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  1. Me gustaría decir -como ya lo he dicho otras veces- que la refutación teológica de cualquier modo de evolucionismo, lo hace tranquila y serenamente la Tesis Cristocéntrica (que aún, y lo esperamos, no ha sido definida como Dogma de Fe expícito, pero que se encuentra IMPLÍCITAMENTE en la Tradición y en la Escritura), pero como sabemos que Dios hace todo a su tiempo, no desesperamos y confiamos que la Iglesia Católica definirá como remate de la Corona de Cristo-Rey, a Jesucristo, Principio, Causa Ejemplar y Eficiente de toda Gracia, y Fin de todo lo creado: que consideramos como el último Dogma que contraresta y aplasta la Apostasía generalizada e idólatra.
    También quisiera hacer notar cómo la Tesis Cristocéntrica se opone per diametrum, a la incongruente e inargumentada teoría del Heliocentrismo.
    Vaya como muestra: los «días» de la Creación: luego de haber creado Dios al principio de la nada al cielo y a la Tierra, recién en el CUARTO DÍA crea al sol y a la luna,con una finalidad explícita en la Mente divina de AUMBRAR, REGIR el día y para SEPARAR la luz de las tinieblas. En ningún lado está revelado que Dios haya puesto como centro al sol, simple «lumbrera», al que en carrera loca por el universo le siguiera la tierra y los otros astros creados.
    Como hemos escrito otras veces, Jesucristo -o sea el Verbo Encarnado- es la Primer Pensamiento «ad extra» de la Mente divina en la Creación. Adán fue creado según este Modelo del polvo de la tierra -ya creada- a «imagen y semejanza» de Jesucristo, por eso fue perfecto desde el mismo instante de su creación, tanto en el cuerpo como en el alma, pero Jesucristo fue pensado desde toda la eternidad, como Verbo Encarnado, como Hijo de una Virgen Inmaculada, preservándola desde toda la eternidad de la mancha del pecado de Adán, que Dios conocía («Porque no es Dios quien hizo la muerte, ni se complace en la perdición de los vivientes. Todo lo creó para la vida; saludables hizo las cosas que nacen el mundo. Nada hay en ellas de ponzoñoso ni nocivo…mas los impíos con las manos y con las palabras llamaron a la muerte, y reputándola como amiga, vinieron a corromperse hasta hacer con ella alianza…» Sabiduría 13-16) , pero que no obstante podría Adán haber evitado. Por eso la Virgen Santísima es llamada «la nueva Eva», porque Dios pensando en la Encarnación de Su Hijo, la preservó anticipadamente de toda mácula y supera a la Eva del Paraíso, infinitamente. Por eso Duns Scoto argumentó: Dios «Posuit, decuit, ergo fecit» (podía, convenía, entonces lo hizo). De «evolución» no cabe ni la palabra.
    Cristocentrismo y Geocentrismo se complementan. El «evolucionismo» no es otra cosa que una impiedad inventada por «los hombres que hicieron alianza con la muerte».

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