[Mensaje de nuestro lector Juan V.P.
Estimado,
Éste es el estudio aludido en el mensaje anterior en formato pdf.
La validez de las consagraciones de Mons. Ngo Dinh Thuc
Categorías:ALL POSTS, Ritos sacramentales
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[Mensaje de nuestro lector Juan V.P.
Estimado,
Éste es el estudio aludido en el mensaje anterior en formato pdf.
La validez de las consagraciones de Mons. Ngo Dinh Thuc
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(Pulsa imagen) La Iglesia sufrirá en esta ocasión -la noche oscura de la falta de un Prelado y Padre que vele por ellos con amor paternal, dulzura, fortaleza, discernimiento y prudencia. Pero llegará la hora cuando, de una manera sorprendente, arrojaré de su trono al orgulloso y maldito Satanás, aplastaré su cabeza bajo mis pies y será encadenado en las profundidades del infierno.”(Nuestra Señora del Buen Suceso, 2 de febrero 1634)
Agregamos que si en algún tiempo aconteciese que un Obispo, incluso en función de Arzobispo, o de Patriarca, o Primado; o un Cardenal, incluso en función de Legado, o electo PONTÍFICE ROMANO que antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado, se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía. o incurrido en cisma, o lo hubiese suscitado o cometido, la promoción o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin ningún efecto; y de ningún modo puede considerarse que tal asunción haya adquirido validez, por aceptación del cargo y por su consagración, o por la subsiguiente posesión o cuasi posesión de gobierno y administración, o por la misma entronización o adoración del Pontífice Romano, o por la obediencia que todos le hayan prestado, cualquiera sea el tiempo transcurrido después de los supuestos antedichos. Tal asunción no será tenida por legítima en ninguna de sus partes, y no será posible considerar que se ha otorgado o se otorga alguna facultad de administrar en las cosas temporales o espirituales a los que son promovidos, en tales circunstancias, a la dignidad de obispo, arzobispo, patriarca o primado, o a los que han asumido la función de Cardenales, o de Pontífice Romano, sino que por el contrario todos y cada uno de los pronunciamientos, hechos, actos y resoluciones y sus consecuentes efectos carecen de fuerza, y no otorgan ninguna validez, y ningún derecho a nadie.
En castellano:Las siete palabras
¿CÓMO TENDRÉ CARIDAD SI -SABIENDO QUE EN UN CAMINO HAY LADRONES Y ASESINOS QUE ROBAN Y MATAN A CUANTOS PASAN- NO SE LO ADVIERTO A LOS QUE SE DIRIGEN A ÉL? ¿CÓMO TENDRÉ CARIDAD SI -SABIENDO QUE LOS CARNÍVOROS LOBOS ESTÁN MATANDO A LAS OVEJAS DE MI SEÑOR? ¿CÓMO TENDRÉ CARIDAD SI ENMUDEZCO AL VER COMO ROBAN LAS ALHAJAS DE LA CASA DE MI PADRE, TAN PRECIOSAS QUE LE CUESTAN LA SANGRE Y LA VIDA A DIOS, Y AL VER QUE HAN PEGADO FUEGO A LA CASA Y HEREDAD DE MI AMADÍSIMO PADRE?”“¡AH! NO ES POSIBLE CALLAR, MADRE MÍA. NO CALLARÉ AUNQUE SUPIESE QUE DE MÍ HAN DE HACER PEDAZOS, NO QUIERO CALLAR; LLAMARÉ, GRITARÉ, DARÉ VOCES AL CIELO Y A LA TIERRA, A FIN DE QUE SE REMEDIE TAN GRAN MAL. NO CALLARÉ… Y SI DE TANTO GRITAR SE VUELVEN RONCAS O MUDAS MIS FAUCES, LEVANTARÉ LAS MANOS AL CIELO, SE ESPELUZNARÁN MIS CABELLOS, Y LOS GOLPES QUE CON LOS PIES DARÉ EN EL SUELO, SUPLIRÁN LA FALTA DE MI LENGUA… TAL VEZ ME DIRÉIS QUE ELLOS, COMO ENFERMOS FRENÉTICOS, NO QUERRÁN ESCUCHAR AL QUE LES QUIERE CURAR; ANTES BIEN ME DESPRECIARÁN Y PERSEGUIRÁN DE MUERTE. ¡NO IMPORTA!” (SAN ANTONIO MARÍA CLARET)
imnumerables teólogos (sin que los papas objetaran) han enseñado la doctrina del Bautismo de deseo y hasta papas como Pío XII han aceptado explícitamente esta doctrina (Por ejemplo en carta a la Unión Católica italiana Ostetriche escribe “El acto de caridad puede bastar a un adulto para adquirir la gracia santificante y SUPLIR EL BAUTISMO.” [29 oct.1951; AAS 43] .para negar a continuación que esto valga a los infantes. Por su parte el Código de 1917 en el canon 737, dice que “el bautismo es la puerta de los otros sacramentos y para todos necesario in re vel in voto”.
San Alfonso María de Ligorio escribió, en referencia a lo dicho por el propio Belarmino: “¿Que algunos papas hayan caído en la herejía, algunos han tratado de probarlo, pero no lo han probado, ni nunca lo probarán; nosotros vamos a probar claramente lo contrario en el capítulo X. Pero además, si Dios permitiese que un Papa fuese hereje notorio y contumaz, éste dejaría de ser Papa, y la sede quedaría vacante. Mas si fuera hereje oculto, y no propusiese a la Iglesia ningún dogma falso, entonces no causaría ningún daño a la Iglesia, pero nosotros tenemos que presumir con justicia, como dice el cardenal Belarmino, que Dios no permitirá jamás que ningún Pontífice romano, ni siquiera como doctor [hombre] privado, llegue a ser hereje notorio ni siquiera oculto “ .
Llegará un día en que el mundo civilizado negará a su Dios, que la Iglesia dudará como dudó Pedro. Ella va a tener la tentación de creer que el hombre se ha convertido en Dios. En nuestras iglesias, los cristianos buscarán inútilmente la lamparilla roja en donde Dios los espera. Como María Magdalena, llorando ante la tumba vacía, le preguntarán: «¿Dónde lo han llevado?» -Papa Pío XII
En efecto, así es.
La realidad es que las Consagraciones de Mons. Dinh Thuc, son auténticamente válidas, pésele a quien le pese; que en negarlo, me parece tienen mucho que ver los lefebvristas, a quienes ya les están sacando «trapitos al sol», referente a sus «sacerdotes» pedófilos, pues hay que ver como M. Williamson, tiene a uno de ellos en su «pobre» casa de Kent.
La Sociedad Sacerdotal de Trento, ha sido, desde su inicio, constituída por sacerdotes verdaderamente católicos, y en el orígen de su formación, tuvo mucho que ver el gran Pbro. Joaquín Saenz y Arriaga, que incluso escribió varios libros, entre ellos «La iglesia montiniana» (que por cierto ya no se encuentra en internet, pues lo han quitado los modernistas anticristos), y otros más.
Esta Sociedad Sacerdotal de Trento, NUNCA celebró, ni ha celebrado la Santa Misa, una cum, y eso habla de la congruencia de su posición, totalmente opuesta a la de los lefebvristas de reconocer y resistir.
De esa sucesión, ha sido también consagrado Mons. Mark A. Pivarunas, que es el Superior de la CMRI, «Congregación de María Reina Inmaculada».
Por último, decir que en estos Sacerdotes, no hay nada de modernismo, verdaderamente irradian la santidad de vida que llevan, y lo digo porque tengo la fortuna de conocer a varios de ellos.
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la consagración más segura respecto a la validez fue la concedida por Monseñor Méndez a Clarence Kelly. Hubo 5 sacerdotes como testigos y material fotográfico irrefutable. Hubo un sacerdote encargado de oír su monseñor Méndez pronunciaba correctamente las palabras necesarias para la validez.
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Para consagrar un obispo no hace falta ser ingeniero nuclear. Simplemente imponer las manos sobre la cabeza del consagrando y recitar las palabras necesarias para la validez del prefacio consacratorio (16 palabras).
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Estimado JD, no es tan simple: hace falta además aptitud canónica y la intención de hacer lo que hace la Iglesia. Esto queda afectado cuando el ministro no se encuentra en plena facultad de sus capacidades intelectuales, es forzado a realizar el sacramento, no cree en el efecto del sacramento o existió simonía. En ese caso existe una duda sobre la validez, y en caso de duda, lo prudente es alejarse del ministro dudoso. Sólo se reconoce la validez cuando existe certeza moral.
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Las consagraciones de Monseñor Lefebvre y monseñor hechas publicamente no tenian nada que ocultar.
Las consagracionez de Thuc y Mendez hechas en ceremonias ultrasecretas tenian que ocultar la demencia senil de los dos
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Me parece que más de un par de comentaristas deberían hacer un repase o un estudio del derecho aplicable a estos casos; siempre, claro está, que entiendan algo de lo que estudian.
Veamos «un cachito» de eso de «la intención». Es sabido que de lo interno, ni la Iglesia puede juzgar. Hay un aforismo que lo recuerda así. El derecho entonces, no puede pretender juzgar sobre las intenciones porque son interiores, y el juez debe hacer lo mismo. Y si trabaja en un blog, ni hablar. Solamente los jueces penales argentinos conocen las intenciones de todos y sobre todo; así nos va.
Ahora bien: ¿cómo corresponde entonces juzgar las intenciones, cuando es necesario hacerlo, sin incurrir en un «ejercicio ilegal de la Divina Providencia»…? (el cual a mí me parece se castiga bastante duramente)
Pues por los actos exteriores: Si un ministro válidamente ordenado recita la fórmula del Rito aprobado por la Iglesia y la materia es apta para el Sacramento y las circunstancias de tiempo lugar y modo son concomitantes, la Iglesia afirma sin lugar a dudas que hay Sacramento. No hay más vueltas. Así lo dijo León XIII en algún lugar que ahora no recuerdo.
Si un Obispo -de cuya ordenación supuestamente no dudamos- ordena a otro como Obispo recitando la fórmula e imponiéndole las manos, y el candidato es un varón bautizado y no se opone, hay ordenación sagrada. Si alguno estuviera demente, habría que entrar en la indagación de si se trata de un intervalo lúcido o no o si hay insania declarada o no, por que en tal caso el acto es igualmente válido y, con todo, la suposición presuntiva es la de la validez.
Si está en pecado, es trolo, o es un infractor a la ley del servicio militar, es un borracho o debe plata, no tiene ninguna importancia, como se dice en la sentencia del concilio de No sécuántos (314) contra los Donatistas. La Liturgia de la Iglesia es Objetiva: Ob-je-ti-va. No subjetiva, o sea que el sujeto pone el hombro, las manos y la voz y el resto es obra de Cristo Nuestro Señor, costárale a quien le cueste.
Esto es Teología Sacramental de Trento, señores.
Y Derecho romano clásico.
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Volviendo al tema de la «intención», ya que tiene razón de fin, es claro que si el «fin» de la Masonería es la destrucción de la Iglesia, la «intención» de un masón, SIEMPRE y EN ACTO, es el «fin» que se propone en su voluntad desde el principio, cuando abraza las «intenciones» de la secta, y como dos contrarios simultáneamente no caben en un sujeto, se sigue inevitablemente que una prima sobra la otra, pero como Liénart, nunca dejó de ser masón, sino por el contrario, fue ascendiendo en grados hasta llegar a ser «luciferino» y así hasta la muerte, la «intención» fue siempre la misma: la destrucción de la Iglesia, que es el «fin de la Masonería, y por tanto de Liénart.
¿Para qué darle más vueltas al asunto? ¿Cuál es el bien que resulta de negar esta realidad que ha producido tanto mal?
Aquello que «de internis non iudicat Ecclesia» no es argumento. La «Ecclesia» emitió su juicio PREVIO, para que ningún bautizado diera su nombre a la secta, y si lo hiciera, avisa la «Ecclesia», que queda excomulgado sin declaración, «ipso facto», y si fuera clérigo ordenado en mayores, reservada exclusivamente al Papa. Esta clase de «excomunión» priva -a quien la padece- de los beneficios de los que goza cualquier bautizado fiel, pues queda excluido del Cuerpo Místico de Cristo. Ningún «excluido» puede beneficiarse de los Sacramentos que son para los fieles.
Entonces – y es lo que nos interesa, aunque aceptarlo nos juegue en contra- siendo «esencialmente contraria» (León XIII) la intención que tenía Liénart a la de la Iglesia, hay que concluir, en buena lógica, que Marcel Lefebvre NUNCA pudo recibir ni la «ordenación» sacerdotal, ni la «consagración» episcopal de un inepto, excomulgado y masón luciferino.
En el caso que Usted conociera a un «sacerdote» «ordenado» por Lefebvre, sería una magnífica obra de misericordia («corregir al que yerra» o «enseñar si no lo sabe») que le dijera que se abstuviera del ejercicio de lo que NO POSEE, porque en Liénart y en Lefebvre «NIHIL EST».
Simón Del Temple
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A mi me parece que el problema no está en la validez de las consagraciones de Mons. Ngo Thuc (que me parecen perfectamente válidas inicialmente), sino en a quien consagró. Tanto porque no fueran sacerdotes (por ser ordenados por Lefebvre), como que no fueran «trigo limpio».
El Demonio no iba a estarse de brazos cruzados mientras Mons. Ngo estaba cumpliendo con su deber: le envió un enjambre de lobos para ahogar su trabajo.
Ya se que las apreciaciones generales no sirven para conocer el detalle de cada situación, pero es que soy bastante pesimista del resultado efectivo de todo lo que hizo Mons. Ngo Thuc.
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