Un clero indigno , desertor o quizás peor, imbuido de relativismo y en colusión  con la masonería, ansioso por los reconocimientos mundanos y muy ocupado en borrar la noción de pecado, ocupado en todo excepto en confirmar a las almas en la fe y guiarlos hacia la Verdad, única fuente de salvación Un clero servilmente postrado frente a un papa que no es papa, que ni siquiera es católico, que odia a la verdadera Iglesia , que no pierde una sola oportunidad de vomitar blasfemias y herejías; que llama a Nuestra Señora mestiza, madre llena de dudas, y deja que su teólogo favorito,  Enzo Bianchi , defina a Jesús como un simple profeta  que habló de Dios a los hombres; y le dice a una madre por teléfono que tal vez se volverán a encontrar en el infierno, y que con otros cientos de gestos, signos, palabras y omisiones dejó en claro, por supuesto a aquéllos  que lo quieren ver  y entender, que  él no es un verdadero papa sino que es el siervo del Anticristo, el enemigo implacable de la FE VERDADERA, y que aceptó su   cargo con el propósito específico de destruirlo todo, desmantelarlo  todo, contaminar todo, confundir todo, subvertir todo y dejar sólo ruinas humeantes, dolor y desesperación. .

 

Por lo tanto, incluso los últimos velos han caído y hemos tenido que resignarnos a  una iglesia que ahora es solo un cascarón vacío , una palabra desprovista de sustancia; y hemos, pasado una Pascua sin la Santa Misa, sin comunión, sin reunirse con el Jesús Eucarístico, todo con el asentimiento y la aprobación celosa de un episcopado abyecto y mezquino, que no puede hacer nada mejor que rechazar a  un sacerdote anciano  por la terrible falta de haber celebrado la misa en presencia de seis o siete fieles, y que un carabinero, con una aspereza y arrogancia nunca vista, lo había interrumpido varias veces, apostrofándolo con palabras groseras y burlonas (¡ no nos engañemos ! entre otras cosas, las dijo frente al altar). El mismo clero que no parpadea cuando el estado, solo una semana después de la misa de la Pascua perdida, autoriza a los partidarios y militantes de la izquierda a celebrar en público  el 25 de abril y  la llamada liberación , reuniéndose en las calles y plazas de toda Italia, cantando la  Bella  y saludando con  sus banderas rojas . Rojo, idealmente como la sangre de las pobres víctimas asesinadas por miles de ellos en los horrendos días de la «liberación», cuando se arrojaron esas semillas de odio que luego, durante setenta años, se han mantenido  vivas y que todavía se están dando sus frutos venenosos: todo en nombre de un antifascismo sin fascismo, es decir, una forma de totalitarismo enmascarado.

Sin embargo, a pesar de todo, creemos que no sería justo, que no sería honesto, poner toda la responsabilidad en el clero, por muy culpable que sea. La amarga verdad, que la situación actual ha revelado con todas sus pruebas despiadadas, es que los  católicos han perdido su fe. Los decretos del gobierno prohibieron la participación en la Santa Misa, o sea no entrar, con las reglas de prudencia, en las iglesias; pero el hecho es que no se les ha visto en ellas. Hubo muy pocas personas que fueron a rezar a las iglesias que permanecieron abiertas de forma aislada. La verdad es que incluso los católicos, como todos los demás, han demostrado que les importa mucho más la vida del cuerpo que la vida del alma; creen que hay que esperar la salvación terrenal de la ciencia, sin pensar mucho en la salvación eterna; y quienes escandalizaron a los pequeños, rechazando, en la práctica de los hechos, las cosas bellas enseñadas en las palabras del Evangelio y la necesidad, belleza y esplendor de la vida de la gracia. Ya se sabía, era el secreto de Pulcinella, pero ahora hemos podido verlo y tocarlo: Italia ya no es católica; Los italianos ya no son católicos; en todo caso, son anticatólicos porque, directa o indirectamente, comparten y aprueban comportamientos y estilos de vida que son la negación exacta del Evangelio de Jesucristo y causan una grave ofensa a Dios Nuestro Señor. La práctica de la eutanasia ahora se considera normal y aceptada tácitamente incluso por los autodenominados católicos; la práctica de la eutanasia, entendida como la autodeterminación absoluta de la vida, como se ve especialmente actualmente en el caso de Eluana Englaro; el abandono del matrimonio cristiano, reemplazado por formas libres de convivencia; la aprobación, implícita o explícita, de manifestaciones obscenas e inmorales como el Orgullo Gay clamando contra las llamadas vigilias de oración contra la homofobia, es decir, contra las vigilias de oración de los verdaderos católicos que rezan en reparación de sus acciones; el consentimiento  de facto  de las adopciones homosexuales , de la fecundación heteróloga, e incluso con la concesión de iglesias y catedrales para organizar espectáculos inmorales, sucios y anticristianos, o para que los defensores del divorcio, el aborto y la eutanasia mantengan sus perversas reuniones y su propaganda aberrante: todo esto, y más, indica claramente que  el pueblo católico se ha desvanecido, se ha disuelto, ya no existe. En su lugar, hay una masa de hipócritas que dicen llevar el nombre de católicos, pero que se han convertido en siervos del príncipe de este mundo de tinieblas., y eso será juzgado con la mayor severidad cuando la historia llegue a su fin. Porque la historia terminará algún día, o es que lo  la habíamos olvidado. Los  hombres terminarán, sus aberraciones y sus pecados cada vez más abominables terminarán, y el Juez Justo vendrá a juzgar a todos, a los vivos y a los muertos. Entonces muchos clamarán: ¡  Señor, Señor! Somos tus seguidores; ¿no nos reconoces? ; pero él los rechazará despectivamente, diciéndoles ( Mt  25.41): ¡Alejaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles!

¿Entendido,  arzobispo Lorefice , tú que has cambiado las palabras de la oración que la Virgen María enseñó a los tres hijos pastores de Fátima,  poniendo en lugar de líbranos  del fuego del infierno , del exilio eterno , salvando la rima, como un buen malabarista, pero traicionando por completo su significado. Porque Nuestra Señora les  mostró el  infierno a los tres niños pastores y la Hermana Lucía más tarde lo dijo que el infierno existe, ¡no es una metáfora, queridos obispos y católicos de buen corazón y progresistas!  Aunque no había grabadoras en los días de Jesús, querido Sosa Abascal, el diablo existe y el infierno también existe, el cual es su reino oscuro. Pero incluso aquí, en este mundo que Dios creó para nosotros, el reino del demonio está alargando sus tentáculos. Esta es la hora de la oscuridad.  Seremos pesados . ¿Qué haremos entonces? ¿Detrás de qué sofismas, con qué trucos trataremos de ocultar nuestra miseria, nuestra abyección? Solo podemos hacer una cosa: arrojarnos al suelo y rezar:  Domine, non sum dignus …

por  Francesco Lamendola

http://www.accademianuovaitalia.it/index.php/contro-informazione/le-grandi-menzogne-editoriali/8889-dietro-la-facciata-il-nulla

Visto en Acta Apostaticae Sedis