Imagen de “Adoración y Liberación”
Traigo los comentarios de Mons. Viganó al controvertido informe de la Secretaría de Estado del Vaticano sobre McCarrick. Los comentarios hechos a los párrafos del Informe constituyen un extraordinario documento sobre el estado actual de la Secta del Vaticano II. Ahora bien, aunque Viganò ha definido esta Secta como falsa Iglesia usurpadora, sin embargo no es consecuente con ello, al mantener su status arzobispal. Quizás por eso en este documento insinúa que junto a la verdadera Iglesia estaría lo que él llama iglesia profunda, iglesia de Bergogio (a quien nunca llama Francisco o “papa) , o iglesia de la misericordia (tomando la expresión en un sentido peyorativo de iglesia bergogliana). Pero todos sabemos que no pueden existir dos iglesias dentro de la única y verdadera iglesia. Es notable que Viganó haga retroceder, en mi opinión acertadamente, hasta Juan XXIII la existencia de esa “iglesia profunda” que está en colusión con la izquierda mundial, al servicio del Nuevo Orden Mundial , como claramente lo está Bergoglio. Esto último puede apreciarse con claridad en el siguiente párrafo del documento
- Se confirmaría, en suma, lo que muchos no se atreven todavía a admitir: cuál es la labor desempeñada por la iglesia profunda desde la elección de Juan XXIII, sentando las bases teológicas y el clima eclesial que permitiría subordinar la Iglesia al Nuevo Orden Mundial y sustituir al Papa por el falso profeta del Anticristo. Si no ha sucedido aún del todo, no podemos sino dar gracias a la Providencia.
Aporto el siguiente párrafo que el autor escribe al final del artículo, como conclusión de las ideas del documento y que por sí solo bastaría para deducir el carácter apocalíptico de nuestros días.
LA SANTA IGLESIA ES VÍCTIMA DE LOS DELITOS DE SUS MINISTROS
Hay, además, otra víctima completamente inocente de estos escándalos: la Santa Iglesia. La imagen de la Esposa de Cristo ha sido cubierta de fango, ultrajada, humillada y desacreditada porque quienes han cometido esos delitos disfrutaban de la confianza que despertaba el hábito que vestían, valiéndose de su posición de sacerdote o prelado para atrapar y corromper almas. De ese descrédito de la Iglesia son también culpables cuantos en el Vaticano, en las diócesis, los conventos, las escuelas católicas y las diversas organizaciones religiosas –pensemos en los Boy Scouts– no han extirpado de raíz esa plaga y la han ocultado y negado. Es ya evidente que esta invasión de homosexuales y pervertidos ha sido programada y prevista; no se trata de un hecho fortuito debido a una falta de control, sino de un plan concreto de infiltración sistemática de la Iglesia para demolerla desde dentro. De ella tendrán que responder al Señor aquellos a los cuales había confiado el gobierno de su Esposa.
Con todo, nuestros adversarios olvidan que la Iglesia no es una agrupación de personas sin rostro que obedecen ciegamente a mercenarios, sino un Cuerpo vivo con una Cabeza divina, Nuestro Señor Jesucristo. Pensar que se pueda matar a la Esposa de Cristo sin que intervenga el Esposo es una locura que sólo Satanás puede creer posible. De hecho, él mismo se dará cuenta al crucificarla y cubrirla de esputos y latigazos así como crucificó al Salvador hace dos mil años, está sellando su derrota definitiva. O mors, ero mors tua; morsus tuus ero, inferne.
A continuación dos enlaces, uno para el documento en Word de lectura fácil, y otro en formato PDF.
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