[Es republicación]
del Padre Romualdo Maria Lafitte OSB
San Juan María Vianney había sido agricultor. Con mucha dificultad, se las arregló para ser sacerdote. Confesaba hasta q22 horas al día, y hacía una penitencia y ayuno verdaderamente terribles; hacía muchos milagros por lo que la gente venía de todas partes del mundo para confesarse con él. Él predicó a sus campesinos de una manera muy sencilla, pero clara y esencial.
—————-
Muchos son los cristianos, hijos míos, que no saben absolutamente por qué están en el mundo …
«Dios mío, ¿por qué me has traído al mundo?» – «Para salvarte.»
«¿Por qué me queréis salvar?» – «Porque te amo.»
¡Qué hermoso es conocer, amar y servir a Dios! no tenemos nada más grande que hacer en esta vida. Todo lo que hacemos fuera de esto ¡es una pérdida de tiempo! Tenemos que obrar sólo para Dios, poniendo nuestras obras en sus manos … Al despertar por la mañana, deberíamos decir: «¡Hoy quiero trabajar para Vos, Dios mío! Aceptaré lo que queráis, lo que me enviéis, como un don vuestro . Me ofrezco a Vos en sacrificio. Sin embargo, Dios mío, no puedo hacer nada sin Vos: ¡ayudadme»!
Oh! Cómo vamos a lamentar, en el trance de la muerte, todo el tiempo que hemos dedicado a los placeres, a las conversaciones inútiles, al descanso, en lugar de dedicarlo a la mortificación, a la oración, a las buenas obras, a pensar en nuestra miseria, a llorar nuestros pecados. Entonces nos vamos a dar cuenta de que no hemos hecho nada para el Cielo. ¡Qué triste, hijos míos!
La mayoría de los cristianos no hacen otra cosa que procurar satisfacer a este cuerpo que pronto se estará pudriendo bajo tierra, sin tener en cuenta para nada a la pobre alma que está destinada a ser feliz o infeliz por toda la eternidad. Esta falta de espíritu y de sentido común ¡es espeluznante!
Hijos míos, mirad de no olvidar que tenemos un alma que salvar y que la Eternidad nos espera. El mundo, las riquezas, los placeres, los honores pasarán: el Cielo y el Infierno no pasarán.
¡Tengamos cuidado! Muchos santos no empezaron bien, pero terminaron bien. Si nosotros hemos empezado mal: que terminemos bien y podamos un día unirnos a ellos en el cielo.
—————-
Debemos despreciar los bienes temporales y poner en un segundo plano las expectativas terrenas para esforzarnos en llegar a las mansiones celestiales que son eternas. Porque la gloria del mundo es efímera y vana, mientras la disfrutamos no pensamos en la eternidad del cielo. (San Enrique II, emperador de Alemania)
El pecado nos entrega al diablo. El pecado es el asesino del alma. Hace que nos apartemos del Cielo y nos precipitemos en el infierno. ¡Y con todo nos encanta el pecado!… ¡Qué locura! Si lo meditásemos bien, tendríamos tal horror del pecado que nos seria imposible cometerlo. El buen Dios nos quiere felices, ¡y nosotros no queremos serlo¡ Le damos la espalda y nos entregamos al diablo! Huímos de Quien es nuestro amigo, ¡y buscamos la compañía de nuestro enemigo! ¿Por qué afligimos hasta ese punto a Dios nuestro Padre, a Él que nos ha redimido del infierno? … Oh! ¡Qué tontos somos! Nos empeñamos en perdernos eternamente usando mal el tiempo que Dios nos concede para salvarnos. ¿No es en verdad una verdadera locura entregarnos al diablo y hacernos merecedores del infierno? Hijos míos, no podéis comprender lo bastante la locura del pecado … no podéis llorarlo suficientemente … Oh Jesús, yo sé que el pecado mata mi alma y me lleva al infierno. Yo quiero ir al cielo, no al infierno. Y sé que sólo por la oración y la penitencia se me dará la fuerza de resistir las tentaciones. Vos sois, Señor, el único que nunca traiciona… Ayudadme a apartar mi corazón de las cosas terrenas y ¡llenadlo del santo amor a Vos!
De Agere Contra
Categorías:ALL POSTS, Hagiografía, Sermones
El Santo Cura de Ars hizo muy buenos sermones, el que me tocó la fibra fue su sermón sobre el respeto humano, pues es un mal con el cual lucho constantemente y espero ganar la batalla pues así se lo pedí a la Virgen. Él ahí habla de una manera tan dura, que es imposible que no se remueva la conciencia, y es lo que falta en la actualidad, la dureza en los sermones, pues es la espada que traspasa la conciencia, la «dulzura y alegría» de los conciliares lo que hace es una conciencia sin escrúpulo como diciendo: «bah, si los sacerdotes no hablan tan grave de estos asuntos, no tengo de qué preocuparme».
La Jerarquía dejó la dureza buena de las cosas porque decía que hacía a la Iglesia más lejana del mundo, y menudo chasco se están llevando: creían que la Nueva Misa sería más cómoda para las personas y ¡zas! ahora van cuatro viejecitas, creían que la vida religiosa era muy dura y suprimieron cosas y ¡zas! tienen que importar vocaciones del tercer mundo para no cerrar monasterios o conventos, creían que la Iglesia juzgaba mucho, era muy dura y decidieron hacerlo todo más agradable a los oídos y ¡zas! hay una falta de Fe y temor de Dios brutal, etc, etc. Y toca preguntar ¿por qué no vuelven a lo que antes funcionaba si ven que el experimento conciliar les ha salido como un excremento de buey? Porque en verdad sus intenciones eran esas y no lo de atraer al mundo como mintieron en su discurso de apertura, sus intenciones eran demoler la Iglesia y punto, que no vengan con rollos.
Me gustaMe gusta
Siempre pretendi escuchar de parte de los sacerdotes la belleza de lo sobrenatural,del infierno del purgatorio y el cielo, de las consecuencias de vivir en pecado permanente,de la vida eterna y del fugaz peregrinaje terrenal…., eran cosas que necesitaba imperiosamente escuchar, pero era frustrante porque no salia de la boca e ningun sacerdote, pero como Dios no deja sin respuestsa aquellos que buscan la verdad al fin me llego, y descubri que no hay otro camino que el de la cruz para lograr la salvacion, el amor y la fe en Dios jamas debe menguar,entendi tambien que cuanto mas amargura siente mi corazon mas cerca estoy de Dios, que si el destierro se torna cada vez mas insoportable es porque su regreso esta a las puertas.
Me gustaMe gusta
Así es Gustavo, pienso igual, cuanto más sufrimiento más cerca estamos de Dios, y significa que más cerca estamos del Calvario.
San Juan Bosco tuvo visitas de un joven conocido que estaba en el Cielo y le pregunto que cuándo está uno preparado para irse del mundo, lamentablemente la respuesta del joven no salía en el relato que yo leía, pero entiendo que la respuesta la tenemos en la parábola de Jesús, cuando dice que si después de esperar la planta no echa sus frutos, se corta y se echa al fuego, y si echa sus frutos se recoge y se guarda. Nuestras almas echan sus frutos con el riego de la Sangre de Cristo imitando su Pasión, por tanto, cuanto más se sufre, es que estamos avanzando en la Via Sacra y más cerca estamos de ser enclavados y encomendar nuestro espíritu con sus frutos,
Aunque como la mayoría no imitan la Pasión, pues su muerte viene en cualquier momento, cuando Dios ve que no echan frutos o son pocos y de vez en cuando.
Yo creo que un buen católico (cuando hablo de buen católico hablo de alguien en olor de santidad) recibirá la gracia del entendimiento de ver que se acerca su momento, pues verá que ya está siendo crucificado y toca pronto encomendar su espíritu.
No retrocedas un paso en la Pasión y pronto verás la salvación.
Me gustaMe gusta
Bien Gustavo, te recomiendo la historia de Santa Teresita del niño jesús…
Me gustaMe gusta