Lucía de Jesús, la forzada novicia en el convento de carmelitas de Coimbra no llegó a hacer la profesión que hacen las carmelitas a los dos años de noviciado porque su endeble salud no resistió el encierro a que fue sometida.
Esto dio origen a que primero una monja y después otra, la suplantaran para hacer más creíble con sus mendaces declaraciones y públicas apariciones, la agenda modernista del Vaticano, con el apoyo explícito a sus Papas, al Concilio, a la Nueva Misa y finalmente al falso Secreto publicado en junio del año 2000.
La foto siguiente, que es un collage de tres, habla por si misma. Tres caras absolutamente irreductibles. Nadie en su sano juicio, a menos que fuera un canalla que quisiera defender sus intereses espurios, podría decir que las tres caras pertenecen a la misma persona. Y sin embargo el Vaticano ha intentado que el mundo creyera el mayor fraude de los siglos ( por el número de personas engañadas, por Ia importancia de los engañadores y por sus nefastas consecuencias) promovido por una iglesia reino del fraude.
La siguiente es la foto que en el museo de Fátima enseñan como perteneciente a Lucía de Fátima el día de la profesión de los votos religiosos, 31 de mayo de 1949. Para entonces Lucía tendría 42 años. Cosa que evidentemente no tiene la joven de la foto.
Por su parte el catálogo de carmelitas difuntas de la Orden, con el nacimiento, profesión y muerte de las religiosas, atribuye la profesión de Lucía, no a la fecha anterior, sino al año 1928, que es la de su profesión en las Hermanas Doroteas. ¿Por qué está contradicción? Nadie ha dado respuesta.
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