[Es republicación ]
En las entradas anteriores relativas al libro de Benedicto (La Infancia de Jesús) ha habido algunas referencias a lo que san Mateo describe como una estrella que guió a los magos («Unos magos de oriente llegaron a Jerusalén» preguntando por el Rey de los judíos del que habían visto su estrella en oriente) después de su entrevista con Herodes, se marcharon siguiendo a la estrella que habían visto en Oriente hasta que encontraron al Niño con María su Madre.(Los datos bíblicos en cursiva).
En un post anterior prometí una entrada sobre la fecha del nacimiento de Jesús. Benedicto adelanta en su libro que esta fecha fue entre los años 7-6 A.C y da como indicio (¿prueba?) que en esos años tuvo lugar la conjunción de los planetas Saturno, Júpiter y Marte, (que tuvo lugar el 747 de la fundación de Roma).
Los datos sobre lo que dice Benedicto los expresé sacados de recensiones de su libro como ésta:
Una fecha que Joseph Ratzinger sitúa –recurriendo al Evangelio de San Lucas—en el año 15 del imperio de Tiberio César, entre el 6 y el 7 antes de Cristo, coincidiendo con una conjunción de los planetas Júpiter, Saturno y Marte. Pero, más que la fecha, llama la atención la manera en que el Papa reescribe, aunque sin refutar, los textos de Lucas y de Mateo.
Sin tener el libro delante y dando por buena esta recensión tengo que decir lo siguiente:
Si es verdad, que en el capítulo 3 de su libro dice eso, que aludiría a que la conjunción de dichos astros sería la estrella de Belén, y por lo tanto claro indicio de la fecha del nacimiento del Salvador que Benedicto sitúa en el año 6-7 A.C que coincide con el año 15 de Tiberio (o sea el año 747 ab urbe condita); entonces intentaré probar que el identificar este fenómeno astronómico con la estrella de Belén, es claramente improbable, e infundado. En realidad es una ingenuidad o simpleza que supera con mucho la ingenuidad de las buenas gentes que colocan una estrella encima del portal de Belén.
Dejando para otro post el intentar determinar la fecha del «Nacimiento» de Jesús me centraré en todo lo relativo a la estrella de Belén. Como veremos, este fenómeno que en realidad sí existió tal como lo narra el evangelista San Mateo, no da indicio alguno de la fecha del «Nacimiento». El único indicio evangélico es la «mortandad de los niños inocentes» bajo el reinado de Herodes, enterado por los magos del nacimiento del «Rey de los judíos» o «Mesías«, y a quien quiso matar provocando la famosa mortandad de niños.
Pero centrándonos ahora en la «estrella de Belén» vamos a aclarar cual haya sido este fenómeno que vieron los magos y les guió hasta el descubrimiento del «Niño con su Madre». Se suscitan en nuestro espíritu varias preguntas indispensables para responder la cuestión expuesta.
¿Qué habían visto los Magos en oriente? ¿Qué entendían por «Rey de los judíos»? ¿Que fue lo que vieron en el lugar de donde venían y después de su entrevista con Herodes? ¿Esa estrella era una estrella en la acepción actual de la palabra? ¿Sería un fenómenos natural, por ejemplo una conjunción de astros? ¿Qúe otra cosa podría ser?
Para responder a todo ello adelanto que soy «un fundamentalista bíblico«. O sea que creo en la inspiración y en la inerrancia del Evangelio de San Mateo y de toda la Biblia. En este sentido estoy en las antípodas de Benedicto, que trata los textos bíblicos con una increíble libertad, rechazándolos o relativizándolos a veces (como ha demostrado en los dos libros anteriores sobre Jesús de Nazaret y haciendo uso del «método histórico crítico» de exégesis bíblica que le lleva a la reducción de lo sobrenatural a categorías naturales.
Las respuesta que doy a los interrogantes anteriores tienen una base científica, vista en diversas lecturas. Las respuestas científicas, las establezco sencillamente como requiere un post de extensión limitada. Pero no son arbitrarias, sino que tienen detrás un importante aparato crítico.
Voy a proceder a contestar las cuestiones expuestas con un orden lógico.
La estrella de los Magos
Los magos se presentaron en Jerusalén diciendo que habían visto la «estrella en Oriente» del «Rey de los judíos«. Después de consultar a Herodes, éste, conmocionado y temeroso, les envío a Belén en donde los escribas y los príncipes de los sacerdotes le dijeron que debía nacer el Mesías. Puestos en camino se les aparece otra vez la estrella que habían visto en Oriente e iba delante de ellos indicándoles el camino no de Belén, que naturalmente conocían de sobra (hay una pequeña distancia desde Jerusalén), sino el lugar exacto, la casa, o lo que fuera, donde estaba el Niño nacido (al comienzo de su viaje), al que encontraron «con su Madre».
Desde los primeros tiempos del cristianismo hasta ahora con Benedicto, se han lanzado muchas hipótesis sobre la naturaleza de esta estrella. Por ejemplo el intelectual «Orígenes» pensó de ella que era un «cometa.» Algo que cae mucho más dentro de lo natural y racional que la suposición de Benedicto, como veremos.
En el siglo XVI el astrónomo Keppler, a lo que parece, lanzó la hipótesis de que esta estrella sería la conjunción de los planetas Saturno, Jupiter y Marte. (Esta es la hipótesis de Benedicto para determinar la fecha del nacimiento de Cristo. Esta conjunción tuvo lugar en el 747 de la fundación de Roma (Sagrada Escritura, N.T. de los S.I, BAC). Keppler según esto fijó, en 1603, la fecha, de la conjunción, el 21 de mayo del 747 ab urbe condita) o sea el año 7 A.C.
Na han faltado hipótesis que siguen la estela de Keppler, como la de M.C. miembro del Instituto de Astrofísica de Canarias, que fija la fecha de la estrella de Belén en marzo del año 5 A.C. cuando surgió una «nova» según el investigador astrofísico
Pero ante ambos intentos de reducir la estrella de Mateo a un fenómeno natural astronómico (seguramente hubo muchos más) surge la inmediata cuestión:
¿Reflejan estos intentos los datos del evangelio de San Mateo? Primero aparece en Oriente. Desaparece después en el camino de ellos hasta la entrevista de los magos con Herodes. Después reaparece y les antecede guiándoles hasta el concreto lugar en donde hayan al «Niño con su Madre». ¿Como podría hacer esto una conjunción de planetas? ¿Y una «nova»?. Como les guiaría hasta el portal. ¿Justo encima del lugar donde estaba el Niño con su Madre? ¿Cómo se excluirían otros niños y otras madres que sin duda a la sazón estaban en Belén?
Traigamos un símil. Se dice que para descubrir los restos de l Apóstol Santiago surgieron fenómenos astronómicos que dieron lugar a que el monte donde se hallaron, se llamara hasta hoy «Campo de la Estrella» «Compostela«. ¿Podría una estrella normal señalar un campo como aquél ? Esa estrella ¿se vería en la misma vertical de la Catedral de Santiago, o en toda Galicia, e incluso España?. Luego estamos hablando de otra estrella a la que sólo por analogía conviene el nombre.
Recuerdo una chusca conversación que tuve con un vecino del lugar campestre donde entonces vivía, en la provincia de Granada. Mirando ambos en una noche de verano en el límpido cielo granadino, admirábamos la «Vía láctea» o «Camino de Santiago, formada por miríadas de estrellas apuntando a una dirección que seguían los peregrinos europeos, en el norte de España, para llegar al occidental Santiago; me dijo que no comprendía como se le llamaba «Camino de Santiago» porque siguiendo su dirección por ALLÍ no se llegaba a Santiago.
Pues ¿qué estrella o conjunción podría orientar a los magos para ir desde Jerusalén a Belén- poco más de diez Km- ? Es claro que el Evangelio, entendiendo lo que dice, que no es difícil, EXCLUYE todos estos fenómenos astronómicos, que los «sabios» de nuestros tiempos, con la aceptación de Benedicto, se empeñan en descubrir.
Pero si se empeñan en «racionalizar» el texto evangélico hasta llegar a una conjunción de tres planetas, o a una «nova», surgidas ambas hace 2000 años, despreciando los adjuntos de la narración como míticos, o concesiones al populacho, la pregunta sería : ¿Por qué se desprecia el total de la narración y se conserva lo que se piensa como «esencial» de ella? ¿Hay algún criterio para hacer esto? El pensar que con esta esencialidad (una nova o una conjunción) iban los magos a enterarse de algo, tan concreto como el Nacimiento del Mesías, y además ser guiados hasta el lugar exacto, es algo tan simple como incomprensible. ¿Acaso no es verdad que los que esto sostienen, son más simples e ingenuos que el «populacho» que se empeña en poner estrellitas en los «Belenes»? Yo creo que el populacho sabe mucha más teología y astronomía que ellos y todos los modernistas juntos. Seguramente piensa que si no hubo estrella en Belén, no hace falta ninguna conjunción o nova, ni ninguna «Formgesichte» o «método histórico crítico«. Hasta puede que llegue a pensar que con estas catequéticas, ni hubo estrella, ni Belén, ni Mesías Salvador, y que Mateo es uno más de los iluminados que intentaron inyectar opio al pueblo para que se olvide de crisis económicas, de recortes, y de autoridades que empezando por las religiosas se llevan un buen bocado de los presupuestos de la Nación.
Pero la verdad es muy distinta. Hay un Mesías Salvador, que contaba con el Poder de Dios, para anunciar su nacimiento a los pastores en la campa de Belén, y probablemente a los sabios judíos de Babilonia que recordarían la profecía de Daniel, sobre un ungido que nacería y después moriría al cabo de 62 semanas de años.

La Virgen dijo “cuando veais una noche iluminada con una luz desconocida es la señal que Dios os da de que va castigar al mundo..Una aurora boreal-arriba la fotografía de 1938- aterroriza Europa, la gente huye y llama a los bomberos (The New Yotk times,26 enero,1938,pág.25)
En definitiva Dios, entonces como ahora provocando fenómenos astronómicos sobrenaturales, que se resisten a la reducción u observación científica, como en el milagro solar de Fátima, o en la noche iluminada por una luz desconocida de febrero de 1938 prediciendo la segunda guerra mundial, que por medio de ellos anuncia a su pueblo acontecimientos que se inscriben en la historia de la Salvación.
¿De qué estrella habla el texto evangélico?
La estrella de Mt. 2, viene en el original griego con el término aster, acusativo «asterá«. Su traducción es : estrella, astro, luz, llama, meteoro, etc.. ¿Es que sólo existe la tradución de «estrella»?. Aquí cuadraría más la del cometa de Orígenes. Y mucho más la de luz, llamarada, etc…
Además el hecho muestra bien a las claras que no era algo astronómico-científico, sino un hecho religioso-sobrenatural. ¿Alguna dificultad para aceptar esto? Si hay dificultades, de seguro no provendrán del pueblo sencillo, sino de los científicos que trabajan en observatorios– el del Vaticano mismamente- o de teólogos modernistas o de exegetas históricos-críticos, que incluso pueden haber llegado a cargos en la estructura de la iglesia oficial. Incluso en su cúspide.
Pero alguno podrá pensar que esta explicación es algo nuevo en la Biblia. Pues no señor. Ha habido en la Biblia muchas epifanías sobrenaturales que empiezan con la llama parlante de Moisés,(cosa también significada por «aster«), o en la «columna de fuego» que guió a los israelitas por el desierto.. ángeles que se aparecen a Abrahán, o a Jacob.. Pero es en la vida de Jesús donde hay una notable inflación de ángeles desde la «Anunciación», o el ángel que previene a José, a los pastores, a los magos en forma de «aster«, que les guían hasta el portal, o que les previenen que no vuelvan a Herodes, o a José para que regrese de Egipto, o un hecho sobrenatural que compele a Juan Bautista (Lc.3:1-6) a ir al desierto a predicar, como lo había hecho con su padre Zacarías a otro respecto, etc.. Quizás no hayan observado todavía que el Evangelio rebosa de ángeles interviniendo en la vida de Jesús, en su pasión resurrección o ascensión... Si quitamos los ángeles o los anuncios sobrenaturales, en verdad, no queda nada de los Evangelios, y lo mejor sería prescindir de ellos. ¿Por qué tanto empeño en «reducirlos» a supuestas categorías del hombre de hoy?
Pero no solamente en los evangelios o en los Hechos de los Apóstoles, hay ángeles, o anuncios proféticos, también en el anuncio hecho a los cristianos de Pella, cuando el desastre de Jerusalén. Miren lo que narra Flavio Josefo sobre luces y cometas: En el libro del eminente escriturista D.Benjamín Martín Sánchez “El final de los tiempos”se lee lo siguiente:
SIGNOS EXTRAORDINARIOS SOBRE JERUSALÉN que precedieron a la ruina de la ciudad y destrucción del Templo.
Dice Flavio Josefo y también el historiador romano Tácito: (resumo para no alargar)
Meses antes se vió en el cielo un cometa con una extraña forma de espada.
El día 8 de abril a las tres de la madugrada cuando estaba reunido el pueblo alrededor del Templo para celebrar la Pascua (la celebraban el 15 de Nissan y no el 14 como manda Dios en el Éxodo) de vió una luz EXTRAORDINARIA RESPLANDECIENTE que covirtió la noche en día clarísimo. (que de algún modo recuerda la aurora boreal de 1938 anunciando la 2ª guerra mundial)
La puerta oriental del Templo de bronce (para cerrarla y abrirla se necesitaban 20 hombres) se abrió sóla de repente a media noche.
El 21 de mayo se vieron imágenes en el cielo a la puesta de sol, ejércitos que asaltaban torres y murallas (2 Mac.5,2ss).
En la fiesta de Pentecostés mientras los sacerdotes ejercían el culto se oyeron voces tumultuosas que decían “Vámonos de aquí” (añado yo : los cristianos huyeron de la ciudad poco antes del asedio, debido a una revelación particular )
El oráculo más terrible fue el que dio Jesús hijo de Amanús: Cuatro años antes del asedio irrumpió en el Templo en la fiesta de las Tiendas gritando despavorido ” Voz de oriente, voz de occidente, voz de los cuatro vientos, voz contra Jerusalén, voz contra el Templo, voz contra el esposo, voz contra la esposa, voz contra TODO EL PUEBLO”. Así gritaba recorriendo las calles de Jerusalén. Por ello fue azotado, golpeado, hasta dejar sus huesos visibles.. pero seguía gritando “¡Ay de tí Jerusalén¡ ” Pero siguió así durante cinco meses. Cuando Jerusalén fue asediada siguió con su muletilla.Hasta que ya en el asedio gritó sobre la muralla: ¡Ay de mí¡ Instantes después le alcanzó un proyectil romano matándolo.
El historiador romano Cornelio Tácito, corrobora lo dicho por Flavio Josefo, diciendo que hubo señales acaecidas en esta ocasión, entre las cuales menciona la iluminación sobrenatural del Templo de Jerusalén:
«El Templo se iluminó por un fuego subito surgido de las nubes«( Historias, Lib.5, cap.13,1)
En el post Señales en el cielo, hablo de las señales que en el cielo ha hecho dios en ocasiones recientes.
Pero esto no sólo ocurrió en la antigüedad. En la historia de la Iglesia se narran acontecimientos sorprendentes como el que dio origen a la devoción del Trisagio (véase el Trisagio en este mismo blog en la pestaña Officium divinum), o a la elección el papa, Gregorio VI.
Dejo aquí el post porque amenaza con hacerse inacabable.
El resumen es: Los hechos que se narran en San Mateo, hay que tomarlos como suenan. Existió una luz, no una estrella, que se apareció a los magos en su tierra. Después los guió como había guiado el Angel a los israelitas en el desierto, en el corto camino de Belén. La «estrella» es un hecho sobrenatural que habría que traducir mejor como la «luz» y no era más que un «angel de luz» inteligente y personal, que Dios enviaba en su Providencia, para que tuviera lugar la «Epifanía» de los Magos y de los pastores anunciándoles la venida del Salvador, que treinta años más tarde iba a morir, tal como anunció Daniel, en su profecía de las 70 semanas.
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Excelente entrada, a la que poco hay que añadir. Quizás notar el hecho sobrenatural (estoy ironizando) de que estos teólogos modernistas piensen que los planetas, conocidos desde siempre, o que los cometas, conocidos desde siempre, pudieron ser confundidos con una señal sobrenatural como la narrada por San Mateo. Nadie en su sano juicio podría tomar una cosa por otra, y para eso basta con asomarse al cielo en una noche clara. Igual el error proviene de concederles a los modernistas un resto de sano juicio.
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Como Nuestro Señor conocía perfectamente las trampas que los pérfidos forjadores de la Moderna crítica bíblica estaban elaborando contra la Fe de los sencillos, para confundir la sabiduría de los sabios con la necedad de la Cruz, escogió a una pobre monja agustina exclaustrada para enseñarle secretos y misterios que pondrían al descubierto la maldad y necedad de lo impugnadores de las tradiciones recibidas por la Iglesia.
Me estoy refiriendo, claro está, a la V. Ana Catalina Emmerick, a quién Nuestro Señor fue enseñando en grandes cuadros de sublime bellez, detalle y profundidad, infinidad de acontecimientos desde el principio del mundo, con sus significados y consecuencias ocultas.
Aquí traigo lo que ella vió sobre la fecha del Nacimiento de Nuestro Salvador, y que explica la diferencia de más o menos 7 años que tanto preocupa a algunos:
XLVIII Fecha del nacimiento del Redentor
Jesucristo nació antes de cumplirse el año 3997 del mundo. Más tarde fueron olvidados los cuatro años, menos algo, transcurridos desde su nacimiento hasta el fin del 4000. Después se hizo comenzar nuestra era cuatro años más tarde. Uno de los cónsules de Roma, llamado Léntulo, fue antepasado del sacerdote y mártir Moisés, del cual tengo una reliquia. Había vivido en tiempos de San Cipriano. De él desciende aquel otro Léntulo que fue amigo de San Pedro en Roma. Herodes reinó cuarenta años. Durante siete años no fue independiente; pero ya desde aquel tiempo oprimía al país y cometía actos de crueldad. Murió, creo, en el año sexto de la vida de Jesús; su muerte se guardó en secreto por algún tiempo. Herodes fue siempre sanguinario y hasta en sus últimos días hizo mucho daño. Lo vi arrastrándose en medio de una amplia habitación acolchada, con una lanza a su lado, queriendo herir a las personas que se le acercaban. Jesús nació más o menos en el año treinta y cuatro de su reinado.
Unos dos años antes de la entrada de María en el templo, Herodes mandó hacer algunas construcciones allí. No hizo de nuevo el templo, sino algunas reformas y mejoras. La huida a Egipto se produjo cuando Jesús tenía nueve meses, y la matanza de los inocentes ocurrió durante el segundo año de la edad de Jesús. El nacimiento de Jesús tuvo lugar en un año judío de trece meses, que era un arreglo semejante a nuestros años bisiestos. Creo también que los judíos tenían meses de veinte días dos veces al año y uno de veintidós días. Pude oír algo de esto a propósito de los días de fiesta; pero ahora no me queda más que un recuerdo confuso. He visto que se hicieron varias veces cambios en el calendario. Sucedió esto al salir de un cautiverio, mientras se trabajaba en la reconstrucción del Templo. He visto al hombre que cambió el calendario y supe también su nombre.
Aquí tienen el resto:
http://bibliaytradicion.wordpress.com/2011/06/16/%C2%ABla-vida-de-jesucristo-y-de-su-madre-santisima%C2%BB-por-la-ven-ana-catalina-emmerick/#48
Por supuesto, lo que aquí se dice no es obligado creerlo, por fe divina, aunque sí humana, y muchos sin duda se reirán, incluso antes de haber leído.
Pero vistos los infinitos aciertos, comprobados por muchos descubrimientos desde entonces, me merecen infinitamente más confianza las visiones de mi querida Ana Catalina, favorecida del Señor, que todas las oscuras y neblinosas elucubraciones de los doctores afectados de morbus germanicus teológico y espiritual, y que del Rhin, han contaminado el Tíber.
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Hombre!
Menudo conocimiento historico tiene este tio de estas cosas que algunos ignoramos!
Tks por el post…
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PD:
En otro foro me tope con una simpatiquisima duda…
«A mi lo que me preocupa realmente son los siguientes aspectos:
1º.- Lo de la mula y el buey en el portal de Belén. Benedicto XVI acaba de afirmar que no había tales y cuando compré el Misterio napolitano a mi esas figuras me costaron una pasta.
2º.- Lo de la supernova que guió a los Reyes Magos. Cómo demonios hago una supernova con papel de plata.
(es por desengrasar)
Saludos
David CF»
http://clamareneldesierto.blogspot.mx/2012/11/asi-estan-las-cosas-entre-el-vaticano-y.html#comment-form
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Hay asuntos que nomas no me quedan claros de Khaterine Emmerich…
Vgr.: en ninguna de las tradiciones Marianas populares, ni ninguno de sus hagiografos o doctores reconocidos hacen la mas leve indicacion de que ella no fuese «hija unica»
Vgr.: Si se comparan los escritos reconocidos de la Vida de Cristo (Vgr.: Sn Bernardo, Sta Catalina de Siena, etc.) con los elementos que plantea Khaterine, se nota una abismal diferencia…y no digamos la luminonisdad de la «Mistica Ciudad de Dios»… cero imprecisiones, cero ambiguedades… luminosidad y claridad en cada parrafo…
en Khatherine, quedan huecos aqui y alla, algunas cosas las explica claramente, otras obscuramente… Si bien es mas «mistica» (por decirlo asi) que picarreta o que valtorta, comparte con estas dos los «huecos» o la falta de luminosidad… y por supuesto, la falta de correspondencia o contradicciones con las otras…
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Ademas, si bien se aduce que hay quien ha reconocido sobre el terreno de palestina, cosas y lugares por sus descripciones, lo mismo puede decirse o aducirse de valtorta, por lo que el argumento queda disminuido o nulificado (puede ser que la potencia que provoca lo uno, haga lo otro)
Si bien es cierto que las explicaciones que aporta Katherine son mas «profeticas» y tiene un «sabor espiritual» que no tiene valtorta (pero si picarreta), les falsta a todas ellas la contundencia, la no-contradiccion o la robustez de Agreda…
En cualquier caso, las aguas estan tan revueltas, y ademas, sin un Pedro que determine el asunto, a mi me parece que, es mejor de lado todo estos documentos (o bien probables tesorors o bien, fuentes de sofismas) de lado y quedarse con lo inmutable: Revelacion y Magisterio
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Hola, solo quiero hacer una aclaración, no fué el año 15 del imperio de Tiberio Cesar, sino de Octavio Cesar quien murió aprox. en el año 14 d.C.
Un saludo
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Se debe recordar que los magos de oriente eran expertos observadores de los astros. Ellos provenian de la larga escuela sumerio-caldea-persa de observacion astronomica. Esto para descartar la conjuncion planetaria que en forma sesgada pretende B16 relacionar con la estrella de Belen. Los magos, no iniciarian un viaje largo y peligroso, ante un evento natural del cual estaban con capacidad de poder predecir. Ya en Babilonia los eclipses de sol y luna eran calculados con anticipacion, pero B16 pretende descubrir el agua tibia. El texto de San Mateo es claro al señalar la aparicion y desaparacion visual del Astro como algo milagroso, es como si la estrella tuviera inteligencia propia, es decir, su comportamiento no era segun el curso natural de las leyes fisicas, tampoco podia ser un cometa, pues estos son visibles en forma constante, y no aparecen y reaparecen en forma pulsante. Un astro de aparicion repentina y con un comportamiento tan inusual (se detuvo sobre el pesebre) era algo totalmente milagroso, de ahi, la actitud sencilla y admirable de estos paganos que se dejaron llevar, ah B16, en vez de juzgar racionalmente y equivocadamente las historias sagradas al mejor estilo de Herodes orgulloso en su corte, deberias aceptar con una mente libre y pura el llamado que los sabios tuvieron, dejarse llevar por la admiracion y sencillez de unos pequeños ante los cuales no siempre hay respuestas para asi lograr descubrir en ese niño envuelto en pañales al Señor y Dios de la Vida.
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San Juan Crisóstomo -no recuerdo la cita- asegura que la «estrella» de Belén es un ANGEL. ¿Acaso -pregunto yo- no sería el mismísimo San Miguel Arcángel, quien ha tenido un sin número de apariciones narradas en la Escritura, el mismo que es Guardián de la Iglesia Católica?
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Si lo dice el papa prisionero, por fuerza ha de,ser vero. ;-)) Llegó San José a Belén y puso en venta el asno que llevó a la Virgen!! Y echó a los animales del pesebre!!
O bien el animal era alquilado!!
Con razón el autor de ese dislate ,renunció a lo que nunca tuvo,.Moimunan!! Esperemos con las palomitas de maíz que,pueda,huir del Vaticano, que es lo que le falta!! será apasionante sin duda!!
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