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SIN EL PAPA NO EXISTE LA IGLESIA – PAPA PÍO IX


San Antonio María Claret fue un gran campeón del papado. Durante los argumentos que llevaron a la declaración de infalibilidad en el Concilio Vaticano, San Antonio se sintió gravemente ofendido por los errores, blasfemias y herejías expresadas en el concilio por los galicanistas opuestos a la definición. Esto perturbó tanto al buen santo, que ya había sufrido mucho por el calor en Roma y la necesidad de estudiar tan de cerca los argumentos formulados en el concilio, que sufrió un derrame cerebral. Sin embargo, pronunció un discurso en el Concilio Vaticano dos días después, diciendo a los padres conciliares:

Habiendo escuchado … ciertas palabras que me disgustaron  mucho, resolví en mi corazón que debía hablar en conciencia, temiendo el ‘ay’ del profeta Isaías, quien dice: ‘¡Ay de mí, porque he estado callado!’” Luego da su respaldo a la definición: “El Sumo Pontífice es infalible en el sentido y la manera que se sostiene en la Iglesia Católica, Apostólica y Romana… Deseo ardientemente que esta fe mía sea la fe de todos… No dudéis eminentes padres, que esta declaración de infalibilidad del Sumo Romano Pontífice será la horca o rastrillo  aventador con el que nuestro Señor Jesucristo limpiará su era, recogiendo el trigo en su granero o silo y quemando la paja en un fuego inextinguible ( Lucas 3:17). Esta declaración hará la separación de la luz de las tinieblas (Génesis 1: 4) … Ojalá yo, al confesar esta verdad, pudiera derramar toda mi sangre y sufrir la misma suerte. Deseo ardientemente, eminentísimos reverendísimos padres, que todos nosotros reconozcamos y confesemos esta verdad ”.

Y así, este gran Santo, que escribió más de 70 obras sobre la fe en su vida y sirvió como obispo en el continente americano  (Cuba), profesó su fe. Al hacerlo, profetizó exactamente lo que estamos experimentando hoy. Por qué alguien que profesa el nombre de católico se atrevería a cuestionar la necesidad del Romano Pontífice para que la Iglesia pudiera existir, es incomprensible para mí. El galicanismo es un mal intolerable y se suponía que el Concilio Vaticano lo había erradicado definitivamente. Sin embargo, aquí estamos. Algunos dirían que si los obispos no pudieran  formar parte de la Iglesia sin el Papa, tampoco podrían los laicos. Pero los obispos que hoy afirman ser los sucesores de Cristo no son verdaderos católicos, y los únicos que quedan profesando la fe son los que reverencian todo lo que los papas han enseñado y siguen las leyes de la Iglesia. Si la Iglesia no puede dejar de existir, ¿de qué otra manera puede identificarse?. Existimos como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, y eso nos basta, porque es Su voluntad para nosotros en estos tiempos. 

Todos harían bien en recordar las palabras de la Sagrada Escritura, citadas por el Cardenal Manning sobre lo que sucederá con aquéllos  que no reconozcan la preeminencia de los Supremos Pontífices: “Cualquiera que caiga sobre esta piedra, será quebrantado, pero sobre quien caerá, lo triturará hasta convertirlo en polvo «. (Mateo 21:44.)

[Fin de cita]

Respecto de esta última cita evangélica diré que es justamente la que en el Tercer Secreto comunicado por Nuestra Señora a Lucía, Nuestra Señora señala. Se lee en el Secreto :

Nuestra Señora nos dijo que esto está escrito, en Daniel 9:24-25 y Mateo 21:42-44

 

La única interpretación posible de este texto es que como en el famoso texto del mismo Jesucristo repitiendo a la letra lo escrito en el Salmo 117, y atribuyéndoselo a Sí mismo el ser la Piedra Angular que desechada por los constructores de la Iglesia Judaica pasaría a ser la piedra angular del Israel de Dios, la Iglesia Católica, sucedería  también, – como dice la profecía de Fátima en el Tercer Secreto, que indica la pérdida de la Autoridad del organismo humano de la iglesia de Roma, que después de su destrucción, en sorprendente paralelismo con la Iglesia judaica que vio la destrucción del Templo con la pérdida de su autoridad después de rechazar al Mesías-  en nuestros días  ocultándose  temporalmente  en el largo interregno que comprobamos (cumple este año 2020 los 62 años de Sede Vacante ) y reduciéndose a los confines del Cuerpo Místico de Cristo en aquéllos católicos que conservan la Fe que predicó Cristo – y que fue guardada en el “Depositum  Fidei“, la misma acerca de la cual Cristo se preguntó si existiría en la Tierra a su vuelta- y sufriendo al final la destrucción de sus lugares emblemáticos  (su Templo)

[A continuación  doy el enlace del magnífico  artículo de Theresa Stanfill Benns,  que ilustra este tema contra sus acusadores que defienden una Iglesia de obispos que ejercen  y continúan un remedo de Iglesia sin el Papa. Algo que contradice a la Fe católica. Ellos, en realidad, constituyen uno  más de los cismas habidos en la historia de la Iglesia,  siendo el más importante y  cercano  en el tiempo, el de los “vétero  católicos”. Es irónico que que algunos de ellos han sido consagrados obispos por los mismos que declaran falsamente ser la “Iglesia remanente”] 

El Cardenal Manning aclara la relación de los obispos con el Romano Pontífice