30 de enero SANTA MARTINA,VIRGEN Y MÁRTIR, A. 236

La Virgen, su Divino Hijo, con Santa Martina y Santa Inés. El Greco. S. XVI
Mons. Philippe Gerbet. Roma cristiana, T. I.
Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Martina, a quien el papa Dono dedicó una basílica a su nombre en el foro romano (677).
Etimología: Martina = femenino de Martín = martillo, es de origen latino.

Santa Martina con los atributos de su martirio, según una antigua ilustración latina

Santa Martina se niega a adorar al ídolo.
Pietro da Cortona. Palacio Pitti. Florencia. S. XVII.
La historia de esta joven santa comienza por su tumba, 1400 años después de su martirio; es decir, cuando en 1634 el activísimo Urbano VIII, empeñado en lo espiritual en la contrareforma católica, y en lo material en la restauración de famosas iglesias romanas, descubrió las reliquias de la mártir, les propuso a los romanos la devoción a Santa Martina y fijó la celebración para el 30 de enero. El mismo compuso el elogio con el himno: “Martinae celebri plaudite nomini, Cives Romulei, plandite gloriae”, que era una invitación a honrar a la santa en la vida inmaculada, en la caridad ejemplar y en el valiente testimonio que demostró a Cristo con su martirio.
Son pocas las noticias históricas. La más antigua es del siglo VI, cuando el Papa Onorio le dedicó una iglesia en Roma. Quinientos años después, al hacer excavaciones en esta iglesia, se encontraron efectivamente las tumbas de tres mártires. En el siglo VIII ya se celebraba la fiesta de la santa. No se sabe nada más, y por eso es necesario buscar noticias en una Passio legendaria.

Santa Martina se negó a adorar al ídolo, que cayó roto bajo el poder de la oración y la señal de la cruz hecha por nuestro santa.
Martirio de Santa Martina. Historial Speculum. V. Beauvais. S.XV.
Según esta narración, Santa Martina era una diaconisa, hija de un noble romano. Debido a su abierta profesión de fe, la arrestaron y la llevaron al tribunal del emperador Alejandro Severo (222-235). Este príncipe semioriental, abierto a todas las curiosidades, hasta el punto de incluir a Cristo entre los dioses venerados en la familia imperial, fue muy tolerante con los cristianos y su gobierno marcó un fructuoso paréntesis de calma respecto de la Iglesia, que en ese tiempo logró una gran expansión misionera. Cuenta la passio que cuando Martina fue llevada ante la estatua de Apolo, la convirtió en pedazos y ocasionó un terremoto que destruyó el temple y mató a los sacerdotes del dios.
El prodigio se repitió con la estatua y el templo de Artemidas. Todo esto hubiera debido hacer pensar a sus perseguidores; pero no, se obstinaron más y sometieron a la jovencita a crueles tormentos, de los que salió siempre ilesa. Entonces resolvieron cortarle la cabeza con una espada, y su sangre corrió a fertilizar el terreno de la Iglesia romana.

Iglesia romana de Santa Martina. Levantada por Urbano VIII, quien también compuso en su honor el himno de su festividad.
Texto de Catholic Net
Fotos de Hodie mecum
HIMNO LATINO A SANTA MARTINA DEL PAPA URBANO VIII
Hymnus {ex Proprio Sanctorum}
Martinae celebri plaudite nomini
Cives Romulei, plaudite gloriae:
Insignem meritis dicite Virginem,
Christi dicite martyrem.
Haec dum conspicuis orta parentibus
Inter delicias, inter amabiles
Luxus illecebras ditibus affluit
Faustae muneribus domus.
Vitae despiciens commoda, dedicat
Se rerum Domino, et munifica manu
Christi pauperibus distribuens opes,
Quaerit praemia caelitum.
Non illam crucians ungula, non ferae,
Non virgae horribili vulnere commovent;
Hinc lapsi e superum sedibus Angeli
Caelesti dape recreant.
Quin et deposita saevitie leo
Se rictu placido projicit ad pedes:
Te Martina tamen dans gladius neci
Caeli coetibus inserit.
Te, thuris redolens ara vaporibus,
Quae fumat, precibus jugiter invocat,
Et falsum perimens auspicium, tui
Delet nominis omine.
A nobis abigas lubrica gaudia
Tu, qui martyribus dexter ades, Deus
Une et Trine: tuis da famulis jubar,
Quo clemens animos beas.
Amen.
Tradución:
Ensalzad, ciudadanos romanos, el nombre y la gloria de Marina.Predicad los méritos de la insigne virgen, de la mártir de Cristo.
Ella nacida de una noble familia, se crió entre delicias y un lujo confortable, por lo que no careció de los regalos de la rica casa de Fausta.
Pero despreciando estos halagos se consagró a las cosas del Señor y con generosa mano distribuyó sus riquezas entre los pobre, buscando el premio celestial.
El león abandonada su natural crueldad, con gesto cariñoso se rinde a sus pies. Per tu Martina, fuiste a formar parte de los ciudadanos del cielo, gracias al tajo de la espada.
Tu despreciando los falsos auspicios que que se piden con las preces continuas del ara humeante de los vapores del incienso, con tus palabras los destruistes.
Quita de nosotros los deleites pecaminosos, tú que estás entre los mártires. Dios Tino y Uno: ayuda a tus siervos y clemente haz que sus almas sean bienaventuradas.
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