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INTRODUCCIÓN A LA NOVENA A Nª Sª DEL BUEN SUCESO


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Introducción a la Novena de Nuestra Señora del Buen Suceso

por el P. José M. Urrate, SJ

La novena tiene  Imprimatur del Arzobispo de Quito, Carlos María, emitido por el Gobierno Eclesiástico de la Arquidiócesis de Quito, el 31 de julio 1941
Traducida y editada por Marian T. Horvat, Ph.D.

Con gratitud a Marian T. Horvat de quien tomamos este escrito seguros de que se complacerá en que ayudemos a su celo propagandista de esta hermosa devoción a nuestra querida Madre del cielo, mediante esta traducción al español. Desconocemos los escritos originales en castellano y esperamos que esta traducción del inglés no se aparte demasiado de ellos.

Antes de la novena, se deben registrar ciertos hechos históricos sobre el origen de la devoción a Nuestra Señora del Buen Suceso de Quito. Sin duda, estos hechos servirán para avivar el fuego del amor en nosotros por tener una madre tan buena y nos motivaránn a ser más fervientes en todo lo que hacemos.

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El lugar donde comienza la hermosa historia de la devoción  de Nuestra Señora del Buen Suceso se encuentra  en un lugar de reconocido prestigio: El Real Convento de la Inmaculada Concepción de la Virgen de Quito. Este fue el primer convento de la ciudad, fundado el 13 de enero de 1577, según las crónicas de Rodríguez Docampo. El historiador Montesinos incluye en sus «Anales»  la historia de la fundación de este convento. Entre otras cosas, escribió:

«Las monjas fundadoras fueron María Taboada, que más tarde se llamó María de Jesús, Catalina Rodríguez, más tarde, Catalina de la Concepción, Francisca Jaramillo, más tarde Lucía de la Concepción, María Rodríguez, más tarde María de la Encarnación. Estas mujeres profesaron ante el Padre Juan lzquierdo, Vice-Comisario General de la Provincia de Quito, el 25 de enero de 1575. Con ellas llegaron Juana de Castañeda y Magdalena de Valenzuela, Juliana de Arce, Mariana de Torres, y Tamay Leonor, que eran todavía demasiado jóvenes para haber profesado sus votos finales, y más tarde los profesaron después de haber alcanzado la edad requerida después del noviciado. «( 1)

El convento fue fundado en la fecha indicada por Docampo en el «Libro de la Fundación» conservado en los archivos del Convento de las Concepcionistas de Quito. Dice así:

«Este Real Convento de las Hermanas de la Concepción de Quito fue fundado el 13 de enero en el año 1577, siendo su fundadora y primera abadesa  María de Jesús y Taboada. Ella provenía de la  noble casa de Soloriego de Galicia. Sin embargo  fue más admirada y conocida por su gran virtud que por su nobleza «.

Algunas de las mujeres que llegaron de España para fundar el convento no tenían la edad suficiente para profesar sus votos. Entre ellas se encontraban la sobrina de la fundadora, que era todavía una niña cuando el convento fue fundado. Sin embargo, con el tiempo se convirtió en el mayor esplendor del Real Convento. Nació en Vizcaya y se llamaba Mariana de Torres y Berriochoa. Permítanme contar algunas cosas sobre ella (2):Mariana de Torres, llamada Mariana de Jesús en la religión, tenía apenas 14 años de edad, cuando sus madres fundadoras  hicieron la profesión, así que no pudo hacer sus votos finales hasta 1579. En el Libro de la Fundación (pág. 4), se lee:

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«Mariana de Torres, profesó y tomó el nombre de Mariana de Jesús, al hacer sus votos el 21 de septiembre, día de San Mateo, en el año 1579. Fue una de las primeras novicias» El Libro de las Profesiones, dice: «Mariana de Torres que toma el nombre de Mariana de Jesús al profesar, hizo sus votos el día 21 del mes de septiembre del año 1579» (3).

Está claro que Mariana de Jesús fue un verdadero pilar del convento a causa de la gran virtud que  alcanzó y de los cargos que ejerció. Traigo aquí sólo el número de veces que fue nombrada abadesa. En el Libro de Defunciones de la Real Convento  se registra «Fallecidos: Mariana de Jesús, sexta abadesa. Fue abadesa en cuatro ocasiones. Mantuvo el cargo durante los períodos 1598-1601, 1610-1613, 1616-1619, 1622-1625,. Y continuó con el cargo [¡honorario ?] de abadesa  desde 1625 hasta 1628 en todos  los cuales  desempeñó satisfactoriamente su cometido, como sabemos por los registros de la visita pastoral en el año 1599, primer año en el gobierno de la Madre Mariana de Jesús . Fray Benito Hernández de Ortega fue el Visitador Episcopal, e hizo las recomendaciones que consideró oportunas a las hermanas. En el Libro de la Fundación (folio 37), se registra:

«Todos estos encargos, junto con los de las anteriores visitas,  dice el visitador, hechos por orden de Su Señoría (el obispo), se han tratado y comunicado. Por la presente declaro que he mandado,   que se mantengan y lleven a cabo en su totalidad, y esto incluye  los castigos y censuras establecidos en ellas. Y les  declaro que la abadesa (Madre Mariana de Jesús Torres) es una religiosa de gran virtud y ejemplo, y que  ha ejercido y está ejerciendo un buen gobierno en nombre de Su Señoría (el obispo), y que éste ha estado y está muy complacido …»( 4)

Virtudes  de la madre de Mariana

Mucho podría decirse sobre la gran virtud de la madre de Mariana. Aquí menciono sólo uno de los muchos que así lo atestiguan. Me vienen a la mente las palabras encontradas en los «procesos de beatificación» de la Beata Mariana, el lirio blanco de Quito. En ellos se afirma de cierta testigo que cuando todavía  era  joven  fue a la Iglesia de la Concepción para asistir a las exequias de una mujer religiosa llamada Mariana de Jesús (Torres), quien murió en olor de santidad. (5) Más explícito es el testimonio del conocido Rodríguez Docampo, quien habla de este convento, en su famoso Descripción y cuenta del Estado Eclesiástical del Episcopado de San Francisco de Quito.Citando los procesos de beatificación de Mariana (pág. 250), afirma: «Ha habido (en el convento, dijo)  monjas de singular virtud y  religión, como María de Jesús Taboada, la primera abadesa, y otras que siguieron su ejemplo.

» La madre Mariana de Jesús resplandecía desde su juventud   por la humildad y la obediencia, la penitencia y el don de la oración, la piedad y la devoción a Nuestro Señor Jesucristo, el amor y la reverencia por el nombre de Jesús, y fue una de las primeras que tomaron el hábito (en el convento de Quito). Vivió y murió dando un gran ejemplo, en lo espiritual y en lo temporal, por su piedad y su gobierno sabio, siendo abadesa varias veces. Todas sus peticiones y oraciones fueron atendidas por la Misericordia de la Divina Majestad. «Murió con la misma paz y  santidadcon  las  que vivió. Sus confesores  indican en los sermones de su entierro y en los registros anuales,  cómo era celosa en el servicio divino y las  grandes revelaciones que había merecido de la Divina Majestad y  de Su Santa Madre con el Niño Jesús, a quien llevaba en sus brazos, y cómo ella tenía el don de la profecía. Ella recibió estos dones proféticos, en mi opinión y la del arzobispo Pedro de Oviedo que se ocuparon y comunicaron con ella, y la confesaron y por lo tanto conocían las profecías que había hecho, para que Dios sea alabado y bendecido, como prueba de que Él hace a los Santos y da su Espíritu divino a quien le sirve. También  relacionaron  otras cosas particulares de los favores divinos que recibió, junto con su verificación, lo cual se  informará a lo largo de la historia que hice por encargo de esta Real Audiencia, en presencia de los honorables sacerdotes»(6).  Tomado de  las  Relaciones Geográficas de Jiménez de la Espada .

No sé si Rodríguez Docampo escribió la historia que había prometido o no. Sin embargo, es un hecho conocido que la Madre Mariana, antes de su muerte en 1635, tuvo estas maravillosas  y consoladoras revelaciones.

Nuestra Señora del Buen Suceso

Es bien sabido que una de las iglesias más conocidas de Madrid es la de Nuestra Señora del Buen Suceso. ¿Cuál es el origen de la invocación?Después de la muerte del hermano Bernardino de Obregón, fundador de los Hermanos Menores para el servicio de los enfermos (de la Orden de San Francisco de Paula), el hermano Gabriel de Fontaned fue elegido su sucesor. Acompañado por Guillermo de Rigosa, partió a Roma para defender la causa de la aprobación oficial de su instituto ante el Romano Pontífice. Cuando pasaban por la ciudad de Traigueras (bajo la jurisdicción de Tortosa en el Principado de Cataluña),  milagrosamente descubieron en una cueva de las montañas una muy bella estatua de Santa María llevando a su Divino Hijo en el brazo izquierdo y un cetro en su derecha, y una corona muy valiosa en la cabeza. Cuando llegaron a Roma, dijeron al Papa  lo que había sucedido, y el Papa no sólo reconoció la naturaleza sobrenatural de ese descubrimiento, sino después de aprobar la nueva Orden, la colocó bajo la protección de la misma Virgen, a quien le dio el nombre de la Virgen del Buen Suceso.   Fue así como este título le fue dado  por el Sumo Pontífice.

image La imagen original de Nuestra Señora del Buen Suceso descubierta en una cueva en España

La Sagrada Imagen se colocó en el Hospital Real de Madrid,  donde se hizo celebre por los numerosos favores concedidos por el cielo a través de ella. En 1641 Felipe III ordenó la construcción del  espléndido Santuario  de la Puerta del Sol .La magnificencia de este edificio que se consagró a Nuestra Señora del Buen Suceso descuella entre las Iglesias de Madrid. Las monjas españolas que cruzaron el océano para fundar el Convento de la Inmaculada Concepción en Quito trajeron consigo un ferviente amor por la invocación del Buen Suceso. No se dieron cuenta entonces de que Santa María se dignó  favorecerlas de una manera muy especial a través de esta invocación

Caso milagroso

Sucedió de esta manera. Era el año 1610. Mariana de Jesús Torres, que entonces era abadesa del convento, y cuya virtud era ya bien conocida, se distinguió por su devoción a la Virgen del Buen Suceso. Una noche en el coro alto, en donde Mariana estaba rezando delante de Nuestro Señor  Sacramentado , encomendando  a su comunidad a la Santísima Virgen, se dio cuenta de una suave luz que apareció de repente en el aire. Envuelta en ella  estaba la Madre de Dios, acompañada por los ángeles. En su brazo izquierdo llevaba el Niño Divino.Embargada por la emoción, Mariana de Jesús se arrodilló delante de María y, sin poder contenerse, preguntó cuál era el propósito de esta visita celestial. A ello la Madre de Dios amablemente le respondió: «Yo soy María del Buen Suceso, a quien  has invocado con un tierno afecto. Tu oración  mucho me ha complacido. Tu fe me ha traído hasta aquí. Tu amor me ha invitado a que te visite. » La Reina de los Cielos también le dijo a la humilde religiosa que era su deseo, así como el de su Divino Hijo, que quería ser honrada por esta comunidad como abadesa principal hasta el final de los tiempos. Con este fin,  le mandó se  hiciera una imagen igual  a la que aparecía ante sus ojos, con el título del Buen Suceso, y que esta imagen debería ser  colocada   encima de la silla de las Abadesas. Ella quería presidir la Comunidad, que había adoptado como propia, desde entonces. Sorprendida por esta petición, la Madre Mariana argumentó que sería imposible reproducir en madera la majestuosidad, belleza, tamaño y otras características de la Señora Celestial.
image Nuestra Señora del Buen Suceso aparece a su sierva M.Mariana que aparece midiendo con su cíngulo la talla de NªSª.

En respuesta, la Virgen le ordenó que se quitara el cíngulo (una cuerda alrededor de la cintura según su costumbre), y con esto midiera su altura, proceso en el que ella misma ayudó sosteniendo un extremo de la misma. Después de esto, la Señora Celestial, dijo, sonriendo, que podía hacerlo en lo que quedaba por medir por sí misma. Por último, repitió su orden, advirtiendo a Mariana de Jesús, que en la mano derecha de la imagen debería sujetar el báculo y las llaves del convento que había tomado a su cargo, asegurando así que los esfuerzos de Satanás para destruirlo serían en vano. Por ello, la Virgen del Buen Suceso de Quito aparece con el báculo en su mano derecha, en lugar del cetro que se muestra en la imagen de Madrid.

imageLos cuerpos incorruptos de la Madre Mariana y de las otras seis madres fundadoras que se conservan en el convento al día de hoy[/caption]

Las hermanas del convento de la Inmaculada Concepción de Quito siempre han tenido un gran amor por su abadesa celestial. Además, no sería exagerado decir que la imagen de la Virgen del Buen Suceso, una vez terminada, ha sido uno de las más queridas de Quito  y ante la cual la gente ha rezado durante tres siglos. Podemos decir, entonces, que la Virgen del Buen Suceso de Quito es una devoción nacional, al igual que la devoción a la imagen de Nuestra Señora de los Dolores del Colegio ( de los jesuitas).

Así nos ha mostrado que  quiere tomarnos bajo su especial protección y, en consecuencia, todos deben recurrir a ella con gran fervor y confianza filial. Una de las principales formas de acudir a la  Celestial Señora ha sido  hacer devotamente una novena tal como la que  se transcribe en las páginas que siguen. Mi deseo es  que usted recite estas oraciones de todo corazón y hacerlo bien! Que la Virgen Santa derrame sus gracias en sus  almas!

4 respuestas »

  1. Todo lo que trate sobre la Virgen de El Buen Suceso me gusta y aplaudo. Lo recomiendo a todos mis amigos. Pero hay que preguntarse: ¿por qué el proceso de beatificación no va adelante? Claro que tiene que haber desinteres de las religiosas… que podrian promover un poco más la devoción a la Imagen Milagrosa y a las santas que reposan en el interior del Monasterio. Pero me parece que existe un problema mas profundo.
    En primer lugar, que no aparece por ninguna parte un ejemplar del Libro Fundamental sobre el Monasterio, la Virgen y las Fundadoras, supuestamente escrito por el fraile franciscano Alacano.
    La historia de este fraile, que parece haber sido muy piadoso, es controvertida; aunque despues de muerto la Orden Franciscana le acabo dando razon en sus peleas de jurisdiccion en Ecuador.
    Casi cierto que su libro fue manuscrito, y se debieron hacer pocas copias. Nada se sabe; y los franciscanos de Quito tampoco han hecho grande cosa por encontrarlo en su buena Biblioteca. Biblioteca que fue catalogada por una Universidad americana; en la que no aparece ninguna referencia a este supuesto libro.
    Se sabe que existió y vivió en Quito el Franciscano Manuel de Souza Pereira, portugues. Llegó como Hermano Lego y fue ordenado sacerdote en Quito; frecuentó el Convento de las Madres Concepcionistas y consta que la Abadesa le pidio que hiciese un resumen del libro de Fray Alacano, para que las monjas lo pudiesen leer, pues el original debia estar en un castellano muy arcaico.
    Consta también que Fray Souza Pereira habría cumplido con este pedido, escribiendo el resumen en dos cuadernos manuscritos. ¿Qué pasó con el original de Fray Alacano? Un nuevo misterio se abre aqui. ¿Quién podra investigarlo?
    A finales del siglo XIX o comienzos del XX los jesuitas se manifiestan en esta historia. Eran también los tiempos de Garcia Moreno.
    Una Abadesa de la Concepcion, leyendo las «Profecias» atribuídas a la Madre Mariana de Jesus Torres, considera que se refiere a Garcia Moreno la que habla de un Presidente que será martirizano cerca del Convento. Y decide mandarle al presidente los dos Cuadernos de Fray Souza Pereira que eran los únicos que se conservaban en el Monasterio.
    Garcia Moreno los habría leído y penso en enviarlos al Papa Pio IX cuando fue asesinado.
    La viuda de este martir presidente mantuvo cerrada la sala de trabajo de don Gabriel por muchos años. Hasta que se decidió a poner orden en la casa y en el Despacho de su esposo.

    (seguira)

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  2. Me pidieron para seguir el comentario anterior. Intentaré ser breve.
    Cuando la segunda esposa del presidente católico Garcia Moreno quiso poner en orden el despacho del mártir, se acordó de llamar en su ayuda a quien había sido secretario particular del mandatario. Y este, que siempre fue agradecido a Don Gabriel, atendió el pedido de su viuda.
    Durante un buen tiempo se dedicó a poner en orden todos los papeles que habían quedado pendientes el día del asesinato del presidente. Llevó consigo a su hija, para que le ayudase.
    Según nos lo relata un padre jesuita, esta niña encontró un paquete, preparado para ser enviado a Roma, al Papa Pio IX. Al abrirlo se encontraron con los dos cuadernos manuscritos de mano del franciscano Fray Manuel de Souza Pereira, OFM, que la Abadesa de la Concepción había enviado a Don Gabriel García Moreno.
    Como la niña se entretenía mucho tiempo leyendo esos interesantes cuadernos, la viuda de Don Gabriel le autorizó a que se los llevase a su casa, para que pudiera trabajar más libremente en poner en orden el Despacho, que era el motivo por el cual habian ido.
    Esta niña, creció, y se había embebido y entusiasmado con la historia de la Madre Mariana de Jesús y de la Virgen de El Buen Suceso. Y quiso hacerse religiosa concepcionista en el mismo Monasterio en que había pasado sus dias aquella que se hizo su heroina. Consultado su director espiritual, otro sacerdote jesuita, fue aceptada en período de prueba.
    Fue tal el rebullicio que se creo en el Monasterio de la Concepción con las historias que esta novicia contaba sobre la Imagen venerada como la Abadesa del Monasterio, y su fiel sierva, la Madre Mariana, que las monjas, pasado el año de prueba, no la aceptaron en el Convento y la niña tuvo que regresar a su casa.
    No aceptó esta resolución, pues se sentía llamada a dar a conocer la verdadera historia de ese importante Convento instalado en el Centro de Quito, desde los primeros años de la fundación de la ciudad.
    Fueron tales sus insistencias y sus oraciones, que el director espiritual le aconsejó que quemase los cuadernos que ella guardaba como preciosas joyas, y que si asi lo hacia las religiosas la aceptarian nuevamente.

    (seguirá)

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  3. Dado que el Sr. José Gomes Pires no continuó enviando comentarios sobre la historia de la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso, yo añadiría lo que sigue.

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  4. Documentación existente y Libros publicados sobre Nuestra Señora del Buen Suceso de Quito y Madre Mariana de Jesus Torres:
    01 – Noticia sobre la existencia del «Cuadernón». – Estaría desaparecido/escondido en algún lugar del Monasterio, junto con el Niño Jesús original de la Imagen de El Buen Suceso, y el Báculo original Abacial que lleva la Imagen.
    02 – La Vida de la Madre Mariana de Jesús Torres escrita por Fray Bartolomé de Alácano y Gamboa, franciscano español, que vivió en el Convento Máximo de Quito en el siglo XVIII. – De este libro se tiene noticia de su existencia pero no se ha encontrado hasta el momento ningún ejemplar.
    03 – Resumen de esta Obra escrita por Fray Manoel de Souza Pereira, franciscano de origen portugués, que vivió en Quito a finales del siglo XVIII e inicios del XIX. – Consta que fue entregado al Presidente García Moreno y, después de su asesinato, fue encontrado entre sus papeles guardados por la Viuda. Lo leyó la niña Clotilde Varela Vasconez, y por orden de su director espiritual habría sido quemado.
    04 – Anotaciones de la Madre Mariana de Jesús Varela, concepcionista, (en el mundo Clotilde Varela Vasconez), que vivió y murió en La Concepción de Quito en la primera mitad del siglo XX. – De estas anotaciones existían copias distribuidas a personas amigas del Monasterio de la Concepción de Quito y en los Monasterios Concepcionistas del Ecuador. Fueron mandadas recoger por el Arzobispo de Quito Mons. Carlos María de la Torre. Y se conservaba una copia en el Archivo Histórico del Arzobispado de Quito, donde la habría encontrado Mons. Dr. Luis E. Cadena y Almeida, encargado del Archivo y Vice-Postulador Diocesano en el Proceso de Beatificación de la Madre Mariana de Jesús Torres, abierto por el Señor Arzobispo Mons. Antonio González, a finales del siglo XX.

    Libros modernos
    05 – «Madera para esculpir la Imagen de una Santa», por Mons. Dr. Luis E. Cadena y Almeida. – Existen al menos dos ediciones. La primera, editada en los Estados Unidos, en español, con Prólogo de José Luis de Zayas y Arancibia. La segunda editada en Ecuador, Quito, por la Librería Espiritual.
    06 – «A Spanish Mystic in Quito – Sor Mariana de Jesus Torres». – Traducción al inglés del libro anterior, editado también en los Estados Unidos.
    07 – «Mensaje Profético de la Sierva de Dios Sor Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa y su fiel cumplimiento a través de los siglos», por Mons. Luis E. Cadena y Almeida. Editado en Quito, Ecuador, por la Librería Espiritual, 1989. Tiene Imprimatur de 1985.
    08 – «La mujer y la monja extraordinaria – Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa», por Mons. Dr. Luis E. Cadena y Almeida.- Editada en Quito, Ecuador, por la Librería Espiritual.
    09 – «La Violeta de los Andes – Mariana Francisca de Jesús Torres y Berriochoa», por Mons. Dr. Luis E. Cadena y Almeida». – Folleto editado en Quito, Ecuador, por la Librería Espiritual. Contiene discursos por ocasión de la incorporación de Mons. Cadena como miembro del Instituto de Historia Eclesiástica de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.
    10 – «Soy María de El Buen Suceso», por Mons. Dr. Luis E. Cadena y Almeida. – Editado en Quito por la Librería Espiritual, con Imprimatur de 1996. Trata del Origen del culto y devoción a la Virgen de El Buen Suceso, aparecida a la Madre Mariana Francisca de Jesús Torres, Abadesa del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Quito.
    11 – Hay publicadas numerosas Novenas y Estampas.

    Otras publicaciones
    «Vida Admirable de la Rvda. Madre Mariana de Jesús Torres, española y una de las Fundadoras del Monasterio Real de la Limpia Concepción de la Ciudad de Quito, escrita por el Rvdo. Padre Manuel Sousa Peraira (1) de la Orden Seráfica de los Menores del Convento Máximo de S. Francisco de Quito en el Ecuador» – (1) Excepto el Prólogo, que es escrito por una religiosa concepcionista de Quito. — En São Paulo, Brasil, fue impresa una versión traducida al portugués de estas anotaciones, que corresponden al libro 04 descrito arriba. — Tenemos conocimiento de una versión inglesa de estas mismas anotaciones, impresa en los Estados Unidos.

    Informaciones sobre el libro manuscrito la «Vida Admirable»
    Interesantes informaciones a respecto de los cuadernos atribuidos a Fray Manoel de Sousa Pereira, OFM, franciscano de origen portugués, de donde habrían salido las copias de la “Vida Admirable…” escritas por la Madre Varela, concepcionista.

    (…) unas revelaciones que se decían hechas por nuestra Señora del Buen Suceso a una santa monja española, miembro del monasterio de la Inmaculada Concepción en Quito. El nombre de aquella religiosa era Mariana de Jesús Torres, con respecto a la cual Monseñor Manuel María Pólit, el año 1903, emitió el juicio siguiente: [NOTA de los editores del Blog: este “juicio” fue escrito por Diego Rodríguez Docampo en su “Descripción del estado eclesiástico de San Francisco de Quito”, año 1650, publicada por Marcos Jiménez de la Espada en su colección de “Relaciones Geográficas de Indias”, en la Biblioteca de Autores Españoles, Tomo III, Madrid 1965, página 51. Es muy probable que Mons. Pólit las haya trascrito de alguna copia de esta Relación que conserven las monjas del Monasterio de Quito.]

    «Santas ha habido y monjas de singular virtud y religión, como lo fueron Doña María Taboada, primera fundadora y Abadesa, y otras que imitaron su virtud. La que más resplandeció en humildad y obediencia, penitencia y don de oración, fue Mariana de Jesús, una de las primeras, y que desde niña tomó el hábito. Vivió y murió con grande ejemplo, así en lo espiritual y temporal como en su gobierno; siendo abadesa diversas veces; y cuyas súplicas y oraciones fueron aceptas a la Divina Majestad, pues se conseguía de su Misericordia lo que ella le pedía. Su muerte fue en tanta paz y santidad como en la que vivió. Sus confesores declararon, en los sermones que se hicieron en su entierro, honras y cabo de año, cómo fue muy celosa en el divino servicio, y que mereció grandes revelaciones de su Divina Majestad, y que tuvo don de profecía. Está recibida en esta opinión, y en la del Arzobispo-Obispo Ilmo. Dr. Don Fray Pedro de Oviedo, que la trató y confesó».

    Nótese que Fray Pedro de Oviedo, que, a la sazón, era Obispo de Ouito, fue denominado Arzobispo, en razón de que tal dignidad había tenido antes, en la ciudad de Santo Domingo de la Isla Española. (8) — (NOTA 8) El juicio de Monseñor Pólit, en el semanario quiteño «El Amigo», 4 de diciembre de 1943. – Consta en la Historia del Ecuador, tomo 4º, páginas 205 y siguientes, escrita por Monseñor Federico González Suárez, que Fray Pedro de Oviedo fue obispo de Quito en esos años.

    Pues bien, la vida y revelaciones de Sor Mariana de Jesús Torres fueron descritas en tiempo aún de la colonia, por la pluma de un religioso franciscano portugués, Manuel Sousa Pereira, por el año 1792. Resultado: tres cuadernos manuscritos, los cuales, habiendo estado por el espacio de muchos lustros en el monasterio de la Concepción, finalmente vinieron a parar en manos del Presidente García Moreno, entregados por la Abadesa, Sor Bárbara Fierro, nativa de Tulcán. (9 y 10) — (NOTA 9) Por declaración de las monjas Conceptas de Quito, en 1934, al Padre José Urarte S. J., el franciscano portugués tomó los datos de un solo inmenso volumen manuscrito, denominado «Cuadernón», que posteriormente no ha sido encontrado en el Convento. [NOTA: Esta información es un poco diferente de lo que relata el propio Fray Sousa Pereira en las anotaciones atribuidas a la Madre Varela, en donde dice que el redactó un resumen del libro de Fray Alácano para facilitar la lectura de las monjas.] Esta desaparición se explica, tal vez, por la presencia de los tres nuevos cuadernos. Lo demás fue también narrado por la Madre Varela al Padre Urarte, y éste lo trasmitió al autor, en Guayaquil, el 11 de noviembre de 1968; y en Cuenca, el 16 de diciembre del mismo año. — (NOTA 10) Dicho Padre Urarte lo narró al autor en las ciudades y fechas antedichas.

    El Mandatario les dio atenta lectura; e, impresionado por las heroicas virtudes y revelaciones de Sor Mariana de Jesús Torres, juntó los tres cuadernos en un solo paquete, para enviarlos a su Santidad Pío IX. Al mismo tiempo redactó una carta con destino al mencionado Vicario de Cristo. En ella le suplicaba que, si fuese de su beneplácito, se hiciera en Roma un examen acerca de la vida de Sor Mariana de Jesús, con miras a una posible causa de beatificación.

    Pero antes de que tales documentos fueran despachados al correo, fue victimado García Moreno. Tan sólo unos quince años después, Doña Mariana Alcázar, viuda del insigne Mandatario, se decidió a poner por separado y en orden los escritos que habían pertenecido a su eximio esposo, y para ello recurrió a la ayuda de un señor Rafael Varela Yépez cuyos antecedentes son dignos de ser consignados:

    Allá por los años de 1865, este individuo, con sólo quince abriles de edad, se hallaba en su ciudad natal de Latacunga, cuando el renombrado Gabriel García Moreno, que se hallaba de viaje, le pidió posada para el tiempo de unas dos horas. En este intervalo el gran hombre completaría su sueño, pues no eran más que las seis de la mañana, y las bestias comerían y repararían sus fuerzas para continuar la marcha rumbo al sur. El adolescente quiso proporcionarle una confortable cama, pero el ilustre viajero se opuso: «Me basta, dijo, esta banca de puro palo; me viene bien para la salud». Al despedirse para Guayaquil, García Moreno dijo al muchacho: «Dentro de pocos días regreso a Quito. Véngase usted a esta capital, e inicie sus estudios de segunda enseñanza. Yo le daré hospedaje y todo apoyo».

    El jovencito no desperdició tamaña fortuna. Oportunamente se presentó a Don Gabriel, y éste le suministró en su propia casa no sólo habitación sino también comida. A guisa de modesta compensación, Rafael Varela prestaría sus pequeños servicios como secretario y ayudante del afamado Estadista. No solamente coronó sus cursos de secundaria sino que ingresó en la Universidad y emprendió los estudios de jurisprudencia.

    Asesinado el insigne Mecenas de Varela, este joven tropezó con el Inconveniente de no haber dado a tiempo algunos de sus exámenes. Recurrió al Congreso Nacional. Manifestó las justas razones de su atraso, y solicitó se legalizara su continuación en la Universidad. En 1° de noviembre de 1875, la solicitud fue despachada favorablemente, con el Ejecútese del Vicepresidente Interino Javier Eguiguren. El universitario Varela podía matricularse para el cuarto año de jurisprudencia, pero quedaba obligado a rendir los exámenes de Derecho Internacional y Derecho Canónico en el próximo diciembre.

    Continúa estudiando hasta el mes de agosto de 1878. Corona su carrera y logra el título de Lincenciado. Contrae matrimonio con una quiteña cuyo nombre Mercedes Vásconez; y esta unión es bendecida con varios hijos. La primogénita es la niña Clotilde, nacida en nueve de septiembre de 1879, la cual, habiendo llegado a la edad de unos once años, ayudó a su padre, en la separación y ordenamiento de los escritos que habían pertenecido al Presidente García Moreno. Enseguida encontraron la carta y paquete con destino al Romano Pontífice. Clotilde inició la lectura de los tres cuadernos, y los encontró sumamente amenos y provechosos. Rogó a Doña Mariana Alcázar le permitiese llevarles a su casa, y alcanzó esa merced en forma irrestricta.

    Les dió lectura en su totalidad, los releyó, e inclusive los meditó. Encontró en ellos un estímulo más para tender a la santidad. Todo esto lo puso en conocimiento de su confesor el Padre Miguel Meneses, el cual, en vez de aprobar la deglución espiritual de aquellas páginas, terminó por improbarle su lectura. ¿Qué peligros entrevió aquel asceta? – Sin duda los de alucinación y vana curiosidad; puesto que la tal biografía de Sor Mariana de Jesús Torres, contenía en gran parte apariciones y revelaciones de orden sobrenatural, con una literatura fantástica e impresionante. Más todavía, con el fin de suprimir de raíz lo que juzgó una tentación, el Padre Meneses ordenó a su penitenta entregar al fuego esos tres cuadernos. ¡Quién no advierte que tal precepto fue un despropósito! Hubiera bastado que dicho sacerdote los recogiera y los tuviera a buen recaudo.

    La señorita Clotilde Varela escuchó con mucha contrariedad el mandato, y se lo manifestó a su confesor. Este mantuvo su precepto. Entonces ella rogó a su Reverencia le permitiera sacar, en cifra o taquigrafía, una copia de aquellas páginas que le parecieran más enjundiosas. Aceptado esto por el confesor, la señorita Varela emprendió en la tarea valiéndose del arte que había aprendido de su padre, quien, a su vez lo había aprendido de García Moreno.

    Corría el año de 1899, cuando los manuscritos originales del Padre Manuel Sousa Pereira fueron consumidos por el fuego. Y poco después, Clotilde Varela ingresaba en la Orden Religiosa de las monjas Conceptas. Ella también adoptó el nombre de Mariana de Jesús.

    Se comprende que no transcurrieron muchos años sin que lloviesen las peticiones de copias en caracteres ordinarios, inteligibles para todos; y entonces Sor Mariana de Jesús Varela, con permiso de sus abadesas, satisfizo de buen grado esos deseos. Creció el interés y entusiasmo, incluso entre la gente piadosa de fuera del Convento. Llegó esto a oídos del Ilmo. Sr. Arzobispo Carlos María de la Torre, quien nombró una comisión de dos teólogos: Padre Joel Monroy, mercedario; y Padre José Urarte, jesuita, para que hablasen con Sor Mariana de Jesús Varela y la sometieran al respectivo interrogatorio. El Padre Monroy presentó como excusa su enfermedad, pero dijo que se adhería, por adelantado, al juicio que diera el Padre Urarte, jesuita muy competente para el caso.

    Corría el año de 1934 cuando el segundo religioso habló con Sor Mariana de Jesús Varela en los términos que siguen:

    «Al trasladar usted o hacer el resumen de la vida de Sor Mariana de Jesús Torres, ¿fue usted leal y no cambió nada? Y cuando usted puso en lenguaje corriente lo que había escrito en cifra, ¿fue también leal y no cambió nada? Haga usted al favor de contestar a estas dos preguntas con toda verdad. Yo pudiera pedirlo a usted conteste con juramento, puesto que tengo autorización para ello. Sin embargo no lo hago. Pero diga usted la verdad».

    Sor Mariana de Jesús Varela contestó en los términos que siguen:

    «Fui leal y no cambié nada cuando escribí en cifra el texto primitivo, y cuando lo escrito en cifra lo trasladé a lenguaje corriente. Puedo jurar en forma solemne que digo la verdad». Esto último fue repetido varias veces, manifestando más bien deseos de hacer tal juramento. El Padre Urarte se persuadió de que Sor Varela hablaba con sinceridad, y se ratificó en no exigirle juramento. En ese mismo año 1934, Sor Varela entregó su alma al Creador. (11) — (NOTA 11) Fue la concepta Sor Josefina de la Encarnación, 1a que me dio la fecha del fallecimiento de Sor Varela.

    Después de un maduro examen, el jesuita escribió a Monseñor De la Torre, dándole su juicio en esta forma:

    «Puesto que los actuales manuscritos han sido el fruto de dos traslados, a saber: del original a cifra, y de la cifra al lenguaje ordinario, juzgo que los dichos actuales manuscritos no pueden ser creídos con fe ciega».

    Está visto que José Urarte opinó ser difícil que, al verificar Sor Varela esos dos traslados, no hubiera modificado, siquiera en parte los textos originales.

    Con el fin de obtener más detalles al respecto, yo, el autor de la presente biografía [NOTA: Padre Severo Gómez Jurado, jesuita, Volumen IX de la Obra “Vida de García Moreno”, Quito, Ecuador, 1970, páginas 477 hasta 495. Ya fallecido.], me personé, a mi vez, en el locutorio de las religiosas Conceptas de Quito, el día 1º [primero] de octubre de 1968, y formulé un interrogatorio a la Madre Sor Josefina de la Encarnación, la cual contestó en el tenor siguiente:

    1°.- Gracias a mi oficio de enfermera, pude conversar muchas veces y en la intimidad, con Sor Mariana de Jesús Varela, de quien atestiguo haber tenido virtudes en grado eminente. Un caso: estando en peligro de muerte una religiosa joven, Sor Varela hizo a Dios holocausto de su propia vida, con tal de que mejorara la enferma, Sor Varela murió poco tiempo después, mientras que aquella enferma vive hasta la presente.

    2°.- Conversé con Sor Varela, varias veces, acerca de las revelaciones hechas a la Santa Madre Mariana de Jesús Torres. También acerca de las que parecen referirse al Presidente García Moreno, por ejemplo el que un Presidente de veras católico había de consagrar el Ecuador al Corazón de Jesús, y alcanzaría la palma del martirio en la plaza donde se halla el Monasterio de la Inmaculada Concepción.

    3°.- En cuanto á los puntos que parecen referirse al Presidente García Moreno, la referida Madre Varela me los contaba no como apreciaciones suyas, sino como leídos en los cuadernos originales del tiempo de la colonia.

    Con respecto a la fama de santidad con que murió Sor Varela, yo el autor afirmo que tal opinión es general entre cuantas personas conocieron a dicha religiosa. Lo confirma su autobiografía, escrita por cumplir la obediencia que le impuso su confesor el Revdmo. Sr. Canónigo Baquero.

    Con tales antecedentes, me voy a permitir consignar aquí una copia de las páginas que pudieron haber interesado más a García Moreno. Tengamos de nuevo ante los ojos el aserto de Sor Varela: «No cambié nada»; y el del Padre José Urarte: «No se puede creer con fe ciega». (12)

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