[En contraste con lo sucedido ayer en Nápoles, la sangre de San Pantaleón, en Madrid, se licuó a su tiempo, los días 26 y 27 de julio. El Rector del templo del Monasterio de la Encarnación llegó a calificar las habladurías sobre tristes presagios en caso de ausencia de licuefacción de la sangre del santo mártir, como leyendas urbanas. Sin embargo hay testimonios documentados de la historia que dicen lo siguiente:
Una de las primeras referencias históricas del prodigio la tenemos en la oración panegírica que pronunció el obispo auxiliar de Toledo D. Manuel Quintano Bonifaz en solemnes cultos que en el “religiosísimo y Real Monasterio de la Encarnación de Agustinas Recoletas de esta Imperial villa y corte de Madrid” se celebraron el 27 de julio de 1733, reinando el “muy católico Rey y Señor” Felipe V. Quintano asegura que todos los años el 26 y 27 de julio, aniversario de la decapitación del santo, la sangre “se vuelve fluida, perdiendo su natural condensación”.Continúa además diciendo Quintano Bonifaz que “También se produce la licuefacción en los sucesos prósperos o infaustos, como se ha acreditado, con la diferencia portentosa de que cuando es feliz el color es alegre y rubicundo, y cuando infausto, triste y macilento”.
Ahora, sin embargo la noticia nos viene de Nápoles donde al parecer no rigen las disquisiciones anteriores. Simplemente se licúa en los días señalados o no es así. En este último caso es señal, de acuerdo a los testimonios históricos, de muy malos augurios]
Milagro de San Genaro: NO se licúa la sangre
Los fieles lo consideran un signo infausto. Monseñor De Gregorio: «No hay que pensar en desastres y calamidades. Somos hombres de fe, y hay que seguir orando. .»
Nápoles, 16 de Diciembre, 2016 –
No se ha renovado en Nápoles el milagro de San Genaro . A las 19:15 la ampolla estaba en el relicario protegido por una vitrina en la Capilla del Tesoro del Duomo de San Gennaro que se mantenía cerrado. El día del llamado «milagro laico» no se ha licuado la sangre del santo patrón . Antes de cerrar el relicario monseñor Vincenzo De Gregorio , abad de la Capilla, dirigiéndose a los fieles, dijo: «. No debemos pensar en desastres y calamidades. Nosotros somos personas de fe, y tenemos que seguir orando. «
Por la noche en la catedral asistieron representantes de la Diputación de San Gennaro, del Comité de San Genaro y el comisario Marino. Por la mañana, tuvo lugar la apertura de la Capilla del Tesoro donde se guarda la reliquia del santo patrón de Nápoles y la gente comenzó a recitar las oraciones. Pero la sangre se mantenía compacta. Lo mismo sucedía a las 16.30 horas, que es cuando tendría que realizarse el «milagro» de la licuación de la Santa Sangre
El «milagro«
El «milagro» de la licuación de la sangre de San Gennaro se espera que suceda tres veces al año: el 19 de septiembre, día del martirio del santo patrón de Nápoles, el 16 de diciembre (aniversario de la erupción del Vesubio en el año 1631, cuando se dice que el santo detuvo la lava en las afueras de la ciudad) y el sábado anterior al primer domingo de mayo, fecha de la traslación de su cuerpo. Pero no siempre se produce la licuefacción, o bien se produce más tarde o más temprano del momento ‘culminante’ de la procesión. Señales todas ellas, consideradas infaustas.
CASOS EN QUE NO HUBO LICUEFACCION
La historia reciente muestra varios casos de incumplimiento de la licuación. En septiembre de 1939 y 1940, por ejemplo, coincidiendo respectivamente con el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la entrada de Italia en el conflicto; en septiembre de 1943, fecha de la ocupación nazi; en septiembre de 1973, año en el que se propagó el cólera en Nápoles y en septiembre de 1980, año del terremoto de Irpinia. Todas estas fechas fueron de alguna manera dramáticas. Y también en los siglos pasados, los días en que el milagro no sucedió, coincidieron con asedios, erupciones y plagas.
LA SANGRE A VECES SE HA LICUADO FUERA DE LOS DÍAS SEÑALADOS
– En raras ocasiones, la sangre se a licuado en fecha distinta a los días señalados. Sucedió, por ejemplo, en 1799 . El 23 de enero, el general de Napoleón Jean Etienne Championnet entró victorioso en Nápoles, que cayó al cabo de la tenaz resistencia de sus ciudadanos. Los transalpinos eran entonces muy mal vistos. Hasta hubo quienes los consideraban anticristos por el libertinaje de los soldados. Championet, para apaciguar a la gente, ordenó a los clérigos que abrieran las iglesias y predicasen en favor de la paz y del orden. Así pues al día siguiente la gente procedió a sus rezos en el Duomo. Tan pronto como la ampolla estuvo en manos del oficiante, he aquí que tuvo lugar el milagro de la licuefacción de la sangre de San Genaro. El asombro invadió a los presentes y pronto llegó a toda la ciudad, por el «anormal» suceso. Todavía hoy lo llaman ‘el milagro Championnet’.
De Quotidiano
[Enlace enviado por Sandro A. Aureliano]
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