Hay una línea de continuidad entre la subversión comunista liderada por el jesuita Ignacio Ellacuría y sus compañeros jesuitas de la Universidad Centroamericana de El Salvador (que terminaron muertos a manos de un comando del ejército de aquel paìs) y la situación actual de la Iglesia capitaneada por el comunista Bergoglio, así como la situación del clero del País Vasco de donde partió Ellacuría para expandir en América Latina la Teología de la liberación, en su mayoría imbuido por ideas izquierdistas y comunistas. La acción de los jesuitas salvadoreños, todos españoles, estaba financiada por el Partido Comunista Soviético, vía Fidel Castro.
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