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FERNANDO III EL SANTO, REY DE CASTILLA Y DE LEÓN


30 de mayo San Fernando, Rey de Castilla y de León

Es uno de los más grandes hombres del siglo XIII y el más santo de los reyes de España. Llena la primera mitad del siglo, con su vida ejemplar, su intensa piedad religiosa, su prudencia de gobernante y su heroísmo de conquistador audaz. Nunca conoció en sus empresas la derrota, ni el fracaso; siempre fueron coronadas por el triunfo y la gloria. Es modelo de santo laico, de militar valeroso y de cruzado de la fe. Meticuloso palaciego, músico, poeta, y en todo y siempre gran señor y perfecto caballero.
Hijo de un ilegítimo matrimonio por impedimento de consanguinidad entre Alfonso IX de León y su sobrina Doña Berenguela, que, realizado y consumado sin dispensa de Roma, fue anulado por el Papa Inocencio III, legitimando por Bula pontificia, al niño, posteriormente.

SU NIÑEZ

Nace a finales del siglo XII, en la corte de León y crece cuidado por su madre, mujer virtuosa y ejemplar. A los diez años, sufre una grave enfermedad. Los médicos desesperan de salvarlo. La madre toma en sus brazos al pequeño, cabalga con él hasta el Monasterio de Oña, reza y llora durante toda una noche ante una imagen de la Virgen, y «el meninno empieza a dormir, et depois que foi esperto, luego de comer pedia», según las crónicas.
HEREDERO DEL REINO
A los quince años, cuando es proclamado por las Cortes heredero del reino, se confirma la anulación del matrimonio de sus padres. Doña Berenguela se recluyó en el Monasterio de Las Huelgas, en Burgos, donde Fernando la visitará con frecuencia. Su tío Enrique I sufre un accidente  y se le proclama rey de Castilla, a sus dieciocho años. Su madre es heredera de la Corona de Castilla, convoca Cortes en Valladolid y se hace proclamar Reina pero toma la corona y la coloca sobre la cabeza de Fernando, desconcertando con su decisión las apetencias del rey de León al trono de su esposa.  Poco más tarde, esta sucesión real es confirmada solemnemente en el Monasterio de Santa María de las Huelgas, donde su propia madre ciñe al hijo la espada de Fernán González, y le arma caballero. No todos acatan esta decisión. Surgió un conflicto con algunos nobles, que fácilmente fueron convencidos. Su padre, Alfonso IX renunció a ser Rey de Castilla, aunque declaró a Fernando desheredado del reino de León; pero a la muerte de Alfonso tomó posesión de la corona de modo pacífico, iniciando la unión definitiva de León y Castilla.

SUS DOS MATRIMONIOS Y LOS TALENTOS QUE LE ADORNABAN

Fernando III se casó con Doña Beatriz de Suabia, princesa alemana y con Juana de Ponthieu.. De las dos tuvo hijos. Como rey,  le preocupó la justicia; era amable, pero recto y firme. Era gentil y finísimo, jinete elegante y diestro, versado en los juegos nobles, en el ajedrez; amante de la música y buen cantor. Se le atribuyen algunas cantigas dedicadas a la Virgen, a la que profesaba gran amor pues su madre le había contado cómo le había salvado siendo niño. Promocionó las artes, favoreció el naciente estilo gótico, y se le deben las catedrales de España: Burgos, Toledo, León y Palencia.
Fue conquistador intrépido y caudillo insigne, siempre victorioso. En este aspecto, sólo se le puede comparar su consuegro Jaime el Conquistador, el rey de Aragón y Cataluña. Sus campañas contra los moros, le dieron la victoria siempre, en casi toda Andalucía y Murcia, cuyos reinos de Córdoba, Jaén, Sevilla conquistó  Sólo a Granada no llegó, pero el Rey moro de Granada, tuvo que pagar tributo y rendir vasallaje.
Brillan en él la rapidez, la prudencia y la perseverancia. Cuando sus enemigos le creen muy lejos, a las márgenes del Duero, en su corte, aparece de repente ante los muros de Córdoba. Supo el arte de sorprender y desconcertar, aprovechando todas las coyunturas políticas del adversario; organizando con estudio y parsimonia sus grandes y decisivas campañas, prolongando, si era preciso los asedios para evitar derramar sangre. El sitio y la conquista de Sevilla tras veinte meses de asedio, fue una de las más notables empresas militares de su tiempo; allí debió enfrentarse con decisión y valor enérgico hasta con el desánimo que el calor y la enfermedad causaban en muchos soldados.
GOBERNANTE
Fue notable su acción de gobernante,  sus relaciones con la Iglesia, con los nobles y magnates; su administración de justicia y sus relaciones con los otros reyes peninsulares cristianos; su impulso a la codificación y reforma del derecho; fue famoso por su protección a las artes y  ciencias, y por la creación de nuevos Centros y Universidades… El rey de Baeza le entregó en rehén a su hijo, y éste, convertido al cristianismo, fue uno de los pobladores de Sevilla. Por su intervención personal ante el Emir de los benimerines en Marruecos, el Papa Alejandro IV pudo enviar un legado al Sultán. Creó la marina de guerra de Castilla; e instituyó los futuros Consejos del Reino o actuales consejos de ministros, designando un colegio de doce varones doctos y prudentes que le asesoraban y con quienes consultaba. Fernando III de Castilla fue un santo rey, que alcanzó las cumbres más altas de la perfección, santificando las menores acciones de su vida y dedicando a Dios y a María todos los momentos y ocupaciones

SU MUERTE

Al terminar la Reconquista de Sevilla, mientras una expedición castellana llegaba a África planeó el paso del estrecho y asentamiento definitivo en aquel continente, cayó herido de muerte, por agotamiento de sufrimientos y trabajos.
Al saber próximo su fin, postrado sobre un montón de cenizas, con una soga al cuello, pidió perdón a todos los presentes, dio sabios consejos a su hijo y deudos, con la candela encendida en la mano. Un resplandor celeste iluminó su rostro. «El tránsito de San Fernando, dice Menéndez y Pelayo, oscureció y dejó pequeñas todas las grandezas de su vida». Ésa fue la vida exterior y la muerte del más grande de los reyes de Castilla, «atleta y campeón invicto de Jesucristo», como le llamaron los Papas Gregorio IX e Inocencio IV. «De la vida interior, según Menéndez y Pelayo, ¿quién podría hablar dignamente sino los ángeles, que fueron testigos de sus espirituales coloquios y de sus éxtasis y arrobos que tantas veces precedieron y anunciaron sus victorias?»

CASTILLA Y LEÓN. EL SANTO

En su persona se unieron definitivamente las coronas de Castilla y León. Reinó de 1217 a 1252 en Castilla y de 1230 a 1252 en León. Constituye una de las figuras más sobresalientes de la Baja Edad Media española y de toda la cristiandad. Fue canonizado por Clemente X en 1671. Su fiesta se celebra el 30 de mayo.
Nacimiento y descendencia. Nacido en la villa de Valparaíso, en la provincia de Zamora, en agosto de 1201. El matrimonio de sus padres, Alfonso IX de León (v.) y Berenguela de Castilla (m. 1246), que se había celebrado en 1197 con el consentimiento del papa Celestino 111, era nulo canónicamente por el parentesco de los contrayentes: Berenguela era biznieta de Alfonso VII; Alfonso IX, nieto de éste. El papa Inocencio III (v.),. más intransigente que su antecesor, instó a los esposos a que se separaran amenazándoles con la pena de excomunión y poniendo el reino de León en entredicho. En estas circunstancias, se separaron en 1204. El entonces infante Fernando,  que había sido criado y educado directamente por su madre, pasó a León con Alfonso IX.
Siendo ya rey de Castilla, casó Fernando en primeras nupcias, a los 22 años, con Beatriz de Suabia, en la iglesia burgalesa de San Lorenzo (30 nov. 1219). De este matrimonio nacieron 10 hijos, siete varones (Alfonso, Fadrique, Fernando, Enrique, Felipe, Sancho y Manuel) y tres hembras (Leonor, Berenguela y María), el primogénito de los cuales le sucedió en todos sus reinos con el nombre de Alfonso X de Castilla (v.). Viudo en 1235, volvió a casarse en 1237, esta vez con Juana de Ponthicu, biznieta de Luis VII de Francia. De la unión nacieron, por este orden: Fernando; Leonor (m. 1290), que casó en 1254 con el príncipe inglés Eduardo, Eduardo I en 1272; y Luis.
Unión de León y Castilla.

Al morir Enrique I de Castilla en 1217 sin descendencia (tenía 14 años de edad) le sucedió su hermana Berenguela, quien renunció la corona en favor de su hijo Fernando, consiguiendo que saliera de León hacia Valladolid, donde fue reconocido y aclamado como rey de Castilla. Alfonso IX, que también aspiraba a la corona castellana, entabló entonces una lucha contra su esposa y su hijo, animado sobre todo por el conde Alvaro Núñez de Lara y sus hermanos, enemigos de Doña Berenguela. A la entronización de Fernando III se opusieron además otros nobles y los concejos de Transierra y Extremadura, más inclinados hacia la persona de Alfonso IX. Dominada la oposición de nobles y concejos, se llegó también a la paz con el rey leonés (121-8), quien emprendió nuevamente la lucha, invadiendo otra vez las tierras castellanas. Por mediación de Doña  Berenguela, el pacto de Toro (26 ag. 1218) dio fin a la guerra entre castellanos y leoneses, entre padre e hijo.
Cuando Fernando III heredó Castilla (v.), este reino ejercía ya la hegemonía sobre la Península y especialmente sobre León (v.). Esta hegemonía la había alcanzado al colocarse a la cabeza de los reinos cristianos en la Reconquista (v.) del sur de la Península, favorecidos los castellanos por su situación geográfica. Fernando III no sólo mantuvo la hegemonía, sino que ganó aún más prestigio para Castilla, ampliando sus fronteras, pacificándolo, repoblándolo y manteniéndolo en paz con sus vecinos Jaime I de Aragón (V) y Sancho II de Portugal.
A la corona de León accedió mediante la renuncia de sus hermanastras Sancha y Dulce, hijas de Alfonso IX y de su primera mujer Teresa de Portugal, de quien se tuvo que separar el monarca leonés por razones de parentesco (1194). Muerto  Alfonso IX en 1230, correspondía León a sus hijas, a quienes ya en 1220 había nombrado oficialmente herederas. Pero como resultado de la entrevista entre Doña  Berenguela y Doña Teresa, en Valenca do Minho, las infantas cedieron sus derechos a Fernando III, recibiendo en compensación una buena dote. De este modo, se dio un paso decisivo en el camino de la unidad de España.
Reconquista y repoblación. La incorporación del valle del Guadalquivir fue obra de Fernando III, ayudado por las órdenes militares. La situación de los reinos musulmanes, que se encontraban en una nueva época de taifas (v.), tras la decadencia del poderío almohade iniciada en 1213, al año siguiente de la victoria cristiana en las Navas de Tolosa (v.), favoreció la incorporación, que se llevó a cabo mediante pactos y conquistas. La paz con los reinos cristianos y las campañas de sus antecesores, permitieron a Fernando III  dedicarse con éxito a esta tarea de Reconquista, que registró un avance notable en la liberación de al-Andalus del dominio musulmán.
Con la conquista de Sevilla en 1248 quedó incorporada a Castilla la parte más importante de la Baja Andalucía. Pero tanto esta conquista como la de Córdoba habían sido proyectadas ya en los reinados de su padre Alfonso IX de León y su abuelo Alfonso VIII de Castilla (v.), que en 1213 habían decidido atacar Sevilla y Córdoba respectivamente. No lo consiguieron, pero dejaron abierto el camino a Fernando III por el Oeste con las conquistas de Cáceres (1227) y Badajoz (1230), que permitieron dominar las tierras al Norte del Guadiana. Con la penetración de las órdenes militares (v.) hacia el valle del Guadalquivir y pactos con los musulmanes, se consiguió el resto. Las conquistas en términos militares fueron escasas, aunque los asedios se prolongaron. Abundaron las capitulaciones y entrega de las ciudades mediante pacto. Fernando III supo aprovechar las divisiones entre los musulmanes, pero comenzó por respetar y renovar las treguas concertadas por sus antecesores. Gracias al pacto de las Navas de Tolosa (1225), recibió el vasallaje del señor de Baeza, Alláh al-Bayási, que se titulaba califa; el castellano leonés se comprometía a defenderle de sus enemigos, a los que podría arrebatar cuantas plazas quisiera. Resultado de este pacto fue el dominio por los cristianos de Martos y Andújar y el primer sitio de Jaén.
Las campañas de Fernando III pueden dividirse en varias fases. Ateniéndose a los hechos, y al margen de otras divisiones, consideramos tres: 1224-30, 1232-36 y 1240-48. Aunque a partir de 1248 cayeron algunas plazas bajo dominio castellano-leonés, ese año puede considerarse el fin de la Reconquista por Fernando III, brillantemente coronada con la capitulación de Sevilla.

En la primera, se conquistó Andújar (1225), se puso sitio a Jaén (1225) y se produjo la reacción anti-almohade (1228), que desembocó en la conquista de Almería, Granada, Jaén, Málaga, Gibraltar, Játiva, Alcira y Denia por el soberano de Murcia Muhammad b. Húd (m. 1238), que adoptó el título de al-Mutawakkil `ala Alláh (el que confía en Dios). Esta primera fase se terminó al marchar a León Fernando III, con motivo de la muerte de su padre. Se encontraba entonces el rey santo poniendo nuevo cerco a Jaén, desde donde se dirigió a Orgaz para reunirse con su madre.
En la segunda fase se incorporaron a Castilla Trujillo (1232), Úbeda (1233), Medellín (1235) y Córdoba (1236), entre otras plazas. Úbeda capituló, y en su cerco intervinieron tropas de los concejos de Toro, Zamora, Salamanca y Ledesma. Con la conquista de Trujillo y Medellín se terminó prácticamente el dominio musulmán en Extremadura, gracias a la intervención de las órdenes militares. Córdoba cayó en poder de los cristianos a causa, en parte, de las rencillas de sus habitantes, que mediante pacto entregaron a Fernando III la ciudad vacía. Después de la entrada solemne en la ciudad (29 junio), precedido de la cruz y su enseña, el rey volvió a Toledo, dejando en Córdoba una guarnición al frente de Tello Alfonso; como lugarteniente de Andalucía quedaba Alvar Pérez de Castro (m. 1239). Córdoba fue repoblada con cántabros, leoneses y segovianos. Fernando III se aseguró el éxito de estas campañas, comenzando por dominar la insurrección de Muhammad b. Nasr de los Banú al-Ahmar, que envalentonado por los éxitos del ya citado Ibn Húd contra los almohades se había proclamado emir de al-Andalus, enfrentándose al mismo Ibn Húd. Más adelante, Ibn Nasr,, primer monarca de la dinastía Nazari (v.) en Granada con el nombre de Muhammad 1 (1231-72), fue un provechoso aliado de Fernando III, a quien ayudó incluso con tropas en sus conquistas.
Entre la segunda y tercera fase contrajo nuevas nupcias (1237). Las primeras campañas se redujeron a incursiones con éxito por la campiña cordobesa. Tanto estas incursiones como una serie de pactos permitieron el dominio de numerosas plazas: Almodóvar, Baena, Benamejí, Ecija, Montoro, Osuna, etc. Muerto Ibn Húd, su sucesor en Murcia prefirió el dominio de las tropas castellanas a que su reino fuera anexionado por el de Granada. Fernando III comenzó la ocupación del territorio murciano, tarea que tuvo que dejar por enfermedad en manos de su hijo el infante Alfonso. Éste firmó con Jaime I de Aragón el tratado de Almizra (26 mar. 1244), que delimitaba las conquistas de castellanos y aragoneses en Levante.
Aunque Fernando III prefirió el sistema de capitulaciones para anexionarse territorios, también tuvo que recurrir a las armas. En 1245, después de la conquista de Arjona y otras plazas, puso sitio definitivo a Jaén, aconsejado por el maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa (m.1275). Muhammad I, que defendía a los sitiados por encontrarse Jaén bajo el señorío de Granada, dejó de ofrecer resistencia y firmó treguas por 20 años, en las que se comprometió a entregar la ciudad (1245). Con la tregua de Jaén y la conquista de Carmona (1247) y otras plazas, Sevilla quedó aislada. Desde 1246, los sevillanos habían abandonado la causa almohade. Las diferencias entre sus habitantes movieron a Fernando III a atacar la ciudad, aconsejado también por Pérez Correa y con la ayuda económica de la Iglesia, la participación de los caballeros de Santiago y tropas de Muhammad I. Decisiva fue la intervención de los 13 barcos, entre naves y galeras, que por encargo real reunió Ramón Bonifaz (m. ca. 1256), un «onme de Burgos» según la Crónica general. Sevilla, que hasta 1246 había sido la segunda capital del imperio almohade, capituló después de 15 meses de asedio (24 nov. 1248). El rey hizo su entrada solemne en ella (22 diciembre), cuando llevaba varios días vacía, como tenía por costumbre. Fijó allí su residencia y allí permaneció hasta poco antes de su muerte (30 mayo 1252), cuando preparaba una expedición a África.
Fernando III continuó la tradición repobladora de su padre, pero de modo distinto (v. REPOBLACIÓN). Repartió tierras entre los que habían tomado parte en la Reconquista, teniendo en cuenta su condición social. Las concesiones a nobles, eclesiásticos u órdenes militares dieron origen a los latifundios que aún perduran y que han condicionado la estructura socioeconómica del agro andaluz. La partición y entrega la aprobaba el rey a la vista de las propuestas de la Comisión de partidores, divisores y cuadrelleros. De todo lo efectuado se tomaba nota en los libros llamados Repartimientos (v.).

Personalidad del monarca.

Se le describe, y los hechos lo demuestran, como una mezcla de realismo e idealismo, bondadoso y enérgico a un tiempo cuando las circunstancias lo requerían, amante de su familia y de sus vasallos, valiente y diplomático, cortés y afable. La vida de Fernando III siguió la trayectoria de un caballero medieval cristiano, que se santificó en el ejercicio de sus deberes reales. Protegió a la Iglesia y la cultura. En 1242, concedió privilegios y exenciones al Estudio General de Salamanca, que había fundado su padre. Comenzó las catedrales de Burgos y Toledo, en 1217 y 1227 respectivamente. Sustituyó el latín por el leonés-castellano en documentos. Su proyecto de refundir la legislación lo llevó a cabo su hijo Alfonso, pero fue Fernando III quien mandó traducir al castellano el Fuero juzgo, llamado en latín Liber judiciorum y que, promulgado por Recesvinto, en el 654, se usaba en los tribunales de justicia.      V. t.: ALFONSO X; CASTILLA II.

BIBL.: Fuentes: G. CIROT (ed.), Crónica latina de los reyes de Castilla, «Bulletin Hispanique», 14 y 15 (llega hasta 1236); R. JIMÉNEZ DE RADA, De rebus Hispaniae, Valencia 1968; L. DE Tuy, Chronicon nzundi, Francfort 1603-08 (llega hasta 1236); R. MENÉNDEZ PIDAL (ed.), Primera Crónica General de Espacia que mandó componer Alfonso el Sabio, Madrid 1950.-Estudios: 1. GONZÁLEZ, Alfonso IX, Madrid 1944; ÍD, Las conquistas de Fernando III el Santo en Andalucia, Madrid 1946; L. F. DE RETAMA, San Fernando III y su época, Madrid 1941; D. MANSILLA, Iglesia castellano-leonesa y curia romana en los tiempos del rey San Fernando, Madrid 1945; 1. GONZÁLEz, El Repartimiento de Sevilla, 2 vol.. Madrid 1951. 

CARLOS R.EGUÍA  

 

4 respuestas »

  1. ¡San Fernando III ruega por nosotros para recibir la asistencia Divina contra la invasión islámica a Europa!!! ¡ Y conduce nuevas huestes de Cristo Rey contra los enemigos de la Fé Católica en el mundo!!!

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  2. Interesantísima Historia de tan insigne Santo y Rey. Me uno al Ruego a la Divina Providencia para el conjunto de España necesitada de un gran Caudillo. El sistema en España esta totalmente corrupto y los graves peligros a los que nos enfrentamos son de tal magnitud que debemos de orar y verdaderamente que nuevas huestes de Cristo Rey se enfrenten a la perversa ideología del género bastardo de Satanás, que es el por peligro del mundo actual. Resuelto esto ( ardua tarea de verdad) se resolverá casi cualquier tema, islam, etc

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  3. Que buen post, San Fernando, el Rey Santo que luchó sin tregua en contra de la invasión musulmana, a España le haría muy bien ahora recordarlo, quizás algún día a corto plazo España nos pueda sorprender con un nuevo aladid de tamaña estatura … de verdad que lo necesita … Aprovecho la ocasión para hacer un último comentario de despedida en este blog, un recordatorio, un aviso …

    La agenda masónica del momento consiste en atacar principalmente con los medios masivos de comunicación incluidos Internet, a todos los niveles, en primer lugar, y a toda costa, a Rusia, el enemigo actualmente mas poderoso del judaísmo internacional y de su proyecto hegemónico de nuevo orden mundial y por consiguiente a cualquier otro movimiento, o tendencia nacionalista en países que ya están bajo su control en Occidente, como es el caso en Estados Unidos con el fenómeno Trump, el método es el mismo que le ha enseñado siempre el Talmud a esta estirpe satánica, la difamación, la calumnia y la desinformación que anteceden a la agresión y el asesinato.
    No les importará cuanto tengan que ceder en asuntos o temas otrora negados, admitiendo quizás verdades que en otro tiempo hubiesen tratado de aplastar, lo que les urge ahora es hacer frente a esta enorme fuerza que podría cohesionarse de alguna forma y que les esta haciendo la oposición, el katejon político, el impedimento histórico que de súbito los sorprende, que no esperaban, el renacer del nacionalismo patriótico de los pueblos … por esto hay que tener mucho cuidado, estar alertas y aprender a distinguir, a ser discriminativos y ver que aquel que parece nuestro amigo porque dice cosas que encantan a nuestros oídos, podría muy bien en realidad ser nuestro enemigo y la personificación del mal que entona cantos de sirena … no debe importarnos que tan católico pueda aparentemente ser este ente, individuo o institución, lo que dice, etc … sino cual es su verdadero sentir ante lo que está ocurriendo actualmente en el mundo con relación al resurgimiento de los valores patrióticos, porque puede llevarnos a proceder en un modo equivocado induciéndonos a movernos en la dirección que les conviene y apremia a la sinagoga de satanás para que nos sumemos como zombies a sus fuerzas combativas y así muy solapada y lentamente mediante el engaño sumirnos en la vorágine del caos y la confusión que crean estos engendros, en la que son maestros de doctrina.

    ¡Católicos Alerta! – que el mal puede revestirse … y parecer un ángel de luz …

    A Dios Gracias,

    La Paz de Cristo.

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  4. San Vicente Ferrer, cuando explicaba al Profeta Daniel que el primero y último de sus amigos eran el reyno de Aragon y Castilla. Supongo que hay muchas cosas de la Historia que no se le perdonan, el fariseo es vengativo Y para eso hay que recurrir a los libros para entender el nuevo orden mundial de la hydra y su simiente maligna. y como son actores que cambian sus apellidos el genesi fariseo es su marka. y revivira al fin de los tiempos.

    The World Conquerors: The Real War Criminals by Louis Marschalko (1958)

    Los conquistadores del mundo: Los verdaderos criminales de guerra

    Dedicación

    A la memoria de los nacionalistas mártires y víctimas del bolchevismo.

    Louis Marschalko (11 de septiembre de 1903 – 20 de mayo de 1968) fue un escritor nacionalista húngaro y autor de los conquistadores del mundo (1958).

    Demuestra que, los países de Europa central fueron engañados para convertirse en satélites de la Unión Soviética.

    Murió en Munich, 1968. En su tumba se encuentran las palabras: «Para Dios, nuestro país y la libertad, para siempre»

    http://educate-yourself.org/cn/worldconquerersintro1958.shtml#contents

    El fariseísmo

    ■ El fariseísmo es el pecado contra el Espíritu Santo.

    La natura del fariseo se ha vuelto mascara, miente con toda naturalidad pues ha comenzado
    por mentirse a si mismo. Lo que el simula, que es la santidad, y lo que el es, el egoismo, se han
    amalgamado y se han hecho un espantoso veneno que de suyo no tiene antídoto alguno.
    Gl ice rina mas acido nitrico, igual dinamita.

    ■ El destino de Jesus de Nazareth era chocar contra el fariseismo; y una vez producido el
    choque, la lucha hasta la muerte sigue inevitable.

    ■ La Humanidad no ha presenciado otro 1 conflicto mas agudo, peligroso y tragico: la
    religion viva ha de vivir dentro de la religión desecada sin desecarse ni dejar de ser lo que es,
    como un golpe de savia que debe moverse a través de un tronco vuelto corteza. Este fue el difícil trabajo de Cristo.

    Padre jesuita argentino, suspendido a divinis por concilio fariseo vaticano segundo .
    Leonardo Castellani.

    Haz clic para acceder a Castellani%20-%20Cristo%20y%20los%20fariseos%20%282%29.pdf

    Gracias España y gracias al Señor de la Vida, por ayudarnos a conocer mejor a la maligna hydra.Su lucha, es la nuestra.

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