[Esta entrada publicada anteriormente en diciembre de 2012 cobra actualidad por la entrada en vigor del nuevo misal de la iglesia conciliar en el que se sustituye el «pro omnibus» (por todos los honres) por el «Pro multis», fiel a los textos evengélicos y a la Tradición, al Concilio de Trento y a su Catecismo. El post aporta una traducción de la Revista Einsicht de un notable artículo en el que estudia la insuficiente posición de Ratzinger/Benedicto XVI, sobre el tema y las razones que se han dado para una u otra traducción.]
A continuación la Carta de Ratzinger sobre la introducción del «por todos» en las traducciones litúrgicas. Va seguida del comentario de Eberhard Heller en la Revista EINSICHT.
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Este es un extracto:
¿ La expresión “por todos” es usada para propagar la doctrina herética de la salvación? ¿No? ¿Ud. piensa que esto no es herejía? ¡Entonces escuche las actuales homilías de los funerales ! No hay castigo para los disidentes (pecadores) todos ya han sido recibidos en la Paz Eterna.
De todos modos, la Carta de Ratzinger al Sr. Zollitsch permanecerá inoperante en la reforma de la Iglesia alemana. La idea de Ratzinger de insertar fragmentos ortodoxos para salvar al rito herético, no tendrá éxito.
¿“PRO MULTIS» O «Por TODOS»?
CARTA DEL PAPA BENEDICTO XVI AL ARZOBISPO DE FRIBURGO Y PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ALEMANA DR. ROBERT ZOLLITSCH
Vaticano, 14. 4. 2012
A su Excelencia Reverendísima Monseñor Dr. Robert Zollitsch Arzobispo de Friburgo,
Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana.
Herrenstrße 9, D – 79098 FREIBURG
Excelencia,
Muy estimado Señor Arzobispo:
Con ocasión de su visita el 15 de marzo de 2012, me hizo saber que, en la traducción de las palabras “pro multis” de las Plegarias Eucarísticas de la Santa Misa, todavía no hay unidad entre los obispos de las áreas de lengua alemana. Al parecer, se corre el riesgo de que, ante la publicación de la nueva edición del “Gotteslob” [libro de cantos y oraciones], que saldrá en breve, algunos sectores del ámbito lingüístico alemán deseen mantener la traducción “por todos”, aun cuando la Conferencia Episcopal Alemana acordase escribir “por muchos”, tal como ha sido indicado por la Santa Sede. Le había prometido que me expresaría por escrito sobre esta cuestión importante, con el fin de prevenir una división como ésta afectando a lo más íntimo de nuestra plegaria. Esta carta que ahora dirijo por medio suyo a los miembros de la Conferencia Episcopal Alemana, se enviará también a los demás obispos de las áreas de lengua alemana.
Ante todo, permítame unas breves palabras sobre el origen del problema. En los años sesenta, cuando hubo que traducir al alemán el Misal Romano, bajo la responsabilidad de los obispos, había un consenso exegético en que la palabra “por muchos”, “muchos”, en Isaías 53,11s, era una forma de expresión hebrea que indicaba la totalidad, “todos”. En los relatos de la institución de Mateo y de Marcos, la palabra “muchos” sería por tanto un “semitismo”, y debería traducirse por “todos”. Esta idea se aplicó también a la traducción directa del texto latino, donde “pro multis” haría referencia, en los relatos evangélicos, a Isaías 53 y, por tanto, debería traducirse como “por todos”. Con el tiempo, este consenso exegético se ha derrumbado; ya no existe. En la narración de la Última Cena de la traducción ecuménica alemana de la Sagrada Escritura, puede leerse: “Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos”(Mc. 14,24; Mt. 26,28). Con esto se pone de relieve algo muy importante: el paso del “pro multis” al “por todos” no era en modo alguno una simple traducción, sino una interpretación, que seguramente tenía y sigue teniendo fundamento. Ciertamente es una interpretación y algo más que una traducción.
Esta fusión entre traducción e interpretación pertenece, a todas luces, a los principios que, inmediatamente después del Concilio, orientaron la traducción de los libros litúrgicos en las lenguas modernas. Se tenía conciencia de cuán lejos estaban la Biblia y los textos litúrgicos del modo de pensar y de hablar del hombre de hoy, de modo que, incluso traducidos, seguían siendo en buena parte incomprensibles para los participantes en la liturgia. Era una tarea novedosa tratar que, en la traducción, los textos sagrados fueran asequibles a los participantes en la liturgia, aunque siguieran siendo muy ajenos a su mundo; es más, los textos sagrados aparecían precisamente de este modo en su enorme lejanía. Así, los autores no sólo se sentían autorizados, sino incluso en la obligación, de incluir la interpretación en la traducción, y de acortar de esta manera la vía hacia los hombres, pretendiendo hacer llegar a su mente y a su corazón precisamente estas palabras.
Hasta cierto punto, el principio que sigue estando justificado es la traducción del contenido y no necesariamente la traducción literal de los textos básicos. Puesto que debo recitar continuamente las oraciones litúrgicas en lenguas diferentes, me doy cuenta de que no es posible encontrar a veces casi nada en común entre las diversas traducciones, y que el texto único, que está en la base, con frecuencia es sólo de lejos reconocible. Además, hay trivialidades que comportan una auténtica pérdida. Así, a lo largo de los años, también a mí personalmente me ha resultado cada vez más claro que el principio de la correspondencia no literal, sino estructural, como guía en las traducciones tiene sus límites.
Estas ideas han llevado a la instrucción sobre las traducciones de la “Liturgiam authenticam”, emitida por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del 28 de marzo de 2001, para poner de nuevo en un primer plano el principio de la correspondencia literal, sin prescribir obviamente un verbalismo unilateral. La contribución importante que está en la base de esta instrucción consiste en la distinción entre traducción e interpretación, de la que he hablado al principio. Esta distinción es necesaria tanto en la palabra de la Escritura, como en los textos litúrgicos. Por un lado, la palabra sagrada debe presentarse lo más posible tal como es, incluso en lo que tiene de extraño y con los interrogantes que comporta; por otro lado, a la Iglesia se le ha encomendado el cometido de la interpretación, con el fin de que – dentro de los límites de nuestra comprensión actual – nos llegue el mensaje que el Señor nos ha destinado. Ni siquiera la traducción más esmerada puede sustituir la interpretación: pertenece a la estructura de la revelación el que la Palabra de Dios sea leída dentro de la interpretación comunitaria de la Iglesia, y que la fidelidad y la actualización estén enlazadas recíprocamente. La Palabra debe estar presente tal y como es, en su forma propia, tal vez extraña para nosotros; la interpretación debe confrontarse con la fidelidad a la Palabra misma, pero, al mismo tiempo, ha de hacersela accesible al oyente de hoy.
En este contexto, la Santa Sede ha decidido que, en la nueva traducción del Misal, la expresión “pro multis” deba ser traducida tal y como es, y no como es interpretada. En lugar de la versión interpretada “por todos”, ha de ponerse la simple traducción “por muchos”. Quisiera hacer notar aquí que ni en Mateo ni en Marcos no se pone el artículo «los», así pues, no dicen “por los muchos”, sino “por muchos”.
Aunque esta decisión, como espero, es absolutamente comprensible a la luz de la correlación fundamental entre traducción e interpretación, soy consciente sin embargo de que representa un reto enorme para todos aquellos que tienen el cometido de exponer la Palabra de Dios en la Iglesia. En efecto, para quienes participan habitualmente en la Santa Misa, esto parece casi inevitablemente como una ruptura precisamente en el corazón de lo sagrado. Ellos dirán: Pero Cristo, ¿no ha muerto por todos? ¿Ha modificado la Iglesia su doctrina? ¿Puede y está autorizada para hacerlo? ¿Se está produciendo aquí una reacción que quiere destruir la herencia del Concilio? Por la experiencia de los últimos 50 años, todos sabemos cuán profundamente impactan en el ánimo de las personas los cambios de formas y textos litúrgicos; lo mucho que puede inquietar una modificación del texto en un punto tan importante. Por este motivo, en el momento en que, en virtud de la distinción entre traducción e interpretación, se optó por la traducción “por muchos”, se decidió al mismo tiempo que esta traducción fuera precedida en cada área lingüística de una esmerada catequesis, por medio de la cual los obispos deberían hacer comprender concretamente a sus sacerdotes y, a través de ellos, a todos los fieles, por qué se hace. Anteponer la catequesis es la condición esencial para la entrada en vigor de la nueva traducción. Por lo que sé, una catequesis como ésta no se ha hecho hasta ahora en el área lingüística alemana. El propósito de mi carta es pediros con la mayor urgencia a todos vosotros, queridos hermanos, la elaboración de una catequesis de este tipo, hablando con los sacerdotes para que se haga, al mismo tiempo, accesible a los fieles.
En dicha catequesis, se deberá explicar brevemente en primer lugar por qué, en la traducción del Misal después del Concilio, la palabra “muchos” fue sustituida por “todos”: fue para expresar de modo inequívoco, en el sentido querido por Jesús, la universalidad de la salvación que proviene de. Pero surge inmediatamente la pregunta: Si Jesús murió por todos, ¿por qué en las palabras de la Ultima Cena él dijo “por muchos”? Y, ¿por qué nosotros ahora volvemos a atenernos a estas palabras de la Institución de Jesús? A este punto, es necesario añadir ante todo que, según Mateo y Marcos, Jesús ha dicho “por muchos”, mientras según Lucas y Pablo ha dicho “por vosotros”. Aparentemente, así se restringe aún más el círculo. Y, sin embargo, es precisamente partiendo de esto como se puede llegar a la solución. Los discípulos saben que la misión de Jesús va más allá de ellos y de su grupo; que Él ha venido para reunir a los hijos de Dios dispersos por el mundo (Joh. 11,52). Pero el “por vosotros” hace que la misión de Jesús aparezca de forma absolutamente concreta para los presentes. Ellos no son miembros cualesquiera de una enorme totalidad, sino que cada uno sabe que el Señor ha muerto “por mi”, “por nosotros”. El “por vosotros”se extiende al pasado y al futuro, se refiere a mí de manera totalmente personal; nosotros, que estamos aquí reunidos, somos conocidos y amados por Jesús en cuanto tales. Por consiguiente, este “por vosotros” no es una restricción, sino una concreción, que vale para cada comunidad que celebra la Eucaristía y que la une concretamente al amor de Jesús. En las palabras de la consagración, el Canon Romano ha unido las dos lecturas bíblicas y, de acuerdo con esto, dice: “por vosotros y por muchos”. Esta fórmula fue retomada luego por la reforma litúrgica en todas las Plegarias Eucarísticas.
Pero, una vez más: ¿Por qué “por muchos”? ¿Acaso el Señor no ha muerto por todos? El hecho de que Jesucristo, en cuanto Hijo de Dios hecho hombre, sea el hombre para todos los hombres, el nuevo Adán, forma parte de las certezas fundamentales de nuestra fe. Sobre este punto, quisiera recordar solamente tres textos de la Escritura: Dios entregó a su Hijo “por todos”, afirma Pablo en la Carta a los Romanos (Rm. 8,32). “Uno murió por todos”, dice en la Segunda Carta a los Corintios, hablando de la muerte de Jesús (2 Cor. 5,14). Jesús “se entrego en rescate por todos”, escribe en la Primera Carta a Timoteo ( 1 Tm. 2,6).
Pero entonces, con mayor razón, una vez más, debemos preguntarnos: si esto es así de claro, ¿por qué en la Plegaria Eucarística esta escrito “por muchos”? Ahora bien, la Iglesia ha tomado esta fórmula de los relatos de la Institución del Nuevo Testamento. Lo dice así por respeto a la palabra de Jesús, por permanecer fiel a Él incluso en las palabras. El respeto reverencial por la palabra misma de Jesús es la razón de la fórmula de la Plegaria Eucarística. Pero ahora nos preguntamos: ¿Por qué Jesús mismo lo ha dicho precisamente así? La razón verdadera y propia consiste en que, con esto, Jesús se ha hecho reconocer como el Siervo de Dios de Isaías 53, ha mostrado ser aquella figura que la palabra del profeta estaba esperando. Respeto reverencial de la Iglesia por la palabra de Jesús, fidelidad de Jesús a la palabra de la “Escritura”: esta doble fidelidad es la razón concreta de la fórmula “por muchos”. En esta cadena de reverente fidelidad, nos insertamos nosotros con la traducción literal de las palabras de la Escritura.
Así como hemos visto anteriormente que el “por vosotros” de la traducción lucano-paulina no restringe, sino que concreta, así podemos reconocer ahora que la dialéctica “muchos” – “todos” tiene su propio significado. “Todos” se mueve en el plano ontológico: el ser y obrar de Jesús, abarca a toda la humanidad, al pasado, al presente y al futuro. Pero históricamente, en la comunidad concreta de aquellos que celebran la Eucaristía, él llega de hecho sólo a “muchos”. Entonces es posible reconocer un triple significado de la correlación entre “muchos” y “todos”. En primer lugar, para nosotros, que podemos sentarnos a su mesa, debería significar sorpresa, alegría y gratitud, porque él me ha llamado, porque puedo estar con él y puedo conocerlo. “Estoy agradecido al Señor, que por gracia me ha llamado a su Iglesia…”. En segundo lugar, significa también responsabilidad. Cómo el Señor, a su modo, llegue a los otros – a “todos” – es a fin de cuentas un misterio suyo. Pero, indudablemente, es una responsabilidad el hecho de ser llamado por él directamente a su mesa, de manera que puedo oír: “por vosotros”, “por mi”, él ha sufrido. Los muchos tienen responsabilidad por todos. La comunidad de los muchos debe ser luz en el candelero, ciudad puesta en lo alto de un monte, levadura para todos. Esta es una vocación que concierne a cada uno de manera totalmente personal. Los muchos, que somos nosotros, deben llevar consigo la responsabilidad por todos, conscientes de la propia misión. Finalmente, se puede añadir un tercer aspecto. En la sociedad actual tenemos la sensación de no ser en absoluto “muchos”, sino muy pocos, una pequeña multitud, que se reduce continuamente. ¡Pero no!, somos “muchos”: “Después de esto vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lengua”, dice el Apocalipsis de Juan (Ap. 7,9). Nosotros somos muchos y representamos a todos. Así, ambas palabras, “muchos” y “todos” van juntas y se relacionan una con otra en la responsabilidad y en la promesa.
Excelencia, queridos hermanos en el episcopado. Con todo esto, he querido indicar la línea del contenido fundamental de la catequesis, por medio de la cual se debe preparar a sacerdotes y laicos lo más pronto posible para la nueva traducción. Espero que pueda servir al mismo tiempo para una participación más profunda en la Santa Eucaristía, integrándose en la gran tarea que nos espera con el “Año de la Fe” “Confío que dicha catequesis se presente prontamente, y forme parte así de esa renovación litúrgica, a la cual se comprometió el Concilio desde su primera sesión.
Con la bendición y el saludo pascual, me reitero suyo en el Señor.
BENEDICTUS PP XVI
COMENTARIO POR EBERHARD HELLER
En realidad, el tema es si se puede traducir la versión latina de la Consagración «pro multis«, en “por muchos”o en “por todos«, como lo hicieron los progresistas reformadores de la liturgia. A principios de los años setenta, la INTELIGENCIA de la adulteración “por todos” era analizada y discutida en lo esencial a partir de las enseñanzas del teólogo Franz Bader. La así llamada en aquel tiempo Conferencia Episcopal Alemana, patrocinó durante años una controversia entre los proponentes de la traducción “por muchos” y los partidarios de la traducción “por todos” que fue publicada en el DEUSTCHEN TAGESPOST.
Por lo tanto, es sorprendente que Ratzinger, iniciara de nuevo el debate sobre el tema, especialmente, teniendo en cuenta que él mismo había llevado a la armonía ecuménica con los protestantes, por lo que ya pudo haberlo propuesto como Prefecto de la Congregación para La Fe, en ese momento, alrededor de 1999, cuando apadrinaba la formula de la declaración conjunta de justificación de lo que había diseñado, y falsificando igualmente la enseñanza protestante y el dogma católico, pudo votar por “por muchos”, pues, por lo que yo sé, los teólogos protestantes no habían rechazado la traducción “pro multis”.
Alrededor de 1982, el ya fallecido profesor Tiber Galfus consultor mariológico del Papa Pío XII, docente de la Universidad Regensburg , contactó con su colega el Profesor Ratzinger también docente en la misma universidad, para discutir sobre el problema de la falsificación de las palabras de la consagración. Ratzinger era entonces de la opinión de que la traducción “por todos” era falsa, pero no herética, esa…es la posición que nosotros representamos. Por donde tenían “buenas razones” los falsificadores, para escribir algo nuevo, que antes no se había discutido.
Ratzinger, inició de nuevo el debate, siendo ya Benedicto XVI, sobre la traducción de “pro multis” apoyado en dos fundamentos: Por una parte, erradicar del campo ecuménico la disonancia con los luteranos, los que nunca en sus celebraciones de la Cena del Señor, utilizaron la falsa traducción de la palabra “pro multis”, y por la otra, por que ya no hay consenso en la fórmula “por todos”. Que esto introduce, de hecho, un cambio en la idea, Ratzinger, y quienes lo han debatido, lo ocultan. No se conoce ni uno solo de los así llamados obispos alemanes que haya hecho uso de alguna corrección en las falsificaciones de las palabras de la consagración.
Para el retorno de la verdadera traducción de “pro multis” Ratzinger sólo indica fundamentos filológicos. Escribe Ratzinger : “En este contexto, la Santa Sede ha decidido que la nueva traducción de la palabra del Misal “pro multis” debe solo traducirse tal como está, sin ninguna interpretación.” Cristo dijo sólo una vez “por muchos”, ¡y con eso basta! Los teólogos alemanes, a los cuales Ratzinger les reconoce buenas razones para sus adulteraciones, sabían muy bien por qué habían “mejorado” a Cristo, obviamente sin dar ninguna precisión teológica para justificarse.
Para ello, deberían argumentar que la voluntad salvadora de Cristo tiene un significado universal, por ello remite a “todos” los hombres, sobre lo cual Ratzinger trae un segundo argumento. “Pero, ahora una vez más surge la pregunta: ¿porqué “por muchos”? ¿Es que el Señor no murió por todos? Que Jesucristo como hijo de Dios encarnado es el nuevo Adán para todos los hombres, es una de las certezas fundamentales de nuestra Fe. Desearía aquí recordar solamente tres textos de las Escrituras: Dios entregó a su hijo “por todos” formula Pablo en Romanos (Rom 8,32). “Si uno murió por todos”, como dice en Corintios sobre la muerte de Jesús (2 Cor. 5, 14). Jesús se dio a sí mismo “en rescate por todos” dice 1 Timoteo (1 Tim. 2, 6). Pero entonces debemos preguntarnos de nuevo, si esto es tan claro, ¿ por qué, entonces, está “por muchos” en la plegaria eucarística?, ¿ Porqué la Iglesia ha aceptado esa formulación en el » Relato» de la misa, según el nuevo testamento?. Lo dice por respeto a la palabra de Jesús, para permanecerle fiel incluso en las palabras. La reverencia a la misma palabra de Jesús, es el fundamento de la formulación de la plegaria eucarística. Pero entonces nos preguntamos: ¿Por qué Jesús habló así? La verdadera razón es que Jesús reveló así su identidad como el Siervo de Dios de Isaías 53, en la forma indicada que remite a la palabra del Profeta. Reverencia de la Iglesia a la palabra de Jesús, fidelidad de Jesús a la palabra de la Escritura, esta doble fidelidad es el fundamento real de la formulación “por muchos”. En esta impresionante cadena de fidelidades nos basamos para la traducción literal de la palabra de las Escrituras.”
En conclusión, aquí no hay ninguna corrección teológica, aunque en el Catecismo Romano la respuesta oficial esté completamente clara: la voluntad de Cristo es la salvación universal (por todos), empero, la imputación de su voluntad salvadora no es por todos, sino tan solo por “muchos”, es decir, la imputación será entonces eficaz, si el hombre por el arrepentimiento, conversión y penitencia se adjudicare la obra de Cristo, haciéndola fructificar por sí mismo, lo que no todos, pero sí muchos hacen. Ratzinger no quiere ver la diferencia entre voluntad de salvación universal de Cristo y la adjudicación individual de la misma al convertido, arrepentido, y penitente. [N. Catecismo Romano: Porque si atendemos a su valor, habrá que reconocer que el Salvador derramó su Sangre por la salvación de todos; pero si nos fijamos en el fruto que de ella sacan los hombre, sin dificultad comprenderemos que su utilidad no se extiende a todos sino a muchos. Luego cuando dice por vosotros , dio a entender, o a los que estaban presentes, o a los escogidos del pueblo judío, cuales eran sus discípulos, excepto Judas, con los cuales estaba hablando, Y cuando dijo «por muchos», quiso se entendieran los demás elegidos de entre los judíos o los gentiles. Muy sabiamente pues obró no diciendo por todos , puesto que entonces sólo hablaba de los frutos de su Pasión, la cual sólo para los escogidos produce frutos de salvación ]
Con la excepción de algunos, para mí se mantuvo oculto hasta ahora, que la mayor parte de los sacerdotes (que decían no por todos, sino por muchos) manifestaban su preocupación respecto de la palabra de la Consagración de Cristo, que los reformadores, sacerdotes actuando en la persona de Cristo, falsificaron – ¿por qué hicieron que la expresión “por todos” fuera usada? ¿para propagar la doctrina herética de la salvación? ¿No? ¿Ud. piensa que esto no es herejía? ¡Entonces escuche las actuales homilías de los funerales! No hay castigo para los disidentes (pecadores) todos ya han sido recibidos en la Paz Eterna.
De todos modos, la Carta de Ratzinger al Sr. Zollitsch permanecerá inoperante en la reforma de la Iglesia alemana. La idea de Ratzinger de insertar fragmentos ortodoxos para salvar al rito herético, no tendrá éxito.
EINSICHT – Revista Católica Romana – credo ut intelligam
Año 42, Número 3 Septiembre 2012.-
Pags.: 91, 92, 93, 94, 95 y 96 .-
Subrayados y traducción propia basada en la traducción del alemán por Hugo Enrique Córdoba Aliaga.
Córdoba, 26 de diciembre de 2012.-
Visto en“Católicos Alerta”
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Unos pocos apuntes:
DOCTRINALMENTE. En el fondo está tratando Ratzinger de no zaherir a la objeción protestante. “¿ Si se necesita la Misa para aplicarnos los méritos de la Pasión de Cristo, habrá que decir que el Sacrificio de la Cruz fue imperfecto?” Ante esta objeción luterana, el mismo heresiarca respondía: “ ¡Blasfemia abominable!, que contradice a San Pablo cuando afirma la perfección del Sacrificio del Calvario”. Ratzinger que tiene todos los recursos a su disposición opta por dar una explicación ajena a la fe católica para no herir las sensibilidades ecumeniacas, cuando hubiera sido suficiente para defender el ‘pro multis’ acudir a Pío XII, que responde al maldito monje: En efecto “ para que se lleve a cabo y sea grata a Dios la redención y salvación de todos los individuos y de las generaciones venideras hasta el fin de los siglos, es de necesidad absoluta que entren todos en contacto vital con el Sacrificio de la Cruz y así le sean transmitidos los méritos que de él se derivan. Se puede decir que Cristo ha construido en el Calvario una piscina de expiación y salvación que elevó por la Sangre por Él derramada; pero si los hombres no se sumergen en sus aguas y no lavan en ella las manchas de sus culpas, no pueden ser purificados ni salvados” (Mediator Dei 78) Esto que cualquier niño de los años ‘50s’ sabía con sólo estudiar el catecismo ‘Ripalda’ : que Cristo murió por todos, pero que sólo a muchos aprovecha, es escondido en ese discurso farragoso de Ratzinger que, de entrada, plantea el problema al revés: desde el consenso humano se pretende cuestionar, retorcer, interpretar, traducir,..un dogma fundamental de la fe que debe creerse, no según nuestra mezquino entendimiento, no por un iluso consenso exegético, sino sólo por la autoridad de Dios que revela, cuyo depósito ha sido transmitido con fidelidad hasta nosotros . Para resumir el pensamiento católico, es suficiente decir, y sobra la parafernalia hegeliana, filológica, crítico exegética, tan lejos del lenguaje de Cristo, lo siguiente: En el Sacrificio de la Cruz, Cristo merece infinitamente para todos, pero no aplica nada-salvo a Aquella, la Virgen María, que en previsión de los méritos infinitos del Calvario quiso aplicárselos para que fuera Inmaculada de manera que sus misma pasión atravesara el alma de Su Madre, como mediadora de todas las gracias-; pero en el Sacrificio de la Misa no merece nada porque murió cruentamente un vez y mereció todo, pero sí lo aplica todo a los muchos que quieren lavar las manchas en la Sangre de Cristo. Mas como no todos quieren ser purificados, a pesar de la intención universal salvífica de Cristo, no todos se salvan; unas de las razones de su agonía en Getsemaní. De ahí que Cristo dijera ‘por todos’ (pro multis). A, B, C, de un niño de 7 años preparándose para la primera comunión hace algo más de cincuenta años. Claro está que si se quiere llegar a un acuerdo con el monje infiel y sus secuaces de hoy, no le queda más que decir ese montón de incongruencias.
FILOSÓFICAMENTE. En la fórmula de la Consagración del vino, no distingue Ratzinger entre la esencia, el uso y el poder del sacramento, tan necesario; porque si bien el uso no pertenece a la esencia (Tomad y bebed) ni el poder (la cual será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados) es la esencia, es sin embargo el poder un predicado necesario de la misma e inseparable, cuyo cambio de significado invalida el sacramento. Si lo que se quiere expresar con las palabras ‘por todos’ es -como parece obvio en la praxis que Ratzinger, en el fondo, no cuestiona- que la aplicación de los méritos de la Cruz se aplican ‘ipso facto’, siguiendo el error del CVII de ‘que en cierta manera al tomar la naturaleza humana, Cristo se ha unido con todos..” y predicada por JPII, desconecta el predicado de la forma de la consagración del sujeto de la esencia (esta es mi sangre), haciendo inválida tal consagración; y aun cuando por cierto consenso, ajeno al objeto formal ‘quo’ de la fe, se dijera el ‘pro multis’, pero con el sentido de una salvación universal para todos automática, como se sigue desprendiendo del discurso de Ratzinger, no se estaría haciendo lo que Cristo mandó para que hubiera sacramento.
OBERVACIONES. Esta carta de Ratzinger expresa, en sí misma, todos los problemas que ha traído ese concilio del que empeñan en cantar los logros, cual canto del cisne antes de morir, espero. Sin ánimo de ser exhaustivos: El problema de la colegialidad, que hace resaltar con meridiana claridad la independencia absoluta de las Conferencias Episcopales, sobre todo las más poderosas y corruptas (véase la financiación con libros eróticos, esotéricos de la Conferencia Episcopal Alemana) y heréticas (De esa C.E. proviene, por ejemplo, M. Müller). En segundo lugar el uso de métodos exegéticos histórico críticos, historia de las formas, ajenos a la Iglesia y condenados, negándose, en la práctica, día sí y día también, la inerrancia de las Sagradas Escrituras y la prioridad de la literalidad a la interpretación metafórica, y el de ésta a la alegórica, como norma de la exégesis. En tercer lugar, la ruptura absoluta con el pasado de la Iglesia: ni una sola cita de concilios o pontífices; en cuarto lugar, el abandono total de la filosofía tomista; y en quinto lugar, y es lo peor, la pretensión de explicar los dogmas y la doctrina de la Iglesia sin conexión con el sentido que el Cuerpo Místico de Cristo ha custodiado el depósito de la fe o vaciándolos del contenido católico: No parece ya que se cree por la autoridad de Dios que revela, sino que se cree revelado el pensamiento de cada siglo fruto de la dialéctica y por la autoridad del consenso de los hombres. Esto ya no es fe divina, necesaria para la salvación, sino fe adquirida, fe humana. Desde luego en la carta se deducen tantos problemas, al margen de su objetivo, que es de antología.
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Adhiero totalmente a lo dicho por nuestro ilustre comentarista.
Efectivamente, el tema del pro multis está estrechamente relacionado con otros dos problemas: La Cruz como sacrificio de Redención-Expiación, que nos merece todas las gracias necesarias para nuestra justificación y salvación, y la Misa como verdadero sacrificio re-presentativo del de la Cruz, , pero numéricamente distinto, que nos aplica esas gracias hic et nunc, en la medida que sólo Dios sabe, pero que es siempre finita, como lo es nuestra capacidad de recibirlas.
En cuanto sacrificio de expiación-propiciación, la Cruz fue por todos, puesto que todos los pecados pasados, presentes y futuros hasta el fin del mundo estaban siendo perdonados y borrados, y todos nosotros, reconciliados con Dios.
Pero en cuanto sacrificio memorial, que nos aplica lo conseguido por la Cruz, en el que Nuestro Señor vuelve a immolarse incruentamente, gloriosamente, místicamente en cada altar en que se ofrece, sólo se aplica actualmente a un cierto número, los que libremente aceptan la aplicación de esa Gracia.
Por eso, los sacerdotes verdaderamente católicos, hoy en día pocos, (he tenido el dolor de comprobar cómo, incluso sacerdotes «tradis»formados en seminarios aparentemente tradicionales no habían entendido esto, y celebraban según el rito tradicional según unas formas que mostraban que no eran conscientes de ofrecer un verdadero y propio sacrificio en el que Nuestro Señor se inmola místicamente en sus manos); cuando subían al altar, lo hacían con los mismos sentimientos que Abel, Abrahán, Melchisedec, o un san Gregorio Magno, que veía a Nuestro Señor en los pasos de su Pasión, y ofreciendo sus llagas a Su Padre Eterno, en la misma posición orante adoptada por el sacerdote, o de un san Pío de Pietrelcina, que sufría él mismo los distintos momentos de la Pasión simbólica y misteriosamente representados y reactualizados a través de los menores ritos y ceremonias de la Santa Misa.
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Pero para los modernistas vestidos de rojo o de blanco, todo esto ha dejado de tener sentido, si es que alguna vez lo tuvo.
Rechazan explícitamente el sentido expiatorio de la Cruz, y a fortiori, el carácter de sacrificio numéricamente distinto de cada Misa.
La teoría de los Misterios del benedictino no por casualidad germánico Dom Odo Casel, fue edificada trabajosamente durante muchos años precisamente para «superar» el entendimiento propiamente sacrificial de la Misa definido en Trento. Conozco a ciertos piadosos, y en la medida de lo posible tradicionalizantes profesores de Facultad de teología o seminarios, haberse pasado muchas horas tratando de demostrar a sus renuentes alumnos que la Misa es sacrificio, tomando por base de sus explicaciones esa teoría, que afirma que si la Misa es sacrificio, es únicamente porque re-presenta, vuelve a hacer presente de alguna manera misteriosa la escena del Calvario sobre los altares, pero sin que haya un verdadero y propiamente distinto sacrificio.
Según ellos, creer que cada Misa supone una tremenda diferencia, porque supone una lluvia de gracias y bendiciones que de otro modo se perderían, es sencillamente ridículo. Y cuando recuerdan que en una de nuestras catedrales, podían llegar a ofrecerse piadosamente muchas decenas de Misas diariamente, se escandalizan, y afirman campanudamente que era fruto de una devoción mal entendida y supersticiosa, cuando no cosas peores…
Ante esa pérdida de las esencias más básicas, no puede extrañarnos que el simple poner en duda el neo-dogma de la salvación universal sea sentido como herejía insoportable a los oídos modernos.
Y el afirmar en plena consagración (¡Huy, perdón, » RELATO de la institución»), que las gracias que se suponen aplicadas por la sinaxis conciliar NO van a beneficiar democráticamente a TODOS, sino sólo a algunos, (ya saben, los de siempre, je je), es sencillamente intolerable.
La verdad es que si algún fiel común, o sacerdote ordenado en estos últimos 40 años en la iglesia conciliar llega a leer esto, lo más seguro es que le parecerá prodigiosamente lejano de su experiencia, y del estado de espíritu con el que normalmente celebran en la inmensa mayor parte de las antiguas iglesias católicas. No pocos llegan a expresar auténtico horror de que aún se sigan albergando concepciones tan anticuadas, arcaicas, monstruosas, crueles, etc…
Toda esta polémica les queda lejanísima, sin que ninguna hermenéutica de la continuidad pueda llenar el foso existente entre estas dos concepciones. No es extraño que la supuesta «forma extraordinaria del rito romano» les resulte tan antipática, es que es la antítesis de lo que hacen todos los días.
Lo mismo me pasa a mí con el rito montiniano, sería totalmente incapaz de celebrar con él, sin perder la Fe, la honra, la cabeza y la propia razón natural…Es la quintaesencia de lo que quisieron imponernos por la fuerza los diferentes protestantismos, unas veces por la fuerza, y otras por la seducción y el engaño.
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Curioso!…
coincidimos en exactamente el mismo tema!
Yo lo habia publicado hace cosa de 15 dias, como parte de una serie de 4 articulos sobre la ilegitima misa montiniana…
Aunque un enfoque ligeramente distinto…
http://religionydiscusion.wordpress.com/2012/12/17/la-eliminacion-de-la-misa-catolica-parte-4/
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Esta fusión entre traducción e interpretación pertenece, a todas luces, a los principios que, inmediatamente después del Concilio, orientaron la traducción de los libros litúrgicos en las lenguas modernas. SE TENIA CONCIENCIA DE CUAN LEJOS ESTABAN LA BIBLIA Y LOS TEXTOS LITÚRGICOS DEL MODO DE PENSAR Y HABLAR DEL HOMBRE DE HOY, de modo que, incluso traducidos, SEGUIAN SIENDO EN BUENA PARTE INCOMPRENSIBLES PARA LOS PARTICIPANTES DE LA LITURGIA. Era una TAREA NOVEDOSATRATAR QUE, EN LA TRADUCCIÓN, LOS TEXTOS SAGRADOS FUERAN ASEQUIBLES A LOS PARTICIPANTES EN LA LITURGIA., AUNQUE SIGUIERAN SIENDO MUY AJENOS A SU MUNDO, ES MAS, LOS TEXTROS SAGRADOS APARECIAN DE ESTE MODO EN SU ENORME LEJANÍA. ASI LOS AUTORES NO SOLO SE SENTIAN AUTORIZADOS, SINO INCLUSO EN LA OBLIGACIÓN, DE INCLUIR LA INTERPRETACIÓN DE LA TRADUCCIÓN, Y DE ACORTAR DE ESTA MANERA LA VIA HACIA LOS HOMBRES, PRETENDIENDO HACER LLEGAR A SU MENTE Y A SU CORAZÓN PRECISAMENTE ESTAS PALABRAS.
Estaba hablando del hombre de hoy (1970)que asistía a misa y que se sabía del derecho y del reves el catecismo completo, que sabía que el Santo Sacrificio de la Misa era la Renovación Incruenta del Sacrificio del Calvario, no su memorial, no un relato, que creía en la Presencia Real del Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo mediante les palabras de la Consagración, en la TRANSUBSTANCIACIÓN no en la TRANSIGNIFICACIÓN, ese hombre que incauto que por no estar en vela y despierto no se dió cuenta der que los lobos con piel de oveja habían alcanzado la cima, y le estaban llevando por distintos derroteros TRAicionando a su Maestro, con una nueva interpretación de todo el Evangelio, porque ESTABA TAN LEJOS DE SU ENTENDIMIENTO Y TAN INASEQUIBLE, que se los cambiaron por completo Y NADIE SE DIO CUENTA……
Me invade la cólera ante tanta hipocrecía.
Dios tenga misericordia de él
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Yo estoy a favor del papa Benedicto XVI , el otro , Bergoglio , no es papa y la Misa de hace dos domingos , el sacerdote ya había cambiado el «por todos» a las palabras «por muchos», no se si esto sucede también en otras Iglesias …
Saludos
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Apocalipsis
Lo correcto es POR MUCHOS, Benedicto XVI reconoció que fue arbitraria la traducción pues se interpretó y no se tradujo literalmente. Pro Multis es Por Muchos
También en su Motu Propio quiso darle una oportunidad a la Misa Tradicional, que según algunos estudiosos la sitúan desde el siglo IV después de Cristo, pero en un lugar secundario, dándole primacía al NOVUS ORDO, pero al final su decisión ha sido abrogada por su sucesor.
Debes saber que los cambios se dieron a partir de Pablo VI, en que literalmente se suprimió El Santo Sacrificio del Altar, La Santa Misa, y en su lugar pusieron una CENA protestante, La verdadera Misa fue prohibida, cumpliéndose la supresión del sacrificio perpetuo de que habla el Profeta Daniel. a quien nos dirige nuestro Señor Jesucristo, cuando sus discípulos le preguntan ¿Cuándo será eso? Mateo 24:3
DIOS TENGA MISERICORDIA DE NOSOTROS
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