurrección del Verbo, la gente resucitada con la resurrección iniciarán el milenio, mil años durante los cuales no se verá al Padre, sino solo al Hijo resucitado acostumbrándose a la carne (Cristo) para luego pasar al Padre, además este milenio sucederá en la tierra, pero en un cielo nuevo y una tierra nueva. No se da en el milenio la visión del Padre, sino una preparación de los resucitados a la visión del Padre pero secundum carnem. Se da por tanto un proceso gradual, que lo inicia el Espíritu Santo, lo continua el Hijo y lo consuma el Padre. Distingue así tres puntos en la historia de la salvación: Espíritu Santo, etapa del Antiguo Testamento; la 2ª es la del Hijo, la cual a su vez se subdivide en dos, se inicia en la Encarnación, y dura hasta la Parusia; para luego continuarse la etapa del Hijo durante mil años, tras el séptimo milenio llegará el Padre. Así, en la ley del Antiguo Testamento hemos recibido un espíritu profético, luego, con Cristo, un espíritu adoptivo, y al final el espíritu paterno. Hay pues un proceso de adaptación.
Pregunta: ¿Alguien puede decirnos si esta enseñanza patrística podría llegar a ser prohibido enseñarla como «peligrosa»? San Ireneo habla y cree en el Milenio LITERAL. Esto es TRADICIÓN CATÓLICA. y San Ireneo es uno de los Santos Padres.
Perdón, «peligrosa», ¿para quién? Ah, claro. Para LOS ALEGORISTAS.
Resultado final del alegorismo-racionalista: la Apostasía constituida en religión idolátrica preparada y pensada desde hace tiempo. Seis pseudos-papas no es casualidad…y van por más. Quien no vea que esto es el TRIUNFO del antropocentrismo teólogico y racionalismo idolátrico para desplazar al Verbo Encarnado, como Principio, Centro y Fin de la Obra Creadora, en Quien y por Quien el Padre hace nuevas todas las cosas, no ha entendido ni donde está parado, o postrado.
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Con respecto a la «condena» del Milenarismo en los años 1941 y 1944,son dos disciplinares, no doctrinales; es decir, son órdenes, y dicen que el milenarismo mitigado no se puede enseñar sin peligro en dos países, nada más. (Chile y Argentina). ¿Qué es el «milenarismo mitigado»?
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Pregunta: ¿Alguien oyó las voces de los ALEGORISTAS que formularon esta falsa «condena» al Milenarismo, escudándose en Lacunza, contra el Modernismo-Racionalismo-Antropocentrismo como generador de la Gran Apostasía y la suplantación oficial de la Iglesia Católica por la Gran Ramera? ¿Dónde quedaron sus voces? ¿Dónde se puede encontrar la «refutación» a San Ireneo sobre el Milenio, de parte de estos impugnadores alegoristas? No nos vayamos tan lejos ¿por qué no prepararon al rebaño de Cristo contra los ataques del Infierno coronados por la apostasía reinante? No podían hacerlo! Fieles a su ALEGORISMO creían que el Diablo estaba encadenado!!…y como dice San Pedro, el Diablo «se los devoró»!
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Esto ya se discutió aquí, donde Fray Eusebio trajo los 13 cargos el año pasado:
http://moimunanblog.wordpress.com/2013/06/25/16103/
A los que replicó el P. Méramo:
https://moimunanblog.wordpress.com/2013/06/29/mas-sobre-el-milenio-y-sobre-el-p-lacunza/
También puede ser interesante para el lector esta serie de 8 artículos publicados en el blog En Gloria y Majestad:
http://engloriaymajestad.blogspot.com.ar/2014/05/lacunza-el-reino-visible-y-los-decretos.html
http://engloriaymajestad.blogspot.com.ar/2014/05/lacunza-el-reino-visible-y-los-decretos_11.html
http://engloriaymajestad.blogspot.com.ar/2014/05/lacunza-el-reino-visible-y-los-decretos_14.html
http://engloriaymajestad.blogspot.com.ar/2014/05/lacunza-el-reino-visible-y-los-decretos_17.html
http://engloriaymajestad.blogspot.com.ar/2014/05/lacunza-el-reino-visible-y-los-decretos_21.html
http://engloriaymajestad.blogspot.com.ar/2014/05/lacunza-el-reino-visible-y-los-decretos_24.html
http://engloriaymajestad.blogspot.com.ar/2014/05/lacunza-el-reino-visible-y-los-decretos_27.html
http://engloriaymajestad.blogspot.com.ar/2014/05/lacunza-el-reino-visible-y-los-decretos_30.html
Yo, personalmente no estoy de acuerdo con varias cosas de la exégesis de Lacunza, sobre todo con la que hace de la Mujer vestida de Sol, pero eso no quita que tenga muchos análisis valiosos.
Noten que en los cargos no dice que sea herético. Hubo dos decretos uno del 1841 y otro del 1844 corrigiendo el primero, el cual decía:
«Últimamente, más de una vez se preguntó a esta Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio lo que se debe pensar del Milenarismo mitigado, a saber el que enseña que Nuestro Señor Jesucristo, antes del Juicio Final, se produzca o no previamente la resurrección de muchos justos, vendrá visiblemente a esta tierra para reinar.
Habiendo examinado el tema en la reunión plenaria del miércoles 19 de julio de 1944, los Eminentísimos y Reverendísimos Señores Cardenales encargados de velar por la pureza de la fe y de las costumbres, después de oír la opinión de sus consultores, decretaron responder: el sistema del Milenarismo mitigado no puede enseñarse sin peligro.»
No dice que sea herético, sino que no puede enseñarse sin peligro. No aclara cuál es el peligro, si es que es un error debería prohibirlo. Parece ser que el sentido que hay que darle es que como es materia dudosa no se puede enseñar como si fuera algo definido por la Iglesia. Por eso que cada uno que saque sus conclusiones.
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El núcleo de la cuestión -el cap. XX- no es «materia dudosa». Es PROFECÍA. Ya dijimos por qué no se puede «definir» una Profecía. Que «cada uno saque sus conclusiones» o sea «interprete como quiera» estaría bien si no existiera la interpretación de la Patrística. San Agustín también interpretó «como quiso» y alegorizó tanto que no dejó nada en pie -léase «literal»- del capítulo XX, y si se hilara fino hasta llamaría «bienaventurados» a los de la segunda resurrección, que literalmente son los réprobos, pero alegóricamente sería la vuelta a la Gracia. Lo dicho, interpretando así no queda nada en pié, entonces todo da lo mismo: las vestiduras blancas simbolizaría la Gracia, los Tronos son los Obispos, el Caballo…vaya a saber qué, y así hasta el infinito, Una interpretación por persona. Es una locura, no queda nada de la Profecía de esa manera…y todo por no entender que para Dios nada es imposible y si reveló a sus siervos los Profetas acerca de un Reino terrenal, así se cumplirá. Todo esto se aclara y encaja perfectamente desde la perspectiva Cristocéntrica. San Ireneo gran defensor. Podríamos decir lo mismo que dijo el Beato Scoto sobre la Inmaculada: «POTUIT; DECUIT; ERGO FECIT».(Dios podía hacerlo, convenía que lo hiciera, entonces lo hizo) y se acabaron las vueltas.
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El capítulo XX, como dice «Simón del Temple», sí es profesía, pero existe la duda por parte de varios exégetas y de la Sagrada Congregación del Índice (por lo tanto del Magisterio de la Iglesia) de si esta profesía es antes o después del capítulo XIX, esa es la razón por la cual el milenarismo NO SE PUEDE ENSEÑAR CON SEGURIDAD. Por eso algunos han sostenido que el reino de los mil años fue el período de la edad media en el que la Iglesia Católica reinó casi sin oposición, lo cual es una interpretación muy válida, ya que hasta Castellani, seguidor de Lacunza, escribió que el Apocalipsis «no está escrito en linea recta como una crónica histórica. Es un relato que en un momento se para, vuelve atrás y empieza de nuevo».
Por lo demás, muchas cosas de los largos comentarios de «Simón del Temple» que se leen arriba, no tienen nada que ver con esta cuestión.
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Pues, quedarse con la exégesis que a Ud. le gusta (san Ireneo) y tirar a la basura la que no le gusta es lo que Ud. hace con san Agustín y san Jerónimo. Y sí, «esta exégesis» de Lacunza es materia dudosa, no el capítulo XX, sino la exégesis de TODO el Apocalípsis. El único que va a acertar con la exégesis va a ser el último que la haga y con algún ángel que se la explique al lado como a Daniel.
Por eso es bastante correcto el decreto del 44, porque no se puede enseñar sin peligro, es decir sin avisar de que dudosa, porque no sabemos, porque los padres de la Iglesia se contradicen y porque no esta definido como Ud mismo dice arriba.
Aquí cada uno le quiere imponer a los demás su librito, y si no se recita como le gusta vienen con el comentario soberbio y también a mí se me están acabando las vueltas.
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Tampoco hay que comerse el coco con esto, ya lo sabremos cuando pase, si total, hasta entonces toda interpretación será dudosa.
El Apocalipsis parece más para darse cuenta de la época en que se vive, pues las recoge todas y describe cada una de una forma en que solo sus contemporáneos la pueden etender perfectamente. No se, creo yo, porque sino sería mucho más claro, en vez de decir «vi una bestia de 700 cuernos» diría «vi un hombre poderoso y malo con 700 hombres para luchar» (esto me lo he inventado, no sale en ninguna parte, es solo para simular un poco el lenguaje del Apocalipsis).
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He aquí un irrefutable argumento que refuta cualquier tipo de milenarismo, a saber, que es imposible esconderse detrás de adjetivos (por ejemplo, como: no carnal, sino espiritual; no craso, sino sutil; mitigado etc.)
Fuente de argumento: Theologiae Dogmaticae Compendium in usum studiosorum theologiae, tomus III, edidit H. Hurter S.J., Oeniponte, 1903, páginas 661-662.
Dejo al final el link hacía el archivo PDF que contiene éstas páginas con mis subrayados.
El argumento se funda de una manera inequívoca sobre el CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO. Precisamente sobre estas palabras:
et íterum ventúrus est cum glória, iudicáre vivos et mórtuos, cuius regni non erit finis.
καὶ πάλιν ἐρχόμενον μετὰ δόξης κρῖναι ζῶντας καὶ νεκρούς, οὗ τῆς βασιλείας οὐκ ἔσται τέλος.
y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
También, para más detalles y clarificación de sentido de éstas palabras, se toma en cuenta Mat. 25, 31-46, o sea, lo que en algunas biblias se intitula como «El juicio de las naciones». Para más comodidad, reproduzco el fragmento al que se hace referencia.
31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;
36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí.
37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.
44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?
45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.
Sentencia principal del argumento:
El JUICIO UNIVERSAL descrito en Mat. 25, 31 ss será INMEDIATO a la SEGUNDA VENIDA de Cristo y precede el INGRESO de los justos en el CIELO y de los injustos en el INFIERNO. Con lo cual: Entre el JUICIO UNIVERSAL y la EJECUCIÓN DE LA SENTENCIAS DEL JUICIO UNIVERSAL no hay ningún REINO INTERMEDIO.
a) Antes de todo se recuerda una verdad de FE, en sus dos aspectos:
1. es revelado y creído que hay solamente DOS venidas de Cristo: primera en humildad, segunda en gloria; 2. para los cristianos la primera FUE, y la segunda SERÁ.
b) En ésta segunda venida, NO DESPUÉS, juzgará Cristo los vivos y los muertos. Esto lo tomamos literalmente del CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO:
«y de nuevo VENDRÁ con gloria, PARA JUZGAR a vivos y muertos, y su reino NO TENDRÁ FIN».
O sea: vendrá para juzgar los vivos y los muertos, NO para reinar, ya que estos son:
la razón, el motivo, el fin, el SCOPUS; por eso, muchas veces, se conjuga —se asocia, se relaciona, se vincula etc.—, el JUICIO con la SEGUNDA VENIDA de Cristo.
Sigue una cita de Mat. 16, 27:
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y ENTONCES pagará a cada uno conforme a sus obras.
Filius hominis ventus est in gloria Patris sui cum angelis, et TUNC reddet unicuique secundum opara eius.
También se mencionan sin citar: 2Tim. 4,1; e. Jud. v. 4.
Con respecto al citado versículo de Mat. 16, 27, se cita a s. Agustino:
Interrogationi tuae, qua quaeris, utrum in adventu Domini MOX credendum sit futurum esse iudicium, puto, quod sufficiat fides symboli, qua confitemur, Cristum a Patris dextera esse venturum ad vivos et mortuos judicandos. Cum ergo ipsa sit ei causa veniendi, quid aliud acturus est mox ut veniret, nisi propter quod veniet? (ad Dulcitium l. de octo quaest. q.3 n.2; y para éste fragmento se remite a de Civ. Dei XX, 1)
A la interrogación tuya, a la que buscas [respuesta], si en la venida del Señor PRONTAMENTE (mox=pronto) se debe creer que será el juicio (si se debe creer que a la venida del Señor le SEGUIRÁ PRONTO el juicio), pienso, que sea suficiente el símbolo de fe [el CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO], en cual confesamos [eso], [:] Cristo que está sentado a la derecha del Padre ha de venir para juzgar los vivos y los muertos. Como luego ésta misma es la CAUSA del venir, ¿que otra cosa ha de hacer PRONTAMENTE (mox) cuando vendrá, sino aquella por lo que habrá venido?
c) Luego se sigue:
El juicio de los justos y de los injustos es UNO SIMULTANEO, pues no hay dos juicios separados, otro de los justos, otro de los injustos. Para esa obvia mención se remite a la descripción del juicio universal hecha en Mat.25, 32 ss y Jo. 5, 27. De aquí testimonia s. Pablo en Act. 17, 31, que Dios ha establecido UN DÍA en el cual ha de juzgar EL MUNDO según la justicia.
d) Tampoco puede pensar alguien que la venida de Cristo (adventum Cristi) ha de durar mil años. Sostener eso es manifiestamente gratuito etc., aún más cuando ya se probó que hay una inmediata CONEXIÓN entre el JUICIO y la VENIDA de Cristo, también que el juicio es UNO.
e) El reino al cual participarán como santos según han sido juzgados en el juicio, no es un reino milenario y terrenal, sino UN REINO ETERNO Y CELESTIAL, exactamente como queda evidente en Mat. 25, 34. Con lo cual, si a la venida le sigue de inmediato el juicio y al juicio de los justos le sigue de inmediato el ingreso de estos en el reino celeste, es falso imaginar un reino milenario intermedio, ya que, del mismo modo, al juicio de los injustos le sigue de inmediato el ingreso de estos en el infierno, sin que haya un estado intermedio etc.
f) Tampoco precede el reino milenario la venida de Cristo, pues esto lo niegan los mismos milenaristas.
RESUMEN de como el CREDO niega todo tipo de milenarismo, precisamente de estas palabras: «y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin».
1. Creemos en DOS venidas de Cristo.
2. La primera vez vino en HUMILDAD.
3. La segunda vez vendrá en GLORIA. Credo: «DE NUEVO vendrá con GLORIA».
4. La segunda venida marca el FIN DEL MUNDO por el JUICIO INMEDIATO DEL MUNDO. Credo: «PARA juzgar»
5. El JUICIO INMEDIATO DEL MUNDO será un juicio universal, no parcial, o sea, de TODOS. Credo: «vivos Y muertos».
6. Al JUICIO INMEDIATO DEL MUNDO, cual sigue inmediatamente a la segunda venida, a el también, le sigue inmediatamente el cumplimiento de lo que se ha juzgado: el ingreso inmediato de los injustos el infierno eterno; el ingreso inmediato de los justos en el reino eterno de Cristo. Credo: «y su reino NO TENDRÁ FIN».
Link: https://dl.dropboxusercontent.com/u/48753313/3%20%281903%29%20%28659-668%29.pdf
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Por ejemplo, hasta Lacunza, había dos interpretaciones de la Mujer revestida de sol del capítulo XII:
1) La Virgen María
2) La Iglesia en los tiempos de la tribulación
Lacunza desmonta estas interpretaciones con buenos argumentos y propone otra interpretación: Que la mujer es una metáfora de la casa de Jacob o Israel. Según Lacunza, Israel aparecerá poco antes del anticristo, a la vista de todos cuando haya concebido a Jesucristo (se haya convertido) siendo restablecida por Dios, de ahí los atributos gloriosos sol, luna estrellas (12 patriarcas) Los dolores de parto (Isaías 26), son los dolores que sufrirá el pueblo judío al concebir en su interior al Jesucristo y aceptarlo y darlo a luz (un dar a luz espiritual, no material), es decir hacer pública su conversión. El dragón es Satanás, quién junto con príncipes de la Iglesia apostatas (estrellas arrastradas por la cola, y se comprende que no le haya gustado al Santo Oficio) quieren impedir que Israel haga pública su conversión (dar a luz al Hijo). El arrebatamiento al trono sería la presentación del cordero (Jesús) mencionada en Daniel y en el Apocalipsis, que todavía no habría sucedido hasta que los judíos se hayan convertido.
Lacunza sostiene que llevar a la Mujer al desierto es similar a cuando Dios sacó de Egipto al pueblo de Israel. Según Lacunza, la Mujer llevada al desierto será el pueblo Israel llevado a tierra santa (donde vivirá en una “dulce soledad” según Lacunza).
Cuando Lacunza escribió esto el pueblo judío aun no había regresado a tierra santa, pero ahora que lo ha hecho vemos que esta exégesis es incorrecta. Porque tendrían que haber dado a luz (hacer pública la conversión) antes de ir al desierto (tierra santa) ¿Pero qué ha pasado? Han ido a tierra santa, no se han convertido sino que están más cerrados aun en su negación de Cristo preparando el nuevo Templo. Desde luego no están “preservados” en ese desierto, ni viven en una “dulce soledad” sino que están a tiro limpio con todos los vecinos.
¿Entonces qué? ¿No puedo decir yo que el SO tenía razón en el cargo 10 en que Lacunza erraba al aplicar la Mujer a la Sinagoga?
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Lo siento «g» pero en mi opinión no refuta
-en el punto 4:
«4. La segunda venida marca el FIN DEL MUNDO por el JUICIO INMEDIATO DEL MUNDO. Credo: “PARA juzgar»
Es cierto que la segunda venida marca un juicio ya que Ap (20:4) dice:
4 Y vi tronos; y sentaronse en ellos, y les fué dado juzgar, y (vi) a las almas de los…
pero no es juicio del fin del mundo, que viene luego en Ap. 20:11, luego del milenio.
-en el punto 5:
«5. El JUICIO INMEDIATO DEL MUNDO será un juicio universal, no parcial, o sea, de TODOS. Credo: “vivos Y muertos”.»
Efectivamente el credo dice «vivos y muertos», pero no dice «todos los vivos y muertos»
Habrá juicios de Ap 20:4, y habrá muertos (de la primera resurrección) y vivos (viadores)
-en 6
6. Al JUICIO INMEDIATO DEL MUNDO, cual sigue inmediatamente a la segunda venida, a el también, le sigue inmediatamente el cumplimiento de lo que se ha juzgado: el ingreso inmediato de los injustos el infierno eterno; el ingreso inmediato de los justos en el reino eterno de Cristo. Credo: “y su reino NO TENDRÁ FIN”.
No hay ninguna dificultad cualquiera cuando muere, ahora o durante la Parusía, pasa por un juicio particular con el que ingresamos «de inmediato» ya sea al cielo o al infierno o al purgatorio sin esperar al juicio final (por este tema casi deponen a un Papa no me acuerdo cual)
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Del argumento más arriba presentado se sigue:
1. Es imperiosamente necesario refutarlo para luego poder sostener cualquier tipo de milenarismo.
2. De otro modo se ignora la Fe (el Credo) y la Razón (el argumento fundado racionalmente en el Credo).
3. Quien ignora la Fe y la Razón no puede pretender que, según la Fe y la Razón, no sea el mismo ignorado en lo que sostiene.
4. Y si acepta que sea ignorado el mismo en lo que sostiene, entonces debe aceptar que es completamente absurdo si aún ignora que acepta que sea ignorado en lo que sostiene, o sea, si todavía continua con lo que sostiene en evidente contradicción consigo mismo, con la Fe y con la Razón.
5. En tal caso: se puede sospechar cualquier cosa…
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abg…Ud. dice que Simon d. T. escribe cosas que no tienen nada que ver con la cuestión , ……eso demuestra su alegorismo hasta en sus comentarios
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«abg» ¿Podría nos decir de dónde extrajo la «quimérica» aseveración que el capitúlo XX es anterior al XIX?
Con respecto a lo que usted dice «gratuitamente» del P. Castellani, él no cree lo que cree usted.: la vuelta cíclica de la Historia no existe en la Mente divina. Usted debe estar influenciada por alguna teoría de la NEW AGE. Lo que expresa Castellani es que San Juan, sirviéndose del estilo profético, describe una visión, la deja, más adelante la vuelve a tomar, pero más cerca del fin, agregándole con una nueva visión más datos sobre lo que está profetizando. Esto es lo que se llama RECAPITULACIÓN.
Su teoría -la suya- sobre el retorno cíclico es una aberración filosófica condenada por la Teología. La Edad Media fue la edad de oro de la Cristiandad, y de última podría aceptarse que se refiriera usted como «tipo» de lo que será el Milenio, por supuesto corregido y aumentado en perfección, aunque no creo que usted tuviera presente esa noción de «tipo» y «antitipo». Por tanto aseverar -como hace usted- que esa sería la razón por la que no se podría enseñar con seguridad, es un disparate, y encima se lo achaca a «algunos exégetas y a la Sagrada Congregación del Indice» Aunque su intento -el suyo- haya sido darle autoridad a su «retorno cíclico» citando esta «fuente» y a la autoridad del P.Castelani, no tiene asidero.
Con respecto a que yo trato «cosas que no tienen nada que ver» y en «comentarios largos» refiriendome a esta materia es señal que usted no entiende lo escrito.
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Disculpe «Simón del Temple» pero usted lo embrolla todo. ¿A cuántos quiere confundir?
Repito que saca usted cosas que no tienen nada que ver, por ejemplo, lo del exorcismo o en querer relacionar a los usurpadores con los que no nos apegamos a las interpretaciones de usted, etc. etc. lo cual lo evidencia como alguien que solo habla a tontas y a locas.
Yo escribí que existe la duda, no mía, sino de algunos exégetas, en lo del capítulo XX del Apocalipsis, pero no estoy asegurando nada, como usted con su peregrina interpretación, contraviniendo a la Sagrada Congregación del Índice.
Si usted piensa que estoy influida por alguna teoría de la New Age, está rotúndamente equivocado, yo solo me apego a lo establecido por el Magisterio de la Iglesia y le aseguro que San Ireneo de Lyon también lo habría hecho si hubiese habido alguna disposición magisterial en su época.
Yo no tengo ninguna teoría ni asevero nada, esas son solo opiniones de otros y no mías.
Si cree usted que aseverar que el milenarismo NO SE PUEDE ENSEÑAR CON SEGURIDAD es un disparate, entonces está usted diciendo que la Sagrada Congregación del Índice resuelve a través de disparates. Y en ese caso sí que está usted en un verdadero problema.
Ningún santo y mucho menos Castellani tienen ninguna autoridad, más bien los santos se apegaban a la autoridad de los Papas. Cosa que ni Castellani hizo, ni usted lo hace ahora. Pobre de usted.
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Gracias por responder. Aclara más su punto de vista. Trate de no oponer Magisterio a Tradición: o sea: también en tiempos de San Ireneo existía la Iglesia Católica con su Autoridad bien constituida y jamás fue -San Ireneo- no digo «condenado» por sostener el milenarismo literal, sino que contra lo que el Santo sostiene jamás la Iglesia Católica de cualquier tiempo que sea podría ni siquiera imponer una «medida disciplinaria» para que no se enseñe lo que fue ratificado por la extensión de su fiesta con una Misa en la que los textos hacen total referencia a la Parusía y al Milenarismo, a través de Benedicto XV (quince), o lo que lo mismo decir: San Ireneo NO se equivocó. Entonces viene usted y con ínfulas de Doctora de la Iglesia me manda a mí al Index o poco menos que al Infierno porque creo y entiendo y sostengo que jamás la Iglesia Católica puede oponerse a la Tradición y adhiero con todo mi corazón a lo que ha enseñado la Patrística acerca de la literalidad del cap.XX del Apocalipsis.
¿Distingue usted entre «sentencia», «medida disciplinar (no doctrinal) y condena o anatema?
Hace muy bien en no adherir a las «doctrinas» de la new age, pero intente comprender que el retorno cíclico de la Historia es un imposible metafísico y si algún «exégeta» (me gustaría saber cual) tiene la duda acerca de los capítulos del Apocalipsis, como que algún copista medio dormido sin darse cuenta copió mal y la Iglesia nunca se enteró y lo dejó tal cual. Insisto, si usted lee el Apocalipsis, hágalo teniendo presente el modo en que fue escrito: No LINEAL, sino RECAPITULANDO, entonces va a notar como todo está en su lugar y nadie se ha equivocado copiando mal, ni la Iglesia «se tragó» ese sapo sin decir nada.
Fijese lo que escribe: «Ningún santo y mucho menos Castellani tienen autoridad, más bien se apegaban a la autoridad…» Se ve que cuando en su parroquia dieron el cursito de Historia de la Iglesia, usted faltó.
Punto final.
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«Simón del Temple»
¿Y usted a cuáles cursillos protestantes asistió?
¿A los protestantes seguidores del indexado Lacunza?
Sería bueno que se definiera bien como católico y no como un protestante de grandes iniciativas.
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He aquí un texto claro sobre el milenarismo. Sirva, por lo menos, como información enciclopédica cierta, pues es publicado con aprobación del Ordinario.
La vida futura según la fe y la razón
por T. Enrique Martín.
Barcelona, 1865
[p.443]
NOTA XXI.
Sobre el milenarismo.
En el Apocalipsis se habla de una primera resurrección reservada á los Mártires y á los demás justos, que no tendrán que temer la segunda muerte, y se dice que estos justos reinarán con Jesucristo durante mil años antes de la época de la resurrección general y del juicio final. Según la explicación dada por san Agustín, santo Tomás y Bossuet, las almas de los Mártires y de los justos no tendrán que sufrir la segunda muerte, esto es, la condenación eterna; tendrán ellas solas parte en una primero resurrección puramente espiritual, que consistirá en la justificación y el reinado [444] de mil años, del cual participarán con Jesucristo, es la gloria que ellas gozan y que durará bajo esta forma desde su admisión en la Jerusalen celestial hasta la resurrección general de los cuerpos. Estas almas reinarán con Jesucristo no tan solo en el cielo, sino también en la Iglesia con el culto que reciben, y el número de mil años, lo mismo que el de mil generaciones de que habla el Salmista, no es aquí un número determinado, sino designa vagamente los numerosos años que han de transcurrir desde la época de los primeros Mártires hasta el fin del mundo. En lugar de esto, desde el fin del siglo I y principios del II, Cerinto y otros sectarios, impregnádos de la noción judáica de un Mesías soberano temporal de la Jerusalen terrestre, se imaginaron que al fin próximo de los tiempos, después de una primera resurrección de los cuerpos, que no pertenecería mas que á los elegidos, el que ha dicho que su reino no es de este mundo ejercería con ellos durante mil años un reinado terrestre en medio del fausto y de los placeres sensuales: tal fue el milenarismo herético, enteramente contrario al espíritu del Cristianismo.
La misma época había visto nacer otro milenarismo mas compatible con la doctrina evangélica. Engañados por algunas frases poco sensatas escritas hácia principios del siglo II por Papias (*), y cediendo á la pretendida autoridad de una Epístola compuesta en este mismo tiempo y falsamente atribuida á san Bernabé, muerto poco después de la mitad del siglo I, algunos Padres de la Iglesia adoptaron también la esperanza de este reino terrestre de mil años, pero sin unir á él las imágenes carnales y voluptuosas que la herejía había aplicado al mismo, y considerándolo como una preparación á la bienaventuranza celestial. La Iglesia. que no puede engañarse, jamás ha aceptado en ninguno de sus símbolos esta opinión particular que no se apoya en ningún texto bien comprendido de los Libros santos. En el siglo II esta opinión no solamente era adoptada por el montanista Tertuliano y por toda aquella secta visionaria, que aun pretendía que se había visto la nueva Jerusalen suspendida en los aires, de donde bajaría á la tierra sobre la Frigia, para venir á ser la capital del reino de Jesucristo, durante el reinado de mil años; pero esta misma opinión, expurgada solamente de este sueño fantástico de los montanistas, era enseñada por san Ireneo y por san Justino, quienes, no obstante, reconocían que en su tiempo muchos cristianos ortodoxos eran contrarios á ella. Encuéntrase la misma opinión hácia el siglo III en san Hipólito, en san Metodio, en Nepos, en Victorino de Peltau; pero en este mismo siglo no se encuentran ejemplos de ella en Atenágoras, en san Cipriano, en Clemente de Alejandría, en san Gregorio el Taumaturgo, y fue rechazada explícitamente y combatida por el clérigo Cayo, por Orígenes, y, sobre todo, por san Dionisio de Alejandría. Renovada en el siglo IV bajo una forma poco diferente del milenarismo de Cerinto, por el hereje Apolinar de Laodicea, esta opinión estaba ya cási abandonada por los ortodoxos en Oriente; pero guardaba aun en la Iglesia de Occidente partidarios bastante [p.445] numerosos, tales como Lactancio, que prometía aun á los justos que vendrían á ser padres de una posteridad grande después de su resurrección, y como Sulpicio Severo, Julio Hilariano y Commodiano, quienes no añadían nociones tan groseras á su milenarismo. Hay en las obras de san Ambrosio un pasaje que parece favorable á esta opinión errónea; san Agustín reconoce que en otros tiempos se había inclinado hacia el milenarismo entendido de una manera la mas pura, y se encuentra, en efecto, la señal de este error en uno de sus sermones.
Pero en este mismo siglo EL MILENARISMO SUCUMBIÓ en Oriente y Occidente bajo las refutaciones de san Efren, de san Gregorio de Nisa, de san Basilio el Grande, de san Gregorio Nazianceno, de san Epifanio, de san Jerónimo y de san Agustín. Los sueños del milenarismo, suscitados de nuevo por la pretendida Reforma, han tomado formas diversas en los anabaptistas, los roce-croix, los teósofos, los swedemborgianos y diferentes teólogos protestantes.
(*) Dom Pitra (Proleg. p. IV-VI), piensa que las expresiones de Papias han sido empleadas por él alegoricamente, y que el error viene de aquellos que han cometido la equivocación de tomarlas en sentido literal. Pero los testimonios de la antigüedad cristiana me parece establecen que el mismo Papias había interpretado mal las tradiciones orales que había recogido sobre este punto de boca del presbítero Juan y de otros discípulos de los Apóstoles.
Libro entero: http://books.google.es/books?pg=PA445&dq=%22milenarismo%22&id=vloW7WtTbcEC&hl=es#v=onepage&q=%22milenarismo%22&f=false
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Sucumbir no significa «condenado». Simplemente lo que predominó fue el ALEGORISMO que reemplazó el sentido literal por las sandeces de los herejes.
Está en la TRADICIÓN como «dormido», ni condenado, ni nada por el estilo, y desde la visión totalmente católica, no la de las sectas. El sentido literal del cap XX es NUESTRO, esto es, pertenece a la Patrística y es Tradición. Nadie tiene autoridad con ninguna medida disciplinar de condenar como peligroso el Milenarismo de San Justino y de San Ireneo. Y nosotros lo estamos «despertando» para gloria y honor de Jesucristo.
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Estimado Simón Del Temple:
Ahora mismo estoy metido en varias lecturas sobre el tema y el problema etc. Sin embargo, según lo que leo, comparando con lo que escribe Usted —«El sentido literal del cap XX es NUESTRO, esto es, pertenece a la Patrística y es Tradición.»—, bien diferente es la historia, ya que, al fin y al cabo, se trata de historia, de la llamada Patrística, que es, en cuanto disciplina, aquella cuyo objeto histórico son los escritos de los ss. Padres, siendo sujetos históricos suyos también los ss. Padres, hombres de carne y hueso que tienen biografía. Por eso, decir que «pertenece a la Patrística», es lo mismo que decir que pertenece a la historia, a una historia en concreto. Mas, Usted ignora ésta historia, pues sus afirmaciones son, si no falsas, por lo menos adaptadas a un propósito explícito: hacer publicidad al milenarismo, al mismo milenarismo que fue condenado con argumentos sólidos por muchos ss. Padres, y que nunca nadie los refutó. Lo que es muy sorprendente es eso: los mismos ss. Padres que Usted toma como autoridad, a la hora de exponer en que consistía precisamente ésta visión del «milenio», tenían gran dificultad, de donde resulta que no eran cosas de fe, sino mera especulación, imaginación, a veces, puro «cacao mental». Le tiro el guante: escriba Usted con detalles cronológicos, lógicos, dogmáticos y escriturísticos diez proposiciones con sentido sobre éste milenarismo que Usted profesa como verdadero. — ¡Aquí estoy!
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Ni sueñe! Si quiera lea a San Justino y a San Ireneo de Lyón, y si no quiere, a mí me da lo mismo. Piense usted lo que quiera. Ya no me moleste. Yo no le voy a dar letra para sus retorcidad especulaciones. ¡A la salud!
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Estimado Simón Del Temple:
Estoy en ello: leo y leo y leo —y resulta ser como he dicho más arriba. Pero Usted ¿ha leído las refutaciones de san Efren, de san Gregorio de Nisa, de san Basilio el Grande, de san Gregorio Nazianceno, de san Epifanio, de san Jerónimo y de san Agustín? Una de ellas, la de san Agustin, la he presentado aquí. ¡Refutela Usted, si puede!
Si Usted profesa el milenarismo, se supone que lo tiene en su mente claro-clarito, y sí lo tiene así, entonces no sería gran esfuerzo presentarlo aquí; no solo para mi, sino para todos los lectores de éste blog, unos de ellos, seguramente encantados con la idea del milenio, sin saber que tal idea se les fue enseñada con toda la certeza. — Y, después de tirarle el guante, no me queda más que esto: ¡LE RUEGO!
Respecto a mis retorcidas especulaciones: ¡hay que poner el dedo sobre ellas y demostrar que así son!
¡Aquí estoy!
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Estimado g :
Debo felicitarle por no perder la paciencia con una persona como «Simón del Destemple», que parece que con lo del milenarismo ya se está llevando entre las patas a otros comentaristas que se hacían notar por su perspicacia. Usted mismo dijo en un comentario que este tipo de gente se tendría que tomar como sospechosa y ahora hasta le ruega ? No le va a contestar, en primera porque carece de argumentos sólidos y en segunda porque se ve a leguas que este personaje destila una soberbia inusitada. Ya sería tiempo que el administrador tomara cartas en el asunto y declare que el milenarismo NO SE PUEDE ENSEÑAR CON SEGURIDAD y se sitúe definitivamente del lado del Magisterio, independientemente de todas las pruebas contundentes que usted ha presentado.
Algo tan sencillo como decir que dos más dos son cuatro.
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Estimado Simón Del Temple:
Aunque hemos tenido desacuerdos, debo felicitarle por perder la paciencia con «g», esta claro que es un provocador, al igual que ab+g. Es inútil darles (o darle) argumentos, literatura para que lean etc,
Cualquier forista puede estar en desacuerdo con el milenarismo y disputar sobre ello como con cualquier otra tema. Ese no es el problema, pero lo que se requiere para dialogar es partir de una base de honestidad intelectual.
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Jorge Rodríguez: Los «desacuerdos» solo son en materias opinables. En cuanto a las cosas que conciernen a la Fe, los católicos no tenemos desacuerdos. Gracias por su gentileza.
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Estimado Jorge Rodríguez:
Usted exagera, sea un poquitín. Quitado el poquitín, Por lo que queda, le pido disculpas. Sin embargo, cuando hablará Usted de milenarismo, no espere de mi parte callar.
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“La verdadera Sabiduría es la que va acompañada de caridad, de prudencia, de modestia, de humildad, de altruismo y de búsqueda exclusiva del bien y de la Verdad.
Ergo, quien, en lugar de tales virtudes, sólo exhiba soberbia, imprudencia, arrogancia, falta de respeto y subestimación hacia los demás, y que -a través del disenso y la corrección de los otros- sólo busque la discusión, la conflictividad, la perturbación y la discordia; ese tal, puede ser, sí, un erudito, un entendido, pero jamás un sabio”.
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