LA VIRGEN MARÍA, CAPITANA DE LOS EJÉRCITOS DE DIOS
Viene bien leer lo que sigue, en estos momentos en los que Bergoglio exclama: ¡Nunca la guerra!
Toda la redondez de la tierra está bajo el patrocinio de Maria, porque el Hijo que la escogió por madre quiso que Ella fuera protectora de todos aquellos de los que El era redentor. Y asi como Luzbel y sus seguidores, mentirosos desde el principio, han porfiado por hacer esteril la redención del Hijo de Dios, también desde el principio, Maria Santísima ha protegido a sus hijos en las batallas que estos han librado por la fe y la extensión del reino de Cristo.
Muchos siglos antes de nacer, Maria Santisima ya tenía el patrocinio de las batallas de Dios, y lo ejercia en las figuras e imágenes que la precedieron en el Antiguo Testamento. Porque la primera victoria que se nos propone en la Sagrada Escritura es la que debia alcanzar Maria Santisima sobre Luzbel, cuando Dios dijo a la serpiente: Pondre enemistad entre ti y la mujer, entre tu generación y la suya, y ella te quebrantará la cabeza, y tuandarás siempre acechando a su calcañar.
En los Cantares se compara a la Virgen Maria a un ejercito ordenado y dispuesto para pelear, porque la Madre de Dios es terrible como un ejercito, a los demonios, a los herejes y a los impios. Compárasela también al muro que defiende una ciudad, y a la torre de David de la que penden mil escudos, pues Maria Santisima es segura defensa de todos los que se acogen a Ella. Y ¿qué figura más ilustre de la Virgen Maria que el Arca de la Alianza, que llevaban siempre los israelitas en sus ejercitos?, pues por Ella esperaban el triunfo, y por Ella conseguian las victorias.
En unos tiempos en que, desconociendo las ensenanzas de la Sagrada Escritura y la historia de la Cristiandad, se pretende poner en entredicho la licitud de defender con las armas la fe en Cristo Jesus, y los derechos de Dios, tanto en las almas como en la sociedad, nuestra revista, fiel a su ideario, quiere alentar a sus lectores con el relato de las batallas que sostuvieron nuestros antepasados en la fe, y resaltar la milagrosa interveneión que en muchas de ellas tuvo la bendita Madre de Dios, Maria Santísima.
iQue dificil se hace a los oidos de los hombres de nuestros tiempos prestar crédito a narraciones que nos hablan de la interveneión milagrosa de la Virgen Maria, los santos o los ángeles, en los momentos cruciales de la historia de la Iglesia! Mas la dificultad no es otra que la de aceptar la existencia de un Dios personal y providente que dirige los caminos de la Historia, mediante la libertad humana, hacia el cumplimiento de sus designios de salvación.
En la narración hemos utilizado principalmente el piadoso «Año de María» escrito por el sacerdote barcelonés José Palles, en 1875, que recoge la historia y tradiciones de las fiestas marianas de todos los dias del año.
El patrocinio de Maria en las batallas de los cristianos en la madre patria comienza con su singular intervención en la reconquista española, pues no en vano ha sido y es España la tierra de María Santísima, especialmente favorecida por su presencia, en carne mortal, a Santiago en Zaragoza y en tantas otras apariciones que testimonian tantas basilicas y ermitas. El citado autor hace referencia especial a su tierra natal barcelonesa cuando nos dice:
Maria tomó bajo su protección a nuestra ciudad de Barcelona, bajando a ella por dos veces; la primera para que se fundara la sagrada Orden de la Merced, y la segunda para cantar maitines el dia de la Purificación en la misma iglesia de los mercedarios, a los que asistia San Pedro Nolasco.
Dedicamos un segundo capitulo a la liberaciön de los Santos Lugares, de Jerusalén, que motivaron las Cruzadas de la Edad Media, concluyendo con la milagrosa intervención en las batallas de Lepanto y la defensa de Viena frente a los turcos, dos momentos decisivos para la historia de la civilizaciön cristiana de Occidente.
En cuanto a la historicidad de los hechos que aqui se narran, no haremos sino reiterar las tradiciones que así lo aseguran, transcribiendo las antiguas crónicas que los refieren, considerando vano el empeño de los historiadores racionalistas que los niegan sin poder aducir prueba alguna en favor de su opinión, basándose tan solo en que tales hechos son incompatibles con lo que llaman su«razón».
Sin importarnos que algunos se empeñen en negar lo que vamos a referir, nos complace narrar una serie de portentosas intervenciones de la Madre de Dios, Auxilio de los cristianos, en las batallas que emprendieron sus hijos por la fe.
María, capitana de las tropas de Pelayo
Singular es el patrocinio de Maria Santisima en las luchas de los cristanos españoles por la reconquista de su patria, que comienza en Covadonga y acaba ocho siglos despues en Granada.
Despues de que casi toda España, por sus pecados fuera ocupada por, los moros, un grupo de cristianos, que no habian querido someterse al hasta ahora invcncible invasor, se reunia en una cueva del monte Ausena, llamada Covadonga, y alrededor de una antigua imagen de Maria que alli se veneraba, eligieron a Pelayo como caudillo de los rebeldes al poder musulmán.
El primer acto del recien elegido caudillo fue el de consagrar a la Madre de Dios sus menguadas huestes, encomendándole la protección de sus empresas. Para más obligarla en su favor la nombró capitana de sus ejercitos, y seguro de su auxilio se aprestóö a enfrentarse al poderoso enemigo que avanzaba por el valle con más de cien mil soldados aguerridos.
Asi comenzó la reconquista, con una milagrosa victoria conseguida por la especial intercesión de Maria Santisima que buscó en Pelayo al hijo escogido que con su fe, piedad, constancia y valor debía servir de cuna a la monarquia de España.
El voto a la Inmaculada Concepciön hace capitular a Granada
Como en Covadonga, la visible protección de Maria Santisima en las batallas de la reconquista española, se muestra de forma especial en la última de sus empresas: la toma de Granada por los Reyes Católicos, que aeaeció el 2 de enero de 1492 como respuesta a un voto de los piadosos monarcas a la Inmaculada Concepción de Maria.
Rendida la ciudad de Baza, antemural de Granada, Fernando e Isabel, deseosos de ver libre a toda su patria, celosos de que fuera adorado un solo Dios y honrada la Virgen Maria por todos los españoles, tomando la imagen de Nuestra Señora de las Victorias de la ciudad de Málaga, se dirigieron resueltos sobre la capital del reino moro.
El ejercito español se componia de cuarenta mil soldados y diez mil Caballeros, número insignificante para sitiar una ciudad de tan grandes dimensiones y que encerraba en su interior a más de doscientos mil habitantes; mas su verdadera fuerza no residia en su número, sino en el estandarte de la cruz, por el cual combatia, y la imagen de la Madre de Dios, bajo cuyo patrocinio entraba en los combates. No en vano el rey Don Fernando llevaba adornada su armadura con la imagen de la Inmaculada Concepción, la defensa de cuyo sublime misterio con tanto entusiasmo habia sido tomada por los reyes de la Corona de Aragón. Haciendo gala de su absoluta confianza en la Madre de Dios, la piadosa Isabel persuadió a su esposo de retirarse durante nueve dias al venerado monasterio de Guadalupe, para interesar más vivamente a la Virgen Maria en su empresa.
Mucho tiempo hacia que la ciudad estaba sitiada sin lograr los cristianos apoderarse de ella, y los ánimos comenzaban a decaer. En esta Situación, Doña Isabel propuso a su esposo prometer en voto solemne a la Madre de Dios consagrar a su Inmaculada Concepción la principal mezquita de Granada si, superadas las grandes dificultades, la capital caia en su poder. La propuesta fue muy del agrado del rey y el dia 1° de enero de 1492 los reales esposos, delante de sus tropas y ante el Cardenal Arzobispo de Toledo Don Pedro Gonzalez de Mendoza, hicieron público y solemne voto de consagrar a la Madre de Dios la gran mezquita de Granada.
Con gran prontitud oyó Maria Inmaculada los votos de sus católicos reyes, pues cuando nadie lo esperaba, al dia siguiente, se presentó una embajada del rey moro al campamento cristiano a entregar a Fernando e Isabel las llaves de la ciudad y pactar las cláusulas de capitulación.
Poco después, el Cardenal de Toledo clavaba el estandarte de la Cruz y de Maria en la almena mäs alta del minarete de la mezquita que iba a consagrarse a la Inmaculada Concepción, mientras el Gran Maestre de la Orden de Santiago enarbolaba su estandarte en las demás torres. Los Reyes Catölicos no quisieron entrar en la ciudad hasta tanto la mezquita no se hallara purificada y en disposición de consagrarse a la Purisima Concepción de Maria, lo que sucedió el dia de los Santos Reyes, en cuya fecha el ejercito y los monarcas penetraron en la ciudad cantando el Te Deum y dirigiendose ante todo a cumplir el voto que hicieron el dia primero de año.
Asi terminö por intercesión de Maria la dominación agarena en España.
MARIA, AUXILIO DE LOS CRUZADOS
AI grito de iDios lo quiere!, el pueblo cristiano, lleno de fe y sobrenatural entusiasmo, respondiendo a la llamada de los Papas, se alzó en masa, resuelto a liberar la tierra santa y el sepulcro de Jesus, o a morir por Dios en su empeño. En estas expediciones, que se llamaron Cruzadas porque los combatientes llevaban una cruz de tela roja sobre el hombro derecho, los ejercitos invocaban a Maria Santisima antes de entrar en combate, y como muestra de su especial protección exponemos algunos episodios, relatados por crónicas y tradiciones de la época, que revelan la poderosa intervenciön de Maria en auxilio de los combatientes cristianos que luchan por su fe.
Toma y defensa de Antioquia
El 7 de febrero de 1098, Godofredo de Bouillon consigue, por intercesión de la Madre de Dios, una gran victoria sobre los sarracenos, que pretendian levantar el cerco que los cruzados tenian puesto a la ciudad de Antioquia. El 2 de junio la plaza fue tomada, tras nueve meses de sitio, pero pocas semanas despues la ciudad en manos de los cruzados fue cercada por un nuevo ejercito de trescientos mil infieles. La pérdida de la plaza hubiera supuesto la imposibilidad de conquistar Jerusalén y el fracaso de la
Cruzada. En esta dificil circunstancia —cuenta el piadoso Colvenerio en su «Kalendarium Marianum»— la Madre de Dios se apareció, llevando en sus brazos a su divino Hijo, a San Bertoldo, que habia hecho un voto a Nuestra Señora del Carmen. Mandóle la Virgen Santisima que la ciudad se purificara por la penitencia, y le reveló el lugar donde se hallaba la lanza que hirió el Corazón de Jesus, con cuya lanza, marchando a la batalla, consiguieron que se levantara el sitio de la ciudad y que se retiraran sus enemigos.
El Angelus por Nuestra Señora de Jerusalén
El 15 de julio del año siguiente, 1099, Godofredo de Bouillon entraba triunfante en la santa ciudad de Jerusalen, de la que fue elegido rey. La Iglesia, reunida en el Concilio de Clermont, bajo la presidencia de Urbano II, habia puesto esta conquista bajo los auspicios y protección de la Madre de Dios, y a este fin, para interesarla más en favor de los cruzados, se dispuso que todos los clerigos rezaran, despues del oficio canónico, el oficio parvo de la bienaventurada Virgen Maria, añadiendo algunos, cuya autoridad es de mucho peso —dice Colvenerio—, que no bien se supo en Roma la toma de Jerusalen, para testificar a la Reina de los ángeles la gratitud de la cristiandad, se in.tituyó el Angelus, que se rezaba al toque de la campana todas las mananas al alborear y todas las tardes al oscurecer.
Maria derriba las murallas de San Juan de Acre
En 1187, el sultán de Egipto, Saladino, despues de haber derrotado al ejército cristiano cerca de Tiberíades, se apoderó de Jerusalén e hizo prisionero al rey Guido de Lusiñán. La noticia del dcsaslre produjo gran conmoción en Occidente, y los cristianos se aprestaron a latercera Cruzada. El 8 de julio de 1191, la Virgen Santisima se aparece en San Juan de Acre a los soldados cristianos que sitiaban la plaza a las órdenes del rey de Inglaterra, Ricardo Corazón de León. Revestida de brillantes resplandores les ordena digan a su rey que deje de combatir y arruinar las murallas de la ciudad, puesto que dentro de cuatro dias y en la misma hora en que se obrara la aparición, vendrian portentosamente al suelo, y San Juan de Acre caeria en su poder. Los centinelas que presenciaron esta aparición la notificaron al rey Ricardo y a su ejercito, que con tal motivo se llenó de inmenso júbilo. Cuatro dias despues, y tal como la Madre de Dios lo habia prometido, un terrible terremoto derribó en un instante las murallas de la ciudad sitiada, y llenó de tal espanto a los sarracenos, que se entregaron pacíficamente a la discreción del ejercito cruzado, que una vez más experimentó los efectos de la protección de la que, con toda propiedad, es llamada Auxilio de los Cristianos.
Batalla de Joppe
El 7 de septiembre de aqucl mismo año, el ejercito cristiano obtuvo entre Cesarea y Joppe, por mediación de Maria Santisima, una nueva victoria sobre Saladino. Numerosisimo —dice Colvenerio— era el ejercito de Saladino, y muy aguerrido, y se jactaba de poder destruir en pocas horas todo el poder de los cruzados. Conscientes estos del riesgo que entrenaba la batalla, invocaron fervorosamente a la Virgen Santisima, recordando que aquel era el dia en que la Iglesia celebraba la vigilia de su Natividad, suplicandole no permitiese que tan señalada fecha fuera de triste memoria para los cruzados. Si les oyó o no la Virgen Santisima, lo dice bien claramente el resultado que obtuvieron. Empezada la batalla, con la ayuda y el favor del cielo, obtuvieron tan feliz jornada, que no solo desbarataron el ejercito de Saladino, sino que además perecieron la mayoria de los capitanes de su ejercito, sin que de los defensores de la cruz muriera más que un solo hombre, llamado Santiago de Avesnis, a quien las crónicas de las Cruzadas no vacilan en aplicar el calificativo de digno sucesor de los Macabeos.
EL VOTO DEL REY DE POLONIA, JUAN CASIMIRO
Admirable espectáculo el de un rey postrado a las plantas de Maria, y evidentes los efectos de su protección sobre la nación que se le ofrece en la persona de su monarca.
Reinando Juan Casimiro, piadoso rey de Polonia, sus enemigos se arrojaron sobre el pais, extenuado por continuas guerras. El rey de Suecia conspiraba con el vasallo polaco, el elector de Brandeburgo; y el zar de Moscovia excitaba la rebelión de los cosacos, encerrando a Polonia entre cuatro fuegos. El pais fue invadido y el rey tuvo que huir. Todo se creia perdido, cuando la defensa maravillosa de Czestochowa animó el valor abatido del rey. Entró en Leopold, una de sus capitales, y seguido de un numeroso cortejo se dirigió a la catedral. Alli, prosternado durante la santa Misa que celebraba el Nuncio del Papa, y despues de haber recibido la Sagrada Comuniön, en medio de universal emoción, dirigió Juan Casimiro en voz alta a la Santisima Virgen este voto y esta súplica:
Augusta Madre de Dios hecho hombre: yo, Juan Casimiro, por la gracia de vuestro Hijo, que es Rey de reyes y Señor mio, y tambien por la vuestra, rey de Polonia, postrado a vuestros pies os elijo hoy por mi Patrona y Reina de todos mis Estados. Invoco sobre mi, sobre mi reino de Polonia, sobre mis principados de Lituania, Rusia, Prusia, Moravia, Samotigia, Livonia y Czernicovia, como tambien sobre las armas de mis dos naciones, y sobre todos mis pueblos, vuestra tutela y vuestra protección; y en el peligro que corre mi reino, imploro humildemente vuestro amparo misericordioso contra los enemigos de la Santa Iglesia Romana, que son los que me combaten. Movido por vuestros beneficios, me siento obligado a tributaros, junto con mi pueblo, nuevos cultos y homenajes, y os prometo en mi nombre, en el de mis dignatarios y de mis pueblos, serviros con más fervor y trabajar con más celo en propagar por todos mis Estados el culto y la honra de Nuestro Senor Jesucristo y la vuestra. Además, hago voto de que tan pronto como por la gracia de Nuestro Senor Jesucristo haya obtenido la victoria sobre mis enemigos, y particularmente sobre los suecos, tan glorioso dia será siempre solemnizado y santificado. iOh Reina de misericordia! Puesto que me habeis inspirado estos votos, dignaos alcanzarme de vuestro divino Hijo la gracia de poder llegar a darles cumplimiento.
J. J. E.-S.
Fuente: Revista «Roma» N° 44, Pg. 17
Visto en Católicos Alerta
Categorías:ALL POSTS, Hagiografía, Maria
una prueba…
Me gustaMe gusta
Permítaseme hacer una corrección Es «Entre su linaje y el suyo» Ella te aplastará la cabeza.
Porque como ahora dicen entre tu descendencia y la suya o entre su generación y la suya ambas palabras femeninas, dan por ello con la conclusión de que es la descendencia o sea «Jesús» quien le aplasta la cabeza, Y CLARO QUE SE LA APLASTA, pero por permisión Divina Ella LA MUJER BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES, es la que le APLASTA Y LE APLASTARÁ LA CABEZA, a la maldita serpiente…
Me gustaMe gusta
Hoy nace una clara estrella
tan divina y celestial,
que con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace della.
De Ana y de Joaquín oriente
de aquesta estrella divina
sale su luz clara y dina
de ser pura eternamente:
el Alba más clara y bella
no le puede ser igual,
que con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace della.
No le iguala lumbre alguna
de cuantas bordan el cielo,
porque es el humilde suelo
de sus pies la blanca luna:
nace en el suelo tan bella,
y con luz tan celestial;
que con ser estrella, es tal,
que el mismo sol nace della.
Lope de Vega – 1562–1635
Me gustaMe gusta